Un testigo: «El acusado sacaba la pistola como un mechero; para él era corriente»

La Voz

LUGO CIUDAD

23 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«No soy un ejemplo de marido. Mis ausencias de casa eran reiteradas, pero nunca le di palizas a mi mujer, ni la obligué a mantener relaciones sexuales, ni tampoco la dejé encerrada», aseguró ayer García Adán al tribunal de la Audiencia de Lugo. «Cuando discutíamos, guapos no nos llamábamos», añadió.

«¿Por qué su esposa denuncia y describe tres agresiones sexuales?», le preguntó la fiscala del caso. «Tiene nombres y apellidos: mi pareja actual. Ella [por su ex] nunca la aceptó», explicó. Añadió que su exmujer tenía celos por las relaciones que él mantenía. Reconoció que habían discutido muchas veces por cuestiones relacionadas con la atención a la niña de ambos, que actualmente tiene 10 años. Esa situación se producía, explicó, como consecuencia del consumo de alcohol, drogas y de los celos, pero advirtió: «En su sano juicio es la mejor madre que hay; sería la persona perfecta para el cuidado de mi hija». Declaró también que le había ofrecido ayuda para superar sus problemas e incluso recordó que habló con un psicólogo, pero este le dijo que tenía que convencer a su pareja para que acudiera a la consulta.

«Tenía un arma»

Adán reconoció tener un arma que, explicó, guardaba en el último estante del armario. Recordó, además, que en el gimnasio del Queens poseía una colección de catanas. Su ex explicó que en una ocasión la obligó, a punta de pistola, a sacar la ropa de su hija del armario porque se la quería llevar. En otra ocasión apuntó que la obligó a firmar sin leer unos papeles bajo la amenaza del arma. Sin embargo, Adán manifestó que no hubo firmas de documentos que no se hubiesen llevado a cabo en una notaría.

Un testigo declaró en la vista que para Adán «sacar la pistola era como sacar un mechero; para él era algo corriente», indicó. De hecho, señaló que a él lo había encañonado en una ocasión, aunque dijo que no sabía si era «en plan de broma».