La soledad de Asunta

José Manuel Pan
josé manuel pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Atlas TV

«Tirada, sin que nadie le hiciese caso». El juez Taín revela en el auto con el que se despide del caso que la pequeña, de 12 años, pasaba «días, e incluso noches, sola» TODA LA INFORMACIÓN DEL CASO

23 jul 2014 . Actualizado a las 13:40 h.

La abandonaron, ya muerta, en una cuneta. Pero en vida, Asunta también estuvo «tirada, sin que nadie le hiciese caso», como relata gráficamente una testigo que ha sido clave para explicar cómo era la vida, sobre todo los últimos años, de la niña de 12 años que fue asesinada cerca de Santiago el sábado 21 de septiembre del 2013. En el auto en el que se despide del caso, el juez instructor José Antonio Vázquez Taín hace un repaso de las circunstancias personales, sociales y afectivas de Alfonso Basterra Camporro, de Rosario Porto Ortega, y de la hija de ambos, Asunta, la niña adoptada en China que llegó a la capital de Galicia cuando tenía apenas un año.

Las comunicaciones intervenidas a los padres revelan que la pequeña «pasaba días, e incluso noches, sola». Las manifestaciones sobre la situación de la niña son anteriores al 4 de julio, pero después de esa fecha Rosario y Alfonso pierden contacto con su hija. Durante casi un mes y medio, entre el 28 de julio y el 9 de septiembre del 2013, los padres envían a Asunta a vivir con terceras personas. Su madrina dijo que no pudieron pasar el 15 de agosto (el santo de la niña) con ella por su trabajo. «¿Ninguno de los dos dispuso de unos días, pese a no trabajar, para estar con la víctima?», se pregunta Vázquez Taín en el auto que da paso al juicio con jurado cuya fecha será marcada por la Audiencia Provincial de A Coruña.

Es tal el «abandono palmario» al que se refiere el juez que es una tercera persona la que advierte a los padres de que la niña presenta signos de estar congestionada. La niña, otra vez lejos de sus padres, pasa el verano en Vilagarcía con una amiga de la familia. Ella llama a los padres, pero ni Alfonso ni Rosario ofrecen una explicación a los síntomas de la pequeña. Según el auto, los padres no sospechaban siquiera lo que le pasaba a su hija, pues es la amiga la que les comenta que los síntomas de la niña parecen de alergia, «y ellos se extrañan».

La niña está sola. Incluso cuando reside en Santiago y pese a que sus padres no trabajan y tienen «gran cantidad de tiempo libre». Taín pone ejemplos de esa dejadez en la madre. Pese a su disponibilidad de tiempo y a contar con asistenta en el hogar, cualquier gestión doméstica se convierte para Rosario en «una carga de estrés insoportable». Por ejemplo, fue incapaz, en nueve meses, de renovar el DNI de la menor, pese a que esa tarea la tenía apuntada en el tablón de casa como asunto pendiente.

A ese abandono de Asunta se sumaba el hecho de que Rosario nunca dejó su relación sentimental con otro hombre. Cuenta el juez que «los encuentros fueron constantes, salvo en agosto», y que Alfonso lo sabía, y por eso «se sentía humillado». El juez atribuye a Basterra un móvil para el crimen al argumentar que la desaparición de Asunta devolvería a Rosario definitivamente a sus manos, y eso «le aseguraría el sustento económico del que carece».

«Rosario teme a Alfonso»

Y recuperar la posición dominante sobre Rosario es otro objetivo apuntado en el auto, que incluso menciona «un primer episodio violento», por el que durante dos días «Rosario teme a Alfonso». Ella pide ayuda a varias amigas. De todas formas, el auto aclara que a partir de ese momento la violencia desaparece. El juez incluso duda sobre las versiones que ofrece la pareja sobre agresiones verbales por parte de Alfonso: «No se ha encontrado una sola comunicación en tal sentido. No es propio de Alfonso. Alfonso Basterra actúa para recuperar su posición de dominio sobre Rosario».

Tres meses antes del crimen, sucede otro episodio violento, con Asunta como víctima. En julio alguien entra en el piso de Rosario Porto e intenta matar a la niña. «No es posible dudar de que en la madrugada del 5 de julio alguien intentó asesinar a Asunta Basterra», dice en el auto el juez, que advierte que los padres trataron de ocultar ese ataque. Pero Asunta lo contó. Se lo dijo, asustada y desesperada, a una amiga.

El juez Taín considera pueril la explicación que ofrecen los padres de aquel hecho: «Alguien entró y trató de asesinar a la niña. Si la niña se dejó las llaves en la puerta, ¿cómo entró el ladrón en el portal? ¿No notó Rosario al cerrar todas las noches, según su cartel recordatorio, que había unas llaves por el exterior? ¿O esa noche Rosario se olvidó también de cerrar la puerta, pese al cartel recordatorio?». El juez cree que «dan una explicación que se nota pactada, pero ajena a la realidad». Y explica que Basterra «falta a la verdad, lo cual solo puede responder al pacto concertado entre ambos».

Otro aspecto sorprende a los investigadores. Alfonso acude, tras el asalto nocturno, a desayunar al piso de Rosario y Asunta: «Alfonso aparece a primera hora, y ambos progenitores tranquilizan a la menor y la convencen para no decir nada».

El juez Vázquez Taín es rotundo en su relato final sobre aquel suceso de la madrugada de julio del 2013. Y no tiene dudas de la implicación de Alfonso Basterra y Rosario Porto en aquel hecho: «Existen indicios claros de que hubo una agresión a Asunta Yong Fang el día 4 de julio, y que en la misma estuvieron implicados ya los dos imputados».

A Asunta le esperaban tres meses de miedo, de intoxicaciones con lorazepam, de soledad. El 21 de septiembre fue asesinada.