Alberto, uno de los heridos: «Pedía auxilio y oía gritos y llantos»

s. serantes viveiro / la voz

GALICIA

Relata cómo su coche recibió un fuerte golpe por detrás y cómo consiguió salir del vehículo

28 jul 2014 . Actualizado a las 12:31 h.

Postrado en una cama del Hospital da Costa, en Traumatología, el ovetense Alberto Fidalgo González, de 37 años, trata de asumirlo: «Doble fractura de pelvis, me queda una temporada larga casi como un vegetal». Es uno de los dos lesionados que ayer continuaban ingresados en el hospital de Burela. El sábado «no, porque estaba muy nervioso, pero hoy lo recuerdo todo», y lo cuenta, «por si vale para algo, para que esto no se repita».

Desde Oviedo, donde vive, Alberto se desplazó el viernes a Ribadeo, para recoger a su novia, Patricia. El sábado por la mañana, después de desayunar, emprendieron camino hacia Sanxenxo, donde suele veranear. «Siempre fui por Mondoñedo», por la antigua carretera, pero anteayer se metió en la autovía. «Cogimos el tramo nuevo y al poco nos encontramos con niebla». Circulaba detrás de otro coche que, como el suyo, «parecían discotecas, con todas las luces encendidas».

Ni así: «De repente, perdí al que iba delante». No dejó de avanzar, «a 30», hasta que, acto seguido, «me estrellé por detrás contra un coche». Él y su novia estaban en ese momento «bien», pero entonces «recibimos un fuerte golpe por detrás». Supo que había sido «grave», su novia «sangraba por la cabeza y perdió el conocimiento». Ella acabó en su asiento, recostada sobre sus piernas, «que se me iban, no podía moverme». «No sé cómo pude salir» y que lo escucharan: «Pedía auxilio y oía gritos y llantos, críos llorando».

Otros afectados «sacaron a Patricia del coche» y la alejaron de la calzada. Ella recibió el alta, pero ha de llevar un collarín cervical. Alberto recuerda que él estuvo «continuamente agarrado por dos señores, porque no me tenía en pie». Desde el borde de la carretera, en medio del caos, pudo enterarse de que un camión embestía por detrás el automóvil en el que circulaba con su pareja. Ayer, con una foto, comprobó lo «destrozado» que quedó el vehículo.

Cree que ellos debieron ser «de los últimos» en la gran colisión múltiple, de 22 automóviles y 3 camiones. Alberto corrobora otros testimonios sobre la nula visibilidad: «Parecía humo blanco, no niebla, y por momentos no veías ni lo que tenías delante». ¿Y las balizas antiniebla? «Tampoco se veían, era imposible saber donde estabas».

El ovetense no duda que él y su pareja «estamos vivos porque salimos del coche; dicen que no debe hacerse en choques múltiples, pero estamos aquí porque no quedamos dentro». «No volveré por esa carretera, esta impresión no me la sacaré», añadía Alberto Fidalgo.

Mariñanos que le visitaron en el hospital de Burela le comentaron algo que se repite desde el sábado por toda A Mariña: «Todos dicen que se sabía que eso o algo peor iba a pasar, ya desde que estaban en obras».