Rajoy quiere sacar del tablero al PSOE

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Pilar Canicoba

La dureza extrema que el presidente empleó en el debate sobre la nación con el líder de la oposición responde a la estrategia de aniquilar a los socialistas para enfrentarse en solitario a Podemos

02 mar 2015 . Actualizado a las 09:33 h.

El lugar común en el análisis del debate de la nación es que Mariano Rajoy perdió los papeles al verse atacado ferozmente por Pedro Sánchez y acabó lanzando un exabrupto contra el líder del PSOE, aunque su idea inicial era tener con él un debate de guante blanco para sostener el bipartidismo frente a los populismos. La realidad, sin embargo, es bien distinta. Rajoy planeaba desde el principio aniquilar a su rival, dejarlo fuera de combate para exponerlo a las críticas en el PSOE y sacarlo definitivamente del tablero político. Aunque, visto el resultado, se pasó de frenada y consiguió justo lo contrario por la zafiedad de ese «no vuelva usted aquí a hacer ni a decir nada».

Detrás de esa estrategia aniquiladora, en la que no hay nada personal contra Pedro Sánchez, se esconde una razón poderosa. Génova y Moncloa han decidido que es mucho más fácil imponerse en las elecciones enfrentándose directa y casi únicamente contra Podemos, presentando al PP como la única fuerza capaz de salvar al país de peligro del populismo, que ganar compartiendo con el PSOE la defensa del sistema y la moderación frente al radicalismo de Podemos. En otras palabras, Rajoy prefiere una batalla de tú a tú con Pablo Iglesias que formar pareja con Sánchez en un dos contra uno. El PSOE, por tanto, le estorba al líder del PP. Y pretende hacerle el mayor daño posible.

La traducción práctica es que Rajoy y el Gobierno están practicando un peligroso doble juego. Mientras defienden ardientemente la necesidad de que el PSOE se mantenga como una fuerza mayoritaria para sostener así un sistema bipartidista basado en la alternancia entre dos partidos moderados e integrados en el sistema, en realidad hacen lo contrario y aspiran a quedarse solos como fuerza constitucional hegemónica, tratando así de recoger todo el voto útil del miedo al rupturismo de Podemos.

El problema para el PSOE, que sigue dormido y mirándose el ombligo mientras otros pelean ya por su cadáver, es que Podemos comparte la estrategia de Rajoy y prefiere también un cuerpo a cuerpo con el PP. Y por ello Pablo Iglesias se declara como el líder de la oposición, a pesar de no tener a día de hoy un solo escaño en el Congreso, y reclama un debate cara a cara con Rajoy mientras ningunea a Pedro Sánchez.

Sobre el respeto a la democracia de alguien que se proclama como el líder de la oposición sin haberse presentado siquiera a unas elecciones generales, no hace falta decir más, al margen de que algunos medios amparen ese disparate de que se reclame el poder político basándose en los sondeos, y no en las urnas.

En ese deseo de Iglesias y Rajoy de quedarse solos en el tablero se cruza ahora Ciudadanos. Pero, por más que el Gobierno alce la voz contra el partido de Albert Rivera, el PP lo ve como una fuerza con la que no sería difícil pactar, por encima incluso de UPyD. No es casual, desde luego, la repentina eclosión de un partido que tiene ya 10 años de historia. Y es más bien Podemos quien debe temer a Ciudadanos, que puede acabar actuando como una red que recoja los votos de los desencantados del PP, dándoles así una alternativa moderada e impidiendo que acaben llenado el saco de Pablo Iglesias.

Zapatero y sus exministros, un equipo que sigue activo

En los últimos días ha salido a la luz algo que hasta hace poco era un secreto a voces. Lejos de dedicarse a supervisar nubes, que es lo que dijo que haría, Zapatero sigue muy activo y con ganas de enredar en política. Y no está solo. El ex presidente del Gobierno dispone de una especie de cohorte de leales, integrada por ex ministros de su Gobierno, que todavía contestan «sí, presidente» cuando les llama por teléfono, se cuadran y siguen a su disposición para asesorarle o para lo que quiera mandar. Trabajan de espaldas a la dirección del PSOE y solo sirven a Zapatero, al margen del cargo que ocupen. Uno de ellos, ya se ha visto, es Moratinos. Pero hay mas.

Galicia y sus diez minutos

Una vez más, hubo que esperar a que interviniera el BNG para que Galicia existiera, aunque solo fuera por diez minutos, en el debate de la nación. La situación deja claro lo absurdo de un formato en el que los problemas específicos de cada comunidad son ignorados por completo, a no ser que tengan partidos nacionalistas con representación en el Congreso. Si durante tres días no hay espacio para hablar de lo que afecta a los ciudadanos en sus autonomías y solo se trata lo que interesa en Madrid, ¿de qué nación están hablando?

La única bala de Feijoo sigue siendo la mayoría absoluta

Rajoy es consciente de que no tendrá mayoría absoluta. Y de que su opción de gobernar pasa por ganar y que Podemos supere al PSOE. Sabe que, quedando terceros, los socialistas no harán nunca presidente a Pablo Iglesias, lo que le permitiría gobernar en minoría. Pero cree que Podemos sí haría presidente a Pedro Sánchez si este queda segundo. El dilema de Feijoo es distinto. También le convendría que Podemos superara al PSdeG en las gallegas, porque tampoco Besteiro daría la Xunta a los de Iglesias. Pero no le salen las cuentas, porque cree que Podemos no superará al PSdeG. De ahí que la única bala de Feijoo siga siendo la de la mayoría absoluta.