Juzgado un revisor del gas por la muerte por intoxicación de una pareja

m. v. ourense / la voz

GALICIA

El acusado explicó que detectó una anomalía en la combustión de la caldera que, afirmó, hizo constar en su informe

17 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Un revisor del gas se sentó ayer en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal 2 de Ourense por su presunta negligencia a la hora de realizar las inspecciones en una vivienda de Cartelle (Ourense) cuyos moradores murieron debido a un escape de monóxido de carbono. El acusado, Emilio F.B., de 60 años, que trabajaba para una empresa instaladora, explicó que efectuó las inspecciones de acuerdo a lo que marca la ley y que en la última que hizo en la vivienda de los fallecidos, en el 2008, detectó una anomalía en la combustión de la caldera que, afirmó, hizo constar en su informe. Después de eso eran los propietarios quienes debían repararla. «El reglamento dice que es el usuario el que debe hacerse cargo de la explotación y buen uso de la instalación», puntualizó.

El perito judicial que inspeccionó la instalación tras las muertes, ocurridas en febrero del 2009, relató que esta presentaba doce anomalías y que la más grave era que el tubo de extracción de gases estaba muy deteriorado, tanto que en su interior había un nido de pájaros. Además, la rejilla superior de ventilación estaba obstruida por una tela metálica antimosquitos y la inferior no existía. Esto habría facilitado la acumulación de gases en el interior de la casa.

Tras oír todos los testimonios, entre ellos el de otro perito de la defensa que presentó un informe en el que mantiene que las deficiencias de la caldera no eran graves, el fiscal mantuvo los cargos contra el acusado, para el que solicita tres años y medio de prisión. Esta parte considera que el trabajador cometió una «negligencia flagrante» al no hacer constar en sus informes el mal estado de la instalación.

Lejos de aceptar estos argumentos, la defensa reclamó la libre absolución argumentando que no existen pruebas de que las deficiencias a las que alude el fiscal existiesen cuando el acusado hizo su última inspección en la casa, realizada trece meses antes de los hechos. «La omisión del deber de cuidado también es imputable a los dueños», aseguró el letrado.

Sentados alrededor de la mesa

Los cuerpos de las víctimas, Luis Blanco, quien años antes había sido alcalde de Cartelle, y de su esposa, Mercedes Peralta, ambos septuagenarios, fueron encontrados sentados en la mesa de la cocina, donde se encontraba la caldera, por los agentes de la Guardia Civil en la mañana del 7 de febrero del 2009. Su hija, que no tenía noticias de ellos desde hacía algunos días, fue quien dio la voz de alarma. La autopsia confirmó que la causa de la muerte había sido una intoxicación por monóxido de carbono.