El parricida envió una carta a su exmujer para anunciarle la muerte de las niñas

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Ella alertó a la Guardia Civil al instante, pero no llegó a tiempo de evitar que David Oubel degollara a las niñas con una sierra radial para vengarse de la que fue su esposa

01 ago 2015 . Actualizado a las 13:08 h.

Se quiso vengar de la que durante tres lustros había sido su mujer y lo hizo golpeando a lo que más quería: sus dos hijas. Un vecino de O Casal, en la parroquia morañesa de San Martiño de Laxe, mató ayer por la mañana a las dos pequeñas, de 4 y 9 años, y, acto seguido, se autolesionó. Las primeras hipótesis apuntan a que David Oubel Reinero, quien recientemente celebró su 40 cumpleaños, empleó una radial o el disco de una de estas máquinas para degollar a las niñas.

Vecinos de Moraña, una población de algo más de cuatro mil habitantes en la comarca del Umia, explicaron que fue David quien puso final al matrimonio de manera abrupta iniciando entonces una nueva relación sentimental con otro hombre. «La puso en la calle», enfatizaron, al tiempo que añadieron que, a partir de entonces, desde el entorno de la morañesa no se ahorraron descalificaciones hacia la condición sexual del detenido. «No podía entrar en algunos locales», apuntó quien aseguró ser amigo de David Oubel, si bien pidió permanecer en el anonimato.

Al parecer, el propio parricida hizo llegar a la que había sido su compañera sentimental, Rocío Vieites, y de la que se había separado hace como año y medio, una nota -otras fuentes aludieron a una carta certificada- en la que daba cuenta del brutal crimen y de sus intenciones suicidas. Al mismo tiempo que recorría en coche los poco más de tres kilómetros que separan su domicilio en Santa Lucía de la vivienda en la que había residido como casada, la mujer alertaba a la Guardia Civil.

Los agentes se encontraron una situación dantesca. Tal fue el impacto de lo que vieron que, según residentes de este entorno rural, evitaron que la abuela y la tía maternas accedieran al interior de la propiedad para reconocer a las fallecidas.

En el transcurso de esta intervención, los guardias civiles se percataron de que el padre de las niñas estaba encerrado en un cuarto de baño, en la bañera. Tuvieron que echar la puerta abajo. David Oubel aparentaba estar en un estado de somnolencia y abotargamiento, supuestamente provocado por la ingestión de pastillas. Además, presentaba heridas en muñecas y brazos causadas también con la radial en su presunto intento de suicidio, pero que el personal médico calificó como leves. De hecho, al cierre de esta edición estaba previsto que se le diera el alta y pasara la noche en uno de los calabozos de la Comandancia de Pontevedra.

En principio, se le considera autor de dos homicidios. Según aclararon ayer desde el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), hoy está previsto que comparezca ante la titular del Juzgado Mixto número uno de Caldas de Reis, que realiza funciones de guardia, por lo que no se descarta que finalmente se le imputen sendos asesinatos.

Tampoco consta que tenga antecedentes policiales por violencia de género, ni que pese orden de alejamiento con respecto a nadie.

Por su parte, la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra, tras recalcar que el caso está bajo investigación, se limitó a confirmar que ambos progenitores tenían concedida la custodia compartida de sus dos hijas. En este sentido, ambas habían pasado las últimas dos semanas en compañía de quien, a la postre, aparentemente fue su verdugo y quien hoy tenía que entregárselas a su madre para que disfrutaran juntas los primeros días de agosto.