Caso Asunta: Dos pruebas de cargo y muchos indicios

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El somnífero con el que drogaron a Asunta y la cuerda naranja con la que la ataron son los aspectos más comprometedores para Rosario Porto y Alfonso Basterra

21 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy hace exactamente un año que Asunta Basterra fue asesinada. Sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra, están acusados del crimen. Tendrán que sentarse en el banquillo y se exponen a penas de hasta 20 años de cárcel. Dos pruebas son las que más les señalan y comprometen: que su hija fuese drogada ese día con un medicamento -marca Orfidal- que él compró y ella tenía recetado y que los tres trozos de cuerda naranja hallados junto al cadáver sean idénticos a la bobina que había en la casa de Teo, donde se sitúa la escena del crimen. Tendrán que dar respuesta a otros indicios directos, como el vómito hallado en el coche de Rosario Porto, sus contradicciones y mentiras o el pañuelo húmedo hallado en una papelera de mimbre, en la habitación de la casa de Teo donde se sostiene que mataron a Asunta. Tenía el ADN de la pequeña y el de la madre y los investigadores consideran que fue el objeto con el que se asfixió a la niña, drogada y atada para que no pudiera revolverse ni defenderse.

La autopsia y los informes científicos son de gran peso en cualquier juicio. En el caso Asunta han señalado que a la niña le suministraron Orfidal (que tiene efectos sedantes, hipnóticos y amnésicos) desde julio y que el 21 de septiembre del 2013 recibió una gran dosis. ¿A qué hora ingirió el medicamento? El fiscal lo sitúa entre las 15 y las 17 horas, cuando estaba en casa de Alfonso Basterra con él y con su madre, porque los tres comieron juntos allí. El análisis forense también ha demostrado que fue atada de pies y manos y sitúa la muerte en el entorno de las 19 horas.

El Orfidal y la cuerda naranja son pues las pruebas de cargo que el fiscal y la acusación popular, que ejerce la asociación Clara Campoamor, tratarán de presentar al tribunal popular como señales inequívocas de la conexión de Rosario Porto y Alfonso Basterra con el crimen.

La madre de Asunta tenía recetado Orfidal por sus crisis nerviosas, como también Prozac. El auto de apertura de juicio oral del juez Vázquez Taín señala que Alfonso Basterra compró 75 pastillas de Orfidal en solo doce días. La primera vez el 5 de julio. Además, en esos meses previos al asesinato, la niña sufrió varios episodios de intoxicación compatibles con la ingesta de este medicamento. Así lo han declarado profesoras de música de Asunta y la autopsia, gracias al análisis del pelo, deja claro que la pequeña había ingerido en esas semanas altas cantidades de este medicamento. «Es sospechoso que todos los episodios en los que Asunta presuntamente aparece bajo los efectos del lorazepam se producen en la vivienda de Alfonso», señala el juez, que indica que la menor durmió las noches previas a estos episodios en casa de su padre.

Basterra no ha dado explicación coherente a por qué Asunta acudió a clases de música con síntomas de haber sido drogada. Dijo que fue por un medicamento para la alergia, pero no ha quedado acreditado que sufriese esa enfermedad. Tampoco a por qué hizo acopio de Orfidal. En su escrito de defensa, señala que entregaba siempre a Rosario Porto las cajas de este medicamento, que le compraba para hacerle un favor. La cuestión es por qué solo le compraba esta medicina y no otra, como el Prozac, que su exmujer ha afirmado que era mucho más importante para ella.

El vestido de Porto

En lo que respecta al Orfidal, tres aspectos son los más comprometedores para los padres. Basterra compró el medicamento, a la niña le fue suministrado cuando estaba con sus padres comiendo en casa de él y al analizar la ropa de la madre se halló en su vestido polvo de Orfidal. Un hallazgo para el que Rosario Porto admitió no tener explicación. La ropa del padre no pudo ser analizada.

La cuerda naranja será el otro gran protagonista en el juicio. Cuando el cadáver de Asunta fue hallado en una pista forestal de Teo junto a él había tres trozos de cuerda naranja exactamente iguales a la bobina que se encontró en la despensa de la casa de Teo.

