La prisa mata

Verónica Martínez

A CORUÑA CIUDAD

25 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Es difícil hablar, pensar, escribir? sobre algo que ha marcado tanto nuestras vidas, la mía y la de mi familia. Hay un antes y un después. Espero que algún día consiga pasar esta triste página y deje de estar tan presente en mi vida diaria. Ahora lo está, lo recuerdo todos los días, cuando acudo a las diferentes terapias y citas médicas, tomo la medicación o simplemente abro la boca para comer, besar o hablar y siento una de las muchas cicatrices que marcan mi cuerpo.

Hace un año cogí el tren hacia A Coruña para encontrarme con mis hijos (de 2 y 5 años) que me esperaban en la estación con mis padres. El tren no llegó y todo se desplomó, mi hija me cuenta que fueron los momentos más terribles de su vida, no quiero ni imaginarlo... Mi marido, que lo vio en la televisión, fue quien llamó a mi madre para decirle lo que había pasado, se enteró todo el país antes de los que nos esperaban.

Según me han contado, creo que estoy viva por ser una de las primeras en ser sacada del tren. Sin embargo parece que fui la última en ser identificada, mi familia desesperada me buscaba pero tardaron casi un día en encontrarme y fueron horas terribles para ellos. En la UCI empezó mi lucha, peleé duro, los médicos y gente que me quiere me ayudaron con toda su energía. En mi «nueva yo», llevo un poquito de cada uno de los muchos que estuvieron conmigo, ¡gracias!.

Actualmente, además de las labores de cualquier madre, la rehabilitación marca mi rutina, a pesar de que los infinitos trámites jurídicos y papeleos con las aseguradoras restan tiempo para lo que creo realmente es importante: recuperar mi vida y restablecerme tanto física como emocionalmente de forma plena. Espero que nada parecido vuelva a ocurrir y que nos haya servido para aprender la lección: «la prisa mata».

Verónica Martínez, coruñesa que sobrevivió a la tragedia del Alvia.