«Las espigas están vacías. Vienes a la finca y se te cae el alma a los pies»

REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

CARBALLEDO (LUGO). Xan González Guerra es el presidente de Os Parentes, una pequeña cooperativa ganadera: «O custe de plantar unha hectárea de milllo anda sobre 1.200 euros, así que a nós, que botamos cincuenta hectáreas, se nos seca o 10% xa estaríamos perdendo 7.000 euros».
CARBALLEDO (LUGO). Xan González Guerra es el presidente de Os Parentes, una pequeña cooperativa ganadera: «O custe de plantar unha hectárea de milllo anda sobre 1.200 euros, así que a nós, que botamos cincuenta hectáreas, se nos seca o 10% xa estaríamos perdendo 7.000 euros». ROI FERNANDEZ

Agricultores y ganaderos afrontan con impotencia cómo la ausencia continuada de lluvias está mermando las cosechas de maíz y afecta a las granjas

03 jul 2015 . Actualizado a las 15:31 h.

El tiempo seco ha causado los primeros estragos en el sector agrario y ganadero. Lo cuentan sus protagonistas.

Xan González

«Si el verano viene seco, puede perderse hasta el 50% del maíz plantado»

Xan González Guerra es el presidente de Os Parentes, una pequeña cooperativa ganadera del municipio lucense de Carballedo. Él y sus otros tres socios plantaron este año algo más de cien hectáreas para forraje. Algo más de la mitad son de maíz, un cultivo especialmente vulnerable a la falta de agua. En la comarca de Chantada, los agricultores que madrugaron para plantar maíz y lo hicieron entre finales de abril y principios de mayo no están teniendo problemas. Pero la mayoría esperaron más. En estos momentos, ellos no dan por perdido más que un 5 % del maíz. Si llueve, se salvarían de problemas mayores. Si el verano viene muy seco, la cosa se pondría fea. González calcula que en el peor de los casos pueden perder hasta el 50 % del maíz.

MAZARICOS. Otero Esperante también se queja de que la falta de lluvias ha provocado un funcionamiento anormal de los herbicidas y por tanto propiciado la aparición de malas hierbas que han retrasado el crecimiento de las plantas del maíz.
MAZARICOS. Otero Esperante también se queja de que la falta de lluvias ha provocado un funcionamiento anormal de los herbicidas y por tanto propiciado la aparición de malas hierbas que han retrasado el crecimiento de las plantas del maíz. ALVITE

Álex Otero Esperante

«Como o verán sexa tan seco, estamos perdidos»

Aunque reconoce que es pronto para evaluar las consecuencias, este joven de Mazaricos dice haber sufrido ya pérdidas por el excesivo calor. «Temos algunha leira na que parte das plantas están queimadas e unha que foi sementada máis tarde na que a falta de humidade impediu que a planta xerminase», apunta. Alex Otero, socio de una explotación familiar con más de 50 hectáreas de terreno destinada a maíz. «Para nós o millo é un alimento fundamental porque sobre el fundamentamos a ración diaria das vacas. Como o verán veña tan seco como pronostican, as plantacións vanse mermar moito».

Javier Losada

«Más que el calor, fue el aire caliente asfixiante»

Javier Losada, presidente de la asociación de regantes Alta Limia, que lleva casi tres lustros esperando unas infraestructuras de regadío para la patata que no acaban de llegar, resume: «Vienes a la finca de trigo y se te cae el alma a los pies. La merma en la cosecha, en algunas parcelas, va a ser de más del 70 %». Este labrador expone que «más que el calor fue ese aire caliente asfixiante de algunos días lo que dañó mucho la planta». En la finca de Javier en Morgade (Xinzo) cuatro hectáreas que rendirían un año normal más de seis toneladas de grano pueden quedarse en esta ocasión en poco más de dos y media. «Las espigas están vacías en muchos casos. En otras plantas, el grano va a pesar muy poco».

NANTÓN (CABANA). Jesús Cures, propietario de la ganadería Denillón señala: «Nós nunca tivemos que facer fronte a un problema coma este, non estamos preparados para etapas tan longas sen chuvias». Añade que implantar un sistema de regadío es muy costoso.
NANTÓN (CABANA). Jesús Cures, propietario de la ganadería Denillón señala: «Nós nunca tivemos que facer fronte a un problema coma este, non estamos preparados para etapas tan longas sen chuvias». Añade que implantar un sistema de regadío es muy costoso. José Manuel Casal

Jesús Cures

«As perdas serán incalculables»

«Non lembro unha primavera tan seca coma esta na miña vida», afirma Jesús Cures, propietario de la ganadería Denillón, en Nantón (Cabana). La falta de lluvia afecta principalmente a la cosecha de maíz: «Nós plantamos máis de setenta hectáreas de millo, se segue sen chover durante os meses de xullo e agosto, as perdas serán incalculables, esperemos que o clima nos dea un respiro». La única solución que ve el ganadero Jesús Cures sería implantar un sistema de regadío por aspersión, como se ha venido haciendo en determinadas zonas de Francia y Portugal. Instalar un sistema de estas características supondría un gasto que los ganaderos no pueden afrontar.

LALÍN. Gonzalo Castro y su mujer Lourdes Saa regentan una explotación de vacuno en Palmou. Son cincuenta vacas que se alimentaban en gran parte todo el año a costa de la producción de maíz que recolectaban en varias fincas. Ahora se plantean cerrar
LALÍN. Gonzalo Castro y su mujer Lourdes Saa regentan una explotación de vacuno en Palmou. Son cincuenta vacas que se alimentaban en gran parte todo el año a costa de la producción de maíz que recolectaban en varias fincas. Ahora se plantean cerrar Miguel Souto

Gonzalo Castro Fraga

«Coa perda igual nos temos que plantexar pechar a explotación»

La mujer de Gonzalo Castro, Lourdes Saa Fernández, regenta una explotación de vacuno en Palmou, en Lalín. Este año la sequía, unida a la acción de los cuervos hizo que prácticamente no creciera nada. Con las pérdidas, explica «igual nos temos que plantexar pechar». «Plantamos o 31 de maio, e entre a sembradora, as sementes, o abono... foron de gastos uns cinco mil eurosa». No resembraron «porque non hai humidade» y están ahora intentándolo con el girasol, pero el suelo «está moi seco».

Con información de Marta López, Sindo Martínez, Rocío Pérez, X. R. Alvite, Carlos Cortés y A. Urgorri