La Xunta descarta en Galicia un impuesto turístico como el que recuperará Baleares

M. Cheda SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El presupuesto autonómico del 2016 priorizará el gasto para «unha sociedade máis xusta, con igualdade de oportunidades»

30 jun 2015 . Actualizado a las 07:38 h.

«Nunca ha estado en nuestros planes, no lo está, ni lo va a estar». Con esa contundencia descartan fuentes del Gobierno gallego la posible implantación en la comunidad de un impuesto al turismo como el que prometió ayer, en su debate de investidura, la socialista Francina Armengol, quien hoy será proclamada presidenta de las Islas Baleares.

También bajo mandato progresista, en aquel archipiélago ya había regido de mayo del 2002 a octubre del 2003, cuando la derogó Jaume Matas (PP), una ecotasa de un euro por noche y persona que los hoteles debían cobrar a sus huéspedes, tributo que a la postre reportó a las arcas regionales unos 80 millones. De vuelta en el poder con el apoyo de Podemos y los nacionalista de Més, el PSOE se apresta ahora a recuperar aquel modelo o uno similar.

Con ese formato, su aplicación en Galicia supondría para el erario unos ingresos superiores a los siete millones cada ejercicio. Sin embargo, el Gabinete Feijoo rechaza un gravamen que entiende de efecto disuasorio. Máxime en estos momentos, que el sector no solo ha recuperado los niveles de demanda anteriores a la crisis, sino que apunta a cifras récord, con un crecimiento consolidado sobre el 2014 del 10,2 %, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El anuncio de Armengol coincidió también en el tiempo con la publicación en el Diario Oficial de Galicia de la orden que establece las instrucciones de elaboración del presupuesto de la Xunta para el 2016. No figura ahí si el techo de gasto aumentará, caerá o se mantendrá, algo que va a trascender entre mediados y finales de julio, cuando la Administración gallega conozca las transferencias del Estado con las que podrá contar y haya echado sus cuentas propias de recaudación. El documento, no obstante, aclara genéricamente a qué piensa destinar el dinero el Ejecutivo popular de manera prioritaria.

En la lista de objetivos básicos destaca la «mellora da cohesión social, o benestar e a calidade de vida, facendo especial fincapé nos colectivos máis afectados pola crise, e a consecución dunha sociedade máis xusta que garanta a igualdade de oportunidades». Sobresalen igualmente la modernización del sistema productivo, el crecimiento «intelixente» y «sustentable», la creación de empleo, el fomento de las competencias digitales y la eficiencia burocrática.