El prófugo Makelele triunfa como boxeador en EE. UU.: «Quiero ser campeón mundial»

E. V. Pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

El prófugo Jorge Luis Sosa, «Makelele», se entrena 7 horas diarias en un gimnasio de Reading (Pensilvania) con el nombre de «el Terrible Sosa» mientras pelea contra su extradición

18 oct 2013 . Actualizado a las 15:27 h.

La Justicia española busca desde el 2011 a Jorge Luis Sosa, conocido en Galicia como Makelele, para que ingrese en prisión por un doble accidente mortal que tuvo lugar en Vigo. Mientras, el joven triunfa como boxeador en Estados Unidos con el nombre de el Terrible Sosa. En tres años de carrera, este púgil de 27 años ha escalado hasta el puesto 66 de su categoría, peso wélter. No estaba en la cárcel como creían las autoridades españolas. Entrena todos las tardes en un gimnasio de Reading, en Pensilvania, y dos noches a la semana trabaja como guardia de seguridad. Su sueño es prepararse para ser campeón mundial.

Ahora vive concentrado en su carrera pugilística, de la que hay sobradas pruebas fotográficas. Su entrenador habla de él en las entrevistas sobre los combates que gana. «Me preparo para ser campeón mundial, tengo buen récord, mi mánager me apoya, trabajar por ello es mi sueño y espero lograrlo. Ocupo el puesto 66 del ránking y en mi categoría hay 327», explica por teléfono a La Voz de Galicia.

Pero su sueño americano se vino abajo cuando la Interpol lo localizó hace unos meses tras dos años desaparecido. Un día que iba por la calle por Reading la policía le pidió la documentación y su nombre saltó como prófugo en España. Lo dejaron libre al poco rato, dice, aunque la Interpol le comunicó a la jueza de Vigo que estaba en un centro de detención. En realidad, continuó sus combates en el ring sin ninguna cortapisa.

Ahora pide a España que «me deje vivir en paz porque he sido condenado injustamente». Nació en Nueva Jersey y, por tanto, es norteamericano. En su país ha conseguido tranquilidad y dinero para mantener a su hijo de 7 años, que sigue en España.

«Me condenaron por racismo»

Una jueza viguesa acaba de pedir su extradición para que cumpla tres años y nueve meses de prisión por el accidente del 2008 en el que murió un matrimonio. Otro juzgado de Ferrol lo busca porque tiene un juicio de tráfico pendiente. Él anuncia que se opondrá con todas sus armas legales. «Pondré un recurso, voy a pelear el caso, voy a demostrar mi inocencia. No voy a cumplir una condena injusta, me han condenado por racismo», advierte. «No creo que Estados Unidos me entregue a España cuando aquí vean el racismo contra mí porque soy americano y mi país no permite el maltrato psicológico. Primero, España tendrá que demostrar mi culpabilidad y tengo papeles oficiales que demuestran que me trataron con prejuicios», alega. Añade que ya cumplió las dos condenas menores, por una alcoholemia y por conducción temeraria de un quad. ¿Farruquito? «No me pueden comparar con él, de él ni siquiera dijeron que era el enemigo número uno, de mí sí».

Jorge Luis Sosa hace nueva vida con el nombre de George Sosa. «No me oculto de nadie, cualquiera puede encontrarme en Internet, saber quién me entrena y a qué gimnasio voy. Aquí la gente me apoya y a quien me pregunta por el accidente de Vigo le enseño los papeles oficiales. Nadie entiende cómo se cometió tal injusticia conmigo», indica.

Explica que se fue a Estados Unidos porque en España se sentía acosado. «No me querían en España, me insultaban por la calle, me llamaban negro de mierda, asesino y traficante», se indigna. «Tenían algo personal contra mí, me condenaron injustamente por racismo, por ser americano, me pusieron el mote de un jugador negro, no me dejaban hacer mi vida», recalca. «¡Pues ya está, me he ido! El culpable del accidente fue el otro conductor, del que nadie habla porque era español», zanja.

«Soy americano»

El propio Juzgado número 1 de Vigo ha reconocido que, técnicamente, Sosa no ha quebrantado ninguna condena porque se marchó de España antes de tener notificación de su ingreso en prisión. Todo se remonta al 2011. Empezó a combatir en Vigo, pero supo que nadie lo aceptaría en España cuando, en el tercer asalto, el público coreó «asesino». Tenía deudas y, además, carecía de trabajo. «Ahora soy un boxeador a nivel internacional, nunca me escondí de nadie», asegura.

Alega que cuando se marchó del país estaba a la espera de que el Gobierno contestase su petición de indulto y «a mí no me comunicaron la orden del ingreso en prisión». Esperó a que le mandasen alguna orden «o se aclarase el tema». Pasó dos años en Estados Unidos sin que nadie lo molestase. «Pensaba olvidarme de todo, soy americano, no pensaba volver a España, no me quieren allí y no vuelvo, ya está», dijo ayer. «Aquí no he vuelto a cometer ningún delito, quiero hacer mi futuro y que me dejen en paz», insiste Jorge Luis Sosa.