El fraile ya come en la cárcel

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El franciscano de O Cebreiro, acusado de abusos sexuales y prostitución, permanece en la prisión de Bonxe y ya ha abandonado el ayuno voluntario

01 mar 2015 . Actualizado a las 15:07 h.

José Quintela, el fraile de O Cebreiro encarcelado por supuestos abusos sexuales y prostitución, está a la espera de que el juzgado practique nuevas diligencias para conocer las declaraciones del joven discapacitado y de su prima, menor de edad. Sigue en la cárcel de Bonxe, donde ya vuelve a comer. El viernes por la noche cenó y abandonó el ayuno voluntario que había iniciado poco después de ingresar en la prisión. Ayer acudió con normalidad al comedor de la penitenciaría.

El religioso está abatido y muy avergonzado por haberle fallado a su comunidad religiosa, la franciscana, y a muchas otras personas, según algunos testimonios. Algunas de esas personas están haciendo llegar testimonios de apoyo al fraile a través de la cuenta en Facebook Santuario de O Cebreiro, en la que José Quintela colgó numerosas fotografías en los últimos meses. Sus administradores también pidieron disculpas por retirar de la web los comentarios, que consideran poco apropiados, realizados por quienes censuran el comportamiento del fraile.

El juzgado podría citar a declarar la semana próxima a la menor con la que el religioso admitió mantener relaciones sexuales, y a un primo de esta joven, discapacitado psíquico. De momento no hay fecha para ninguna de estas dos comparecencias. El testimonio de ambos jóvenes podría arrojar luz a este caso, ante algunas contradicciones que afloraron. Quintela admitió que había practicado sexo con la joven de 17 años, en una relación que dijo que era consentida por ella, aunque negó que le hubiese pagado por esos contactos. Admitió ,sin embargo, que sí le había dado algún dinero en estos últimos meses para tratar de afrontar necesidades de la familia de la chica, que tiene grandes carencias.

Una de las diligencias encargadas por el juzgado fue un informe con la valoración del grado de discapacidad del joven de 19 años, que figura en las diligencias abiertas por la Policía Judicial de la Guardia Civil y que en algunos de sus declaraciones podría haber implicado al fraile.

El abogado del religioso, Manuel Bermúdez, manifestó ayer que todavía no había decidido si presentará un recurso de apelación contra el auto de prisión del religioso, o si por el contrario aguardará a que se produzcan acontecimientos y avances en la investigación, que según él todavía pueden dar algún vuelco favorable hacia su cliente. El martes finaliza el plazo de cinco días que tiene para solicitar la excarcelación del fraile, con lo que todavía le quedan tres para diseñar su estrategia de defensa.

Una aldea de veinte vecinos

O Cebreiro es una aldea que no llega a los veinte habitantes, y que pertenece al municipio de Pedrafita, en la montaña de Lugo. Allí, José Quintela trabajaba contratado por el Obispado lucense para acoger a los peregrinos y servir de apoyo a los otros dos frailes en labores pastorales. A la mayoría de los vecinos les resulta difícil digerir todo lo que están conociendo sobre una persona que participaba muy activamente en la vida de la comunidad, especialmente en las fiestas. No encuentran explicación a su conducta, como parece que tampoco la hallan sus otros dos compañeros de congregación, con los que residía en un piso de Pedrafita y que tienen encomendadas 12 parroquias de la zona.

Fray José era, de los tres frailes, el que más horas pasaba en O Cebreiro como consecuencia de su contrato de trabajo, aunque no estuviera ordenado sacerdote. Él no decía misa, como ya informó en su momento el Obispado, pero ayudaba en ella, al igual que colaboraba también en las labores de catequesis.

Con los peregrinos

El religioso era muy conocido entre los peregrinos, que estos días están enviando mensajes de apoyo a través de las redes sociales. La presencia del fraile no pasaba desapercibida porque siempre iba vestido con el hábito franciscano. Dedicaba una parte de su tiempo en el poblado prerromano a escuchar las vivencias de los romeros y a hablar con ellos. Una de las personas con las que estuvo en la iglesia de Santa María fue Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que tuvo ébola. De la presencia de la sanitaria en el templo aportó testimonio gráfico en las redes sociales.

Bordaba manteles

En una entrevista concedida a La Voz en el año 2011, Quintela explicó su trayectoria. Natural de la aldea de San Xoán de Rio, en Trives, Ourense, vivió antes de O Cebreiro en Ponteareas, Cáceres, Santiago, Marruecos y Ourense. En el país africano aprendió a bordar. Le enseñaron un grupo de hombres que se dedicaban a esta tarea, que no está considerada de mujeres en este ámbito. En su estancia en O Cebreiro dedicaba algunas horas de su tiempo de ocio a hacer manteles para la iglesia. En el extranjero aprendió también otra de sus grandes aficiones, los trabajos en cuero y en cerámica.

El fraile estudió en Monforte, en el convento de Los Escolapios, pero no fue allí donde descubrió su vocación religiosa. Fue a partir de una experiencia en Ponteareas, vinculada al teatro, que es otra de sus grandes aficiones, cuando se decidió a profesar. El fraile franciscano estudió delineación en Salamanca. Fue antes de asumir los votos de pobreza, obediencia y castidad.