«¡Está vivo! Es lo que importa»

Marcos Gago Otero
Marcos Gago MARÍN / LA VOZ

GALICIA

El naufragio sembró la angustia en Marín hasta que a media tarde los últimos avisos confirmaron que todos los gallegos habían sobrevivido

18 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La angustia dejó paso a un gran alivio entre los vecinos y familiares de José Martínez Calo, el contramaestre del Mar Nosso, en su casa del barrio obrero de San Pedro, en la localidad pontevedresa de Marín. Hasta bien entrada la tarde, no tuvieron la confirmación oficial de que este tripulante del buque siniestrado estaba a salvo. Cuando cámaras y periodistas empezaron a llamar a la puerta de esta vivienda, los vecinos les explicaban que no se sabía nada y la preocupación era tan intensa, que algunos ya se imaginaban lo peor. Todo cambió con una llamada del armador y las horas de angustia que los consumieron por dentro, dejaron paso a una sensación de alivio. De hecho, una de las vecinas se asomó a la calle y gritó para que la oyesen los demás: «¡Está vivo!».

La cuñada de Martínez Calo, Estefanía Seco Acuña, no podía ocultar su alegría con la noticia. «Nos acaban de informar de que está bien y eso es lo único que importa: que esté bien». No sabía nada más y no le importaba. «Está vivo y por ahora nos conformamos con eso». En la vivienda contigua, la mujer de Martínez Calo empezó a hacer los preparativos para el viaje a Celeiro, para reunirse con su marido.

El contramaestre del Mar Nosso es un hombre experimentado en el mar, lleva trabajando en barcos de pesca desde hace muchos años. «¿En el mar? Lleva toda la vida. Sí que había tenido sustos, pero no tan grandes como este, creo», precisó Estefanía Seco.

A su lado, Javier Pazó, también cuñado del contramaestre, mostraba asimismo su satisfacción al saber que José Martínez estaba bien. «Nos enteramos porque llamó mi cuñada y lo que sabemos fue por la televisión», manifestó. Añadió que su cuñado estaba a punto de rematar su carrera profesional, porque este año se jubila.

Sin más detalles

Pazó también conoce bien el mar. Trabajó durante muchos años en barcos del Gran Sol, aunque ahora lo hace en tierra. «Yo sé lo que es; y es muy duro», añadió.

Ninguno de los dos cuñados del contramaestre saben algo de cómo fue el naufragio más allá de lo que ha trascendido por los medios de comunicación. «No sé nada, solo que venían para el puerto a descargar», sentenció Javier Pazó.

La misma sensación de alivio se respira en la casa del patrón de pesca del Mar Nosso, Jesús Álvaro González, en la parroquia marinense de Seixo. Sus familiares no tuvieron que guardar tanto tiempo el suspense como los de José Martínez. La nuera de Jesús Álvaro, Noelia González, explicó que los llamó él mismo y les tranquilizó diciéndoles que estaba bien. Su marido lo encontró nervioso y conmocionado por el accidente, aunque no les pudo contar nada porque ayer permanecía ayer ingresado en el hospital. Noelia González indicó también que su suegro había pasado una vez otro naufragio, pero que no había muerto nadie.