Científicos estadounidenses consiguen conectar varios cerebros para que funcionen sincronizados
30 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Un equipo de investigadores del centro médico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (EE.UU), ha conseguido conectar en red los cerebros de varios monos para formar un ordenador viviente capaz de realizar tareas y resolver problemas. Lo lograron colocando electrodos en la zona del cerebro de los monos encargada de controlar los movimientos del cuerpo.
Los investigadores conectaron los cerebros de tres monos a un ordenador que controlaba la figura animada de un brazo robótico. Sincronizando sus pensamientos, los monos fueron capaces de mover el brazo y alcanzar un objeto virtual. Cada animal podía mover el robot en una única dirección, distinta para cada uno de ellos, pero pronto descubrieron que, combinando sus pensamientos, podían desplazarlo en las tres direcciones.
Los cerebros de los monos estaban conectados al ordenador, pero no entre ellos. Sin embargo, en otro experimento aún más espectacular, los investigadores consiguieron conectar entre sí los cerebros de varias ratas. Utilizando la estrategia de premiar a las ratas cuando conseguían sincronizar sus cerebros, y tan solo tras diez sesiones de entrenamiento, lograron que los cerebros de los roedores actuasen en sincronía un 61 % de las veces, realizando tareas como almacenar información o reconocer patrones.
Llegados a este punto, la pregunta es bastante obvia: ¿podrían llegar a sincronizarse cerebros humanos? Para conseguirlo sería necesario desarrollar técnicas no invasivas de estimulación y monitorización del cerebro. Si se consiguiera, las posibilidades serían espectaculares. Por ejemplo, sería posible enviar pensamientos de un cerebro a otro sin la intervención del lenguaje o los sonidos. También sería posible afrontar problemas o tareas de gran complejidad, como los enigmas matemáticos o las operaciones quirúrgicas, cuya resolución se resiste a un solo cerebro.
Autonomía y privacidad
Por supuesto, la creación de redes cerebrales, o brainets, como las han bautizado sus inventores, tendría su lado oscuro. Los aspectos negativos más obvios: la autonomía individual y la privacidad personal quedarían seriamente amenazadas y se incrementarían las posibilidades de manipular los pensamientos de otros. También podría darse el caso de que, junto con los pensamientos que quisiéramos trasmitir, se deslizasen otros mucho más privados.
En contrapartida, las brainets podrían tener aplicación en el desarrollo de máquinas que ayuden a los lesionados medulares a recuperar parte de su movilidad. Los llamados exoesqueletos, aparatos ortopédicos de alta tecnología que permiten que este tipo de pacientes caminen o manipulen objetos, son difíciles de manejar. Utilizando una brainet, un usuario experimentado podría instruir a otro sobre cómo controlar estas complejas máquinas.
Referencia
La información que has leído procede del artículo «Animal brains connected up to make mind-melded computer», publicado por Jessica Hamzelou en la revista New Scientist el 9 de julio de 2015.