21 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.
A la estresante situación de mantener a un herido con vida en medio da la nada y de la oscuridad, José y Rocío aún recuerdan con agonía el sonido del teléfono del herido. «No paraba de sonar, es una de las cosas más angustiosas que viví en el lugar del accidente», reconoce la enfermera. «Sonaba constantemente, paraba y volvía a sonar... era horrible, me imaginaba a sus familiares preocupados y me angustiaba más». Tenían claro que no debían responder a esas llamadas, ni mucho menos ser ellos quienes informaran del accidente que acababa de sufrir Herminio. Además, el teléfono se encontraba entre las piernas del herido, en un lugar inaccesible para los ayudantes. «Aún parece que lo sigo oyendo».