Desahucio a la tercera en Santiago

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

Tras dos aplazamientos, la policía desaloja a una familia de su casa

20 sep 2014 . Actualizado a las 09:57 h.

A la tercera fue la vencida. Fue la tragedia. Por dos veces había conseguido Stop Desahucios que una familia del compostelano barrio de Aríns no fuese expulsada de su casa. Ayer, al tercer intento, se consumó algo demasiado frecuente en estos tiempos de legal insensibilidad. Al ver su casa rodeada por los antidisturbios. Al escuchar los silbidos del volar de las porras. Al sentir que todo acabaría en carga policial, María y Carlos no pudieron más. Entre lágrimas, dijeron basta. Pidieron a las decenas de jóvenes solidarios que cejasen su defensa pacífica, hicieron los bártulos y se fueron con sus hijos de su hogar sin tener muy claro adónde.

En esas tensas y acongojantes horas que a María y Carlos se les hicieron interminables, se dispuso frente a ellos el pérfido tablero que se despliega ante cada familia amenazada por la espada de Damocles de un desahucio. Cuatro furgones con agentes antidisturbios de la Policía Nacional pertrechados para una desigual batalla obligaron a muchos de los que impedían el desahucio a abandonar la casa. A algunos, a porrazos. La comisión judicial hizo acto de presencia y cumplió con su cometido de comunicar la expulsión. Tras algo más de tres horas, un detenido y varios identificados todo había acabado.

La pesadilla de este matrimonio, que además de a sus hijos tiene a su cargo a una persona mayor encamada, comenzó como la de tantos otros. Carlos perdió su trabajo y en muy poco tiempo se encontraron con que no podían pagar al banco. Desesperados, un día leyeron en un periódico un anuncio que decía: «¿Tiene problemas con su hipoteca? Nosotros se los solucionamos». Nada más lejos de la realidad. Pasaron de deberle dinero a un banco a hacerlo a un particular, a un prestamista que ellos llaman «usurero» porque les puso una alfombra roja llena de espinas ocultas que ahora se les han clavado en los pies desnudos.

Humeante aún de rabia el campo de batalla en que María y Carlos vieron convertida su casa que ya no lo es, llegó el turno de los reproches de los políticos. El portavoz del BNG, Rubén Cela, fue de los que estuvo entre los que trataron de impedir el desahucio. Para él, «unha sociedade que lexitime como algo xusto que unha familia de Santiago quede sen casa para darlla a un estafador e que as forzas e corpos de seguridade do Estado interveñan para garantir ese desaloxo indica que é unha sociedade enferma». El alcalde, Agustín Hernández (PP), aseguró que desde el Concello se había tratado de ayudar a esta familia y que así lo harán en la medida de sus posibilidades. Ni las buenas ni las malas palabras darán un techo a María y Carlos. Solo los hechos. Y de ellos, aún no hay noticias.