Policías de paisano vigilan los puentes de la AP-9 de Vigo para prevenir pedradas

E. V. Pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

Los agentes siguen a la caza de los desconocidos que el lunes lanzaron pedruscos contra los pasajeros de un coche

27 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La Policía Nacional ha desplegado agentes de paisano en el barrio de Teis para cazar a los desconocidos que lanzaron piedras desde un puente de As Coutadas en la AP-9 contra los pasajeros de un Audi A4 el lunes por la noche. En el asiento trasero del coche viajaba una niña de 11 años que fue la peor parada. Los vigilantes de paisano pasan sus partes a bordo de coches sin distintivos o bien a pie.

Mientras, la principal preocupación es garantizar la seguridad a los conductores de la autopista pues en los días anteriores hubo otros tres ataques. Como medida preventiva, la comisaría ha repartido por la zona a patrulleros que sí van uniformados para disuadir a los gamberros. Una broma que puede salir cara como recalcan en la comisaría, donde aún recuerdan otro acto vandálico hace varios años contra un periodista que circulaba por la AP-9 y que salió gravemente herido por una pedrada.

Las tareas para identificar a los autores de la más reciente agresión continúan. Una clave para resolver el caso podría residir en el rastreo de las cámaras próximas a ese paso elevado. Las imágenes servirían para observar el paso de peatones por esa zona a la hora en la que pasó el conductor y su familia. El perjudicado afirma haber visto a cuatro jóvenes con sudaderas y la capucha puesta desde el puente y, según dice, un testigo se cruzó con dos que huían pero no pudo verles la cara. La policía se ha interesado por este testimonio.

Las mismas medidas de vigilancia se adoptaron en marzo cuando otro conductor recibió pedradas en la misma zona. En esa ocasión, los agentes camuflados evitaron más incidencias.

Fuentes de la Policía Local de Vigo, que también tienen patrullas en el barrio, admiten que es imposible vigilar las 24 horas esos puentes. Las rondas de los coches patrulla son disuasorias pero, una vez que pasan de largo, los vándalos tienen el campo libre. Eso explicaría que, a pesar de la presión policial en los últimos meses, se hayan vuelto a reproducir las pedradas. «Es imposible controlarlos al cien por cien», dicen en la jefatura local.