«Despois de que tiraran a pedra fun a por eles, pero escaparon»

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA

GALICIA

RAMON LEIRO

Lanzan desde un puente una piedra a un coche que iba por la AP-9 en Vigo

26 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La familia de José Carlos Martínez, vecinos del municipio pontevedrés de Vilaboa, tiene el miedo metido en el cuerpo desde el pasado domingo por la noche. Todo por culpa de una pedrada que, según explica, cuatro jóvenes lanzaron desde uno de los puentes que sobrevuela la AP-9 a su paso por Teis (Vigo). Fue una gamberrada que pudo salir muy cara, pero que la habilidad al volante de José Carlos logró sortear con fortuna. Estaba en juego, ni más ni menos que la propia vida, la de su mujer que iba en el asiento del acompañante y la de su hija, de once años, que fue la peor parada por la broma de unos vándalos que lanzan piedras desde los puentes, pero no dan la cara.

En su casa de Santa Cristina de Cobres, el Audi 4 que conducía José Carlos en el momento del siniestro todavía tiene los trozos de cristal rotos cubriendo el asiento. También conserva la piedra, que parece de granito de O Porriño, que alguien le lanzó para hacer una hazaña que tenía de todo menos gracia. «Con esta pedra, eses señores tentaron matarme a min e a miña familia». Por esa razón, José Carlos pide la colaboración ciudadana para identificar a los gamberros y que sientan todo el peso, no ya de una piedra, sino de la ley.

El suceso ocurrió en torno a las nueve y media de la noche, cuando esta familia estaba regresando a su hogar después de una visita a un cuñado en la ciudad olívica. Al pasar por debajo del puente de As Coutadas, en Teis, «de repente notei como unha bomba dentro do coche, como se rebentara unha roda», relata el conductor. Si el susto ya fue tremendo, el espectáculo con el que se encontró a continuación fue peor.

«Escoitei á miña filla gritar, ??papá, papá??, parei no arcén e cando mirei a nena estaba chea de anacos de cristais», prosigue.

Fue entonces cuando entendió todo. Al otro lado de la vía había cuatro jóvenes con sudaderas con la capucha puesta. En el sillón de atrás del coche, entre los sollozos de la pequeña y la lluvia de cristales, había una piedra de unos diez por diez centímetros. No hizo falta ninguna explicación. Todo estaba claro. Cuando el vehículo pasó por el puente, los gamberros lanzaron la piedra que alcanzó al coche por el lateral, destrozando la ventanilla donde estaba la niña de once años. Ellos seguían allí, mirando como si tal cosa, mientras los padres intentaban calmar a la pequeña y luchaban por entender lo que acababa de ocurrir.

«Tentei acudir ata onde estaban, pero primeiro me asegurei de que a nena estaba ben e a puxen no quitamedos, logo quixen ir a por eles, pero se escaparon, tres por unha dirección e outro por outra rúa», precisa. José Carlos logró encontrar a un testigo, que se acercó en cuanto pudo al lugar, pero ninguno de los dos vio las caras de los vándalos.

Varios días después, el susto todavía no se les ha pasado, sobre todo a la pequeña. «A nena ten medo, a miña muller ten que durmir con ela, e non quere nin escoitar de volver a Vigo», resalta. Afortunadamente ninguno de los tres resultó herido, pero José Carlos concluye: «Puidémonos matar perfectamente alí». Es una idea que no se le borra de la cabeza cada vez que ve su coche.