Reconstruyen las últimas horas del holandés asesinado en Petín en el 2010

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO / LA VOZ

GALICIA

Santi M. Amil

La investigación continúa tras aparecer en junio parte del cadáver en A Veiga

26 nov 2014 . Actualizado a las 22:34 h.

¿Quienes se encontraron con Martin Verfondern, el holandés residente en Petín, aquel 19 de enero del 2010 en la carretera de subida a Santoalla? ¿Cómo fue asesinado? ¿Y por dónde le llevaron a la aldea de A Veiga en donde fue encontrado el pasado mes de junio? Son las respuestas que los investigadores del caso quisieron ayer poner sobre el terreno con la reconstrucción del asesinato en el escenario real.

Una breve visita al pueblo de Santoalla inició la reconstrucción, que se prolongó durante todo el día. En el ascenso (la aldea está escondida entre las montañas, en una carretera sin salida) fueron enumerando las posibles vías de escape -a través de pistas forestales y cortafuegos, que después recorrieron-. Participaban el fiscal del caso, Miguel Ruiz, y varios agentes del equipo de criminalística de la Guardia Civil, procedentes de Madrid, que desde el descubrimiento del cadáver tratan de dar con los asesinos. Las inspecciones oculares seguirán durante varios días más.

Con la reconstrucción prosiguen las diligencias para tratar de dar con los autores del crimen, que se confirmó como tal el pasado 18 de junio, cuando los tripulantes de un helicóptero que participaba en la extinción de un fuego en Valdeorras vieron el coche de Martin Verfondern, un todoterreno de grandes dimensiones, en medio de un pinar. El vehículo había sido parcialmente quemado y junto a él se encontró el cráneo del holandés. En los días posteriores se localizaron otros restos óseos, que desde hace poco más de un mes (y después de que los análisis forenses confirmasen su identidad) fueron enterrados por su viuda, Margo Pool, en el cementerio de Santoalla. Una lápida de madera con un sol tallado y una losa de pizarra componen la tumba, con vistas a las montañas que tanto le gustaban a Verfondern y que hicieron que eligiese ese lugar para escapar de la ajetreada y ruidosa vida de Ámsterdam.

Desde junio, numerosos vecinos de la comarca han sido llamados a declarar en el juzgado número 2 de O Barco, que investiga el caso.

Pool, que sigue residiendo en el pueblo, asegura no saber nada sobre la reconstrucción. «La policía no me ha dicho nada», afirma. Confía en una pronta resolución: «La policía está muy positiva, creen que pueden solucionar el asesinato».