Tanto la bobina como los tres trozos hallados junto al cuerpo sin vida de Asunta fueron analizados mediante cromatografía de gases. En el estudio de materiales, esta prueba equivale a una de ADN en fiabilidad. El estudio concluyó que no hay ninguna duda de que los tres trozos del camino proceden de la bobina. Cuando fue preguntado por esta cuerda, Basterra dijo que era la que usaban los jardineros, algo que ellos negaron cuando prestaron declaración ante el juez como testigos.

La cuerda naranja conecta por tanto la casa de Teo con el lugar en el que apareció el cadáver. Las grabaciones de las cámaras de videovigilancia obligaron a Rosario Porto a reconocer que había ido a la casa de campo con Asunta. Inicialmente dijo que la dejó estudiando en Santiago. Esa contradicción, esa mentira a la policía y al juez, también pesará sobre ella en la vista oral.

Hay otro indicio que tendrá gran importancia en el juicio: el pañuelo de papel húmedo. En él había ADN de Rosario Porto y de Asunta. Perfectamente podría ser el objeto con el que se taponó la nariz y la boca a la niña hasta la muerte.

El contenido de los ordenadores y teléfonos móviles de la familia también saldrá a relucir en la vista. El portátil de Alfonso Basterra fue uno de los protagonistas de la investigación porque no estaba en los dos registros que se hicieron a su piso. Pasadas semanas, su abogada, Belén Hospido, informó al juzgado de que el dispositivo estaba en la vivienda. Y allí lo encontraron, en un lugar en el que jamás les habría pasado desapercibido. El juez Taín considera que, tras poner la denuncia por desaparición de su hija, Basterra pudo aprovechar un momento en el que se ausentó para deshacerse del dispositivo. Cuando apareció, había sido manipulado, limpiado completamente de huellas y mucho de su contenido borrado. Del que recuperaron, la Guardia Civil dijo en su informe que «se han observado archivos de contenido pornográfico, llamando especial atención los vídeos e imágenes pornográficas con mujeres de rasgos asiáticos». El juez Taín califica el contenido del ordenador de Basterra como «bastante comprometedor» y cree que hace que cobren relevancia otros indicios que tendrán que tratarse en el juicio como «por qué su ADN -el del padre- estaba en la braga de la menor».

En el móvil de Asunta, que había heredado de su madre, y en el de Rosario Porto se hallaron unos poemas de la pequeña y unas extrañísimas fotos. En unas la niña sale como amortajada, envuelta en un saco de dormir y tirada en la cama o en el suelo. En otras se la ve vestida con un traje de una función de cabaré en actitudes poco propias en una niña, como con las piernas abiertas o con sonrisas forzadas.

Las claves del caso

75 pastillas en doce días. El 5 de julio, Alfonso Basterra compró por primera vez Orfidal, medicamento del que hizo acopio en pocos días.

Sedada en el piso. La niña habría ingerido el sedante entre las 15 y las 17 horas, cuando estaba comiendo con sus padres en el piso de Alfonso Basterra.

La mentira. Porto dijo al principio que dejó a Asunta estudiando en Santiago. Tuvo que desdecirse al ver la foto de una cámara en la que ambas iban en coche a Teo.

Horarios que no cuadran. La conexión y desconexión de alarmas indican que Porto tardó 15 minutos en ir de Santiago a Teo, pero 35 en volver.

Tres trozos y una bobina. Los pedazos hallados junto al cadáver son idénticos a la bobina hallada de la casa de Teo, lo que conecta ambos escenarios.

El arma del crimen. En él había ADN de Rosario Porto y de Asunta. Los investigadores creen que fue el objeto con el que se asfixió a la niña.

Vómito. En la parte trasera se halló un rastro de vómito y las alfombrillas fueron quitadas. Un indicio que apoyaría que así se trasladó el cadáver a la pista.

Porno asiático. En el ordenador de Basterra, que desapareció y apareció misteriosamente, se halló gran cantidad de pornografía con mujeres asiáticas.

Poemas e inquietantes fotos. En los móviles se hallaron dos poemas de Asunta y extrañas fotos de ella como amortajada y en poses inapropiadas.