Una octogenaria desahucia a su hijo, enfermo de cáncer, y a su familia

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

Ana Garcia

La Justicia le dio en dos ocasiones la razón a la mujer, de 85 años, y obliga a su primogénito a dejar las llaves en el juzgado antes del 30 de septiembre

23 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Evangelina Taibo Amarelle, de 85 años y natural de Carballo, solicitó en el juzgado, hace ahora un año, una demanda de desahucio contra su hijo Emilio Gundín Taibo, su esposa, María Isabel Lista Castro, y las dos hijas del matrimonio (una de ellas menor de edad). La Justicia le dio la razón en dos ocasiones por ser propietaria del 50 % de la casa, situada en Cances da Vila, además de ser usufructuaria vitalicia del otro 50 % (propiedad de Emilio).

Todo este litigio arrancó a finales de 1989. Tras la muerte del padre de Emilio, Benedicto Gundín Santiago, los hijos, siete en total, firmaron un documento privado por el que Emilio pasaba a ser dueño del 50 % de la casa, quedando la otra mitad a nombre de la madre, además de tener el usufructo vitalicio de la misma. La única condición impuesta es que Emilio se hiciera cargo del cuidado de su madre. Según apuntó el afectado, «miña nai refixo a súa vida, casouse de novo ao pouco tempo de morrer meu pai e trasladouse a Carballo. Tanto eu coma miña familia e meu irmán Manolo estivemos pendentes dela». Pero en los últimos años la relación se resquebrajó. Según la denunciante, su hijo nunca se preocupó por ella y lo acusó de ser un «moinante». Y añadió: «Pedín que deixaran a casa porque é miña, teño o dereito sobre ela e a Xustiza doume a razón en dúas ocasións. Que fixera a súa propia casa como o resto de irmáns». La versión del denunciado es otra: «Traballei no Gran Sol, coidámola sempre nós e fixemos o que puidemos porque estivera sempre ben e agora bótanos fora da casa tras darme permiso para arranxala». Lo que más le duele es que la demanda le fue notificada cuando le diagnosticaron un cáncer de colon: «Esperaron a que estivera na mesa de operacións para demandarme, alguén esperaba que non saíra do quirófano pero equivocouse», comenta Emilio Gundín, quien se ha recuperado del tumor, aunque lleva pegado a su abdomen una bolsa. A sus 57 años, Emilio se siente traicionado por su madre. También piensa igual otro de sus hermanos, Manuel, quien cree que detrás de toda esta operación hay motivos económicos. «A casa pasou de valer 607.000 pesetas [3.648 euros] a máis de 130.000 euros. Emilio investiu na casa 100.000 euros e agora ten que deixala». La pareja no puede hacer frente a más pleitos y decidió dejar las llaves de la casa en el juzgado el 29 de septiembre. Por suerte, ya tiene piso donde residir en Carballo.