Viviendo en Inauguralandia

Laureano López
Laureano López CAMPO DE BATALLA

GALICIA

29 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las lecciones (y el dinero) del Gaiás se las ha llevado el viento. El político es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Cuando es de un centro cultural o una piscina o unas aceras hay que encender todas las alarmas, porque el político no usa su dinero para carretar votos en diferido. Lo hace con el nuestro, y no repara en gastos. La ley prohíbe inauguraciones 55 días antes de unas elecciones. De ahí que esta semana, previa al toque de queda, gobernantes de toda Galicia se hayan lanzado a una carrera frenética por inaugurar y por visitar obras. Y eso que estamos en crisis... Si se cumple el guion de siempre, se alumbrarán glorietas que no rodearán coche alguno en años, se llevará agua potable a lugares en los que nadie vive, se construirán piscinas al aire libre en los sitios más inhóspitos, y cubiertas, de diseño nórdicos, en los más cálidos. No importa por qué y para qué se hacen estas obras. Nunca importó. Hay excepciones, claro, como la puesta en marcha del eje atlántico ferroviario, que nos adeudan desde hace veinte años, y no nos van a pagar los intereses. Pero el sin ton ni son es la moneda de cambio en una tierra en la que uno de los problemas gordos es la división en reinos de taifas: donde debería haber 40 concellos hay 314, que cobran caras sus fidelidades vía polideportivos sin niños y centros de interpretación sin público, donde sobran administraciones existen cuatro diputaciones provinciales cuyo único fin es que exista el suficiente número de despachos para que no se desate el canibalismo inter pares. Se hace y se deshace en función de los partidos. No se atiende a las necesidades reales de la gente. Esta, que vote y punto. Galicia es estos días Inauguralandia, como Disneylandia pero si magia ni fantasía, donde las entradas, y ahí está el Gaiás para corroborarlo, son hipotecas que pagaremos el resto de nuestras vidas.