El proyecto de Feijoo se nubla

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

El PSdeG reorienta su línea de oposición y destina todos sus recursos a combatir la imagen del buen gestor que se construyó el líder del PPdeG

01 mar 2015 . Actualizado a las 14:26 h.

El exconselleiro Vázquez Portomeñe, padre del Pelegrín, fue en gran medida el culpable de que Galicia esquivara la primera recesión significativa de la España democrática, la de 1993. Mientras aquel año se contraía un 1 % la riqueza de un país que acababa de lanzar foguetes en las olimpiadas de Barcelona y en la exposición universal de Sevilla, los fastos del primer Xacobeo mantuvieron alegre el consumo en la comunidad gallega, lo que le permitió sortear la debacle general y anotarse un crecimiento del 1,2 %. Lo de 1993 fue un comportamiento diferencial que se analizó profusamente en las aulas de Económicas y, desde entonces, se asentó mucho más la creencia, aderezada con toda suerte de razonamientos, de que Galicia no es España y de que aquí las cosas ocurren más tarde o, sencillamente, ni ocurren.

Feijoo le dio la vuelta a la situación tras su llegada a la presidencia de la Xunta. A partir del 2009, las cosas empezaron a ocurrir antes que en ningún sitio. Galicia se anticipa, repetían en el PP. Y en realidad, la esquina noroeste fue pionera, por ejemplo, en medidas de austeridad y en la contención ordenada del gasto público, como también lo fue en el cumplimiento estricto de los objetivos de déficit público o del adelgazamiento de la Administración.

Si el expresidente Touriño acostumbraba a hablar del «plus de resistencia», es decir, de la reserva que tenía Galicia para soportar la llegada de la crisis, dando por hecho que arribaría más tarde, el discurso exhibido por Alberto Núñez Feijoo frente a la España de Zapatero fue el opuesto: Galicia era la primera en combatir de frente la crisis para poder encarar antes que nadie la recuperación.

Y aquí parece estar el error. El pasado jueves se daban a conocer los datos del crecimiento, según los cuáles España se anotó un aumento del PIB del 1,4 % en el 2014, mientras Galicia firmaba un discreto 0,4 %, menos de la mitad del 0,9 % previsto por la Xunta. Las alarmas fueron saltando a medida que se empezó a nublar el proyecto de Feijoo. Atento a la situación, el líder del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, corrió de inmediato de Lugo a Santiago para hablar del «suspenso claro» de la política económica de Feijoo, mientras al día siguiente, la viceportavoz socialista en el Parlamento, Carmen Gallego, pedía ya una comparecencia del mandatario autonómica para rendir cuentas de su «fracaso». Es evidente que el PSdeG acaba de hacer un giro en su línea de oposición y que destinará todos sus recursos a dinamitar la imagen del buen gestor con la que Feijoo llegó a al presidencia de la Xunta.

Lo peor de todo es que el del crecimiento no es lo único en lo que Galicia muestra cifras más desfavorables a las del conjunto de España. La demanda interna, es decir, el consumo, crece a nivel de Estado cinco veces más que en Galicia y en exportaciones -con un aumento del 1,2 % en Galicia en el 2014, frente a la media del 4,7 %- también gana España por cuatro a uno.

Hace unos meses, al presentar los presupuestos de la Xunta para el 2015, a Feijoo le preguntaron de manera informal si su Gobierno no sería demasiado optimista al estimar que la economía gallega crecerá un 2 % este año. Feijoo no respondió y giró la cabeza hacia la que era su conselleira de Facenda, Elena Muñoz, que a su vez giró la suya, pero sin encontrar a nadie al lado. «Bueno, es lo que dicen los técnicos», acertó a decir. Por tanto, si Galicia no crece un 2 % este año será debido a un error de bulto de los técnicos, porque el Gobierno gallego -y en eso no es nada original con respecto a otros gobiernos- ya ha decidido que no asumirá ningún error en esta materia.