Los padres de la niña se enfrentan a penas de hasta 18 años de cárcel
20 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Mañana, entre las 15 y las 17 horas, se cumplirá un año del fatídico momento en el que, según el fiscal, Rosario Porto y Alfonso Basterra comenzaron a suministrar el somnífero con el que anularon la voluntad de su hija Asunta con la intención de asesinarla después sin que pudiera oponer resistencia. Mañana, alrededor de las 19 horas, se cumplirá un año del trágico instante en el que una mano teóricamente protectora se tornó en ejecutora y, armada con un pañuelo u otro objeto deformable, tapó la nariz y la boca de la pequeña hasta que murió asfixiada. Mañana, pasadas las 20 horas, hará un año que el cuerpo sin vida de la niña fue depositado en una pista forestal de Teo, a escasos cinco kilómetros de la casa de campo propiedad de Porto en cuya primera planta, según la acusación, se consumó el aberrante crimen.
La trágica historia de Asunta Basterra, cuyos padres están acusados de idear y ejecutar conjuntamente un plan para asesinarla, conmocionó a toda España y a medio mundo. Y lo sigue haciendo cuando se cumple el primer aniversario de un caso al que ya tan solo le falta el acto final: que se ponga fecha al juicio y se juzgue a Rosario Porto y a Alfonso Basterra. Ambos están acusados del asesinato como autores. Ambos se sentarán en no mucho tiempo en el banquillo de la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, que tiene su sede en Santiago, la ciudad en la que la niña vivió casi 13 años tras ser adoptada en China y que siempre la recordará con inmensa tristeza. El fiscal pide para los dos 18 años de cárcel, una pena que asciende a 20 en el caso de la acusación popular, que ejerce la asociación Clara Campoamor.
Mañana, 21 de septiembre, se cumple el primer aniversario de un crimen del que el mundo tuvo constancia al día siguiente. Después de que a la 1.15 horas del día 22 dos hombres que pasaron en coche por la pista de Teo vieran tirado al borde del camino el cadáver de la pobre Asunta.
En este frenético año ha concluido una investigación que tardó muy pocas horas en señalar como presuntos autores del asesinato de su hija a Rosario Porto y a Alfonso Basterra. Ellos siguen afirmando que son inocentes, aunque ya no se defienden el uno al otro. Ella ni le habla y él, sin acusarla directamente, dice que solo responde por sí mismo y que no sabe todo lo que hizo su exmujer el día del crimen.
Si inicialmente avanzaron vertiginosamente, las pesquisas se enfangaron después porque un error en el laboratorio de Criminalística en Madrid hizo que la camiseta que llevaba puesta la niña cuando le fue arrebatada la vida se manchase con el semen de una prueba de otro caso. Salvado este escollo, la Justicia está ya preparada para hacer honor a su nombre. Por Asunta.