El eterno retorno de Beiras

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Muy lejos de los focos, el líder viaja por Galicia para tejer su proyecto

20 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

A sus 76 años, a Beiras solo le falta coger una caja de cervezas, subirse a ella y arengar como en una revuelta campesina. En una acelerada y silenciosa agenda, el histórico líder recorre cada rincón de Galicia, a espaldas de los medios, para disertar sobre el nuevo proyecto nacionalista llamado a competir en el espacio electoral del BNG. Apartado de los focos y de la primera línea por una simple cuestión de estrategia, son muchos los gallegos que se preguntan por su paradero después de haber acaparado las portadas tras protagonizar la primera gran fractura del Bloque en casi 30 años.

La respuesta a ese interrogante está en O Grove, en Gondomar, en Ourense, en Betanzos, en Pontevedra... Mientras su grupo y otras fuerzas forman una melé de rugbi para sentar las bases de la alternativa al Bloque, el líder habla por toda Galicia hasta el punto de que, en broma y en su círculo más íntimo, ya se ha bautizado a sí mismo como el predicador.

Una agenda urdida desde abajo que indica que, pese a su edad, Beiras y los suyos son conscientes de que por su arrastre social es la gran baza para garantizar que el nuevo proyecto pueda pisar O Hórreo. Así que ahora ha dado un paso atrás provisional para volver luego hacia delante, en una metáfora que ilustra bien su trayectoria política en el nacionalismo desde las autonómicas del 2001, cuando se empezó a poner en cuestión su liderazgo en el BNG al perder un diputado. Unas veces por sus decisiones, otras influenciado por el entorno que lo rodea, Beiras nunca ha encontrado el momento para retirarse definitivamente de la política.

Impulsor de una de las dos grandes almas del nacionalismo, el portavoz de los irmandiños fue el líder y el rostro del vertiginoso ascenso electoral del BNG en los noventa, que llevó al frente a sus más altas cotas de representación institucional, con el año 2000 como cénit: un eurodiputado, tres escaños en Madrid y segunda fuerza del Parlamento gallego. Pero suele ser desde las grandes alturas desde donde se inician las grandes caídas.

Las sombras

Entre las enmiendas que algunos hacen a sus años de gloria en el BNG hay una que asoma sobre las demás: su incapacidad para haber articulado una fuerza interna dentro de la organización frentista que ejerciera de contrapeso al partido mayoritario y mejor organizado, la UPG. Esquerda Nacionalista, el proyecto que él mismo impulsó en 1992, acabó hecho trizas una década después, como si se hubiera invertido la célebre pintura de Goya: no era Saturno quien devoraba a sus hijos, sino estos a él. Esa debilidad interna que Beiras tenía dentro del Bloque, a las antípodas de la imagen que proyectaba hacia a la sociedad como líder carismático, ayuda a entender parte de lo sucedido después del 2001, la última vez que concurrió como candidato del BNG a la Xunta.

La efímera bicefalia

Pero antes de que Beiras cediera el diputado en las autonómicas de aquel año -que supuso la vuelta a la tercera fuerza-, la UPG ya había abierto el melón sucesorio. Aquel contratiempo fue el desencadenante de algo que venía larvado desde tiempo atrás. Y a partir de ahí, desde el 2002, empezó a escribirse una historia cuyo epílogo ha sido la última fractura del frente.

Pese a la resistencia de la UPG, Beiras logró mantener una efímera bicefalia con el ya candidato Quintana -proclamado en el 2003- hasta el año 2005, justo cuando el exvicepresidente de la Xunta, en aras de la renovación total, logra desembarazarse de Beiras con el respaldo de la UPG. Muchos pensaron que con aquel episodio, salpicado de errores recíprocos, en el que se mezclaron dosis de deslealtad y excesos de orgullo, Beiras pondría fin a su dilatada carrera política, aunque fuera con tan ingrato colofón.

De nuevo a escena

Convencido de la errática deriva del BNG, el que fuera uno de los fundadores del frente irrumpió en el 2006 con una nueva corriente, el Encontro Irmandiño. En homenaje a las revueltas de la Galicia del final de la Edad Media, Beiras izaba su bandera contra la UPG y contra Quintana. En la asamblea del 2006 y en la del 2009 -tras la pérdida del poder en la Xunta- fue de nuevo candidato a portavoz nacional, pero nunca llegó a calar en la sociedad la imagen de que había vuelto. Quizás por la imposibilidad de alzarse con la victoria, quizás por su edad. O tal vez por otros motivos.

En los prolegómenos de la última asamblea del Bloque, el pasado mes de enero, muchas de las preguntas formuladas por los medios eran sobre el retorno de Beiras. Requerido sobre este asunto, Francisco Jorquera, el actual candidato del BNG a la Xunta, deslizó en una ocasión una respuesta que quizás pasó desapercibida, pero que resulta muy reveladora. «¿Se me sorprende que Beiras se presente? Non, xa o fixo no 2006 e no 2009», dijo. Ahora quizás vuelva a hacerlo. Aunque en la acera de enfrente.

Por diversas razones, el líder nunca ha hallado el momento para dejar la política

Pocos son los que dudan que será el cabeza de cartel de la alternativa al Bloque