Cruzada por el románico gallego

Alfonso Andrade Lago
alfonso andrade REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Armados con sachos, rastrillos y grandes dosis de entusiasmo, los miembros de la agrupación O Sorriso de Daniel luchan contra el deterioro del patrimonio religioso

20 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Con su heroico armamento de rastrillos, sachos y tijeras de podar acometieron las huestes civiles de O Sorriso de Daniel su cruzada por recuperar el entorno del ábside de Santo Estevo de Ribas de Sil. La batalla contra la maleza y la basura, a brazo partido, se prolongó más de un año y se saldó este verano con la retirada de 1.650 litros de plásticos (dos contenedores y medio de los grandes) y un montón de matojos que no cabían en dos remolques de tractor. El exterior del ábside de Santo Estevo, que se había convertido en un vertedero, es transitable gracias al denodado esfuerzo de estos voluntarios que dedican su tiempo a tan noble causa por puro amor al románico. Es decir, gratis.

Pero el triunfo en el campo de batalla no se traduce por ahora en victoria administrativa, así que los visitantes del ábside de Santo Estevo no pueden disfrutar aún de esta maravilla «por falta de acordo entre o Concello de Nogueira de Ramuín, o Parador e unha familia propietaria dos terreos», lamenta Carola Casal, directiva de la agrupación y experta en historia del arte.

Santo Estevo es solo una de las iniciativas patrimoniales impulsadas por O Sorriso, cuyas llamadas a filas desde su blog (http://osorrisodedaniel.blogspot.com.es) suenan así: «Qué precisamos? Pouco máis que gañas de traballar. Ven ben calzado e ven vestido para tal fin, e se traes algunha ferramenta, mellor. Serán útiles as tesoiras de recortar setos, as de podar, os angazos, as forcadas...».

O Sorriso de Daniel nació en febrero del 2010 de la mano de titulados en historia y expertos en románico para llamar la atención «sobre un rico legado patrimonial que está desaparecendo -advierte Carola Casal- por mor do esmorecente medio rural galego». Centran sus esfuerzos, sobre todo, en «templos de camiños afastados, con pouca visibilidade», y a su iniciativa van sumando voluntarios: «amas de casa, floristas, xuristas, avogados...».

El nombre del grupo -detalla Carme Varela, la secretaria- se tomó «do profeta Daniel, que no Pórtico da Gloria se representa sorrindo». La sonrisa no se utilizaba en el arte europeo desde el Imperio romano, «polo que fomos os galegos os que, segundo o prestixioso historiador Serafín Moralejo, ensinamos a sorrir de novo a Europa oito séculos despois. Esta idea -agrega- casaba moi ben co espírito da nosa asociación». La labor que tienen por delante (poner en valor el románico y protegerlo) es ingente, «pero o amamos con toda a alma; ese é o noso ADN», exulta Carola.

San Paio de Diomondi, en O Saviñao, ha sido otra de sus cruzadas. Empezaron en diciembre del 2011, cuando se vino abajo la fachada del pazo anexo a la iglesia que ya en el siglo IX era «residencia de verán» de los obispos de Lugo. O Sorriso de Daniel sacó «tarxeta vermella á Administración», encargada por ley de velar por el patrimonio. Llegaron a organizar conciertos para salvar Diomondi, y después de una dura lucha recibieron con entusiasmo (hace dos meses) la noticia de que la Xunta se dispone a recuperar por fin la fachada caída.

Otra joya en peligro que ha motivado la actuación de los sorrisos es el monasterio de San Paio de Abeleda, que ni siquiera es patrimonio BIC «porque estivo en estado ruinoso moito tempo e ninguén se preocupou por el», lamenta Casal. Su valor histórico es altísimo, habiendo sido abad en ella Rodrigo de Castro, mano derecha y consejero de Felipe II y, por ello, virrey de Nápoles y Sicilia. «Rozamos o interior, pero o edificio está decrépito», se resigna mientras prepara sachos y rastrillos para la próxima batalla.