Darío Campos, un calmante para el PSOE de Lugo

Enrique Gómez Souto
Enrique G. Souto LUGO / LA VOZ

GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

El nuevo presidente de la Diputación provincial representa la cara amable del PSOE y reconoció en su momento que el caso Martínez le puso «a cabeza como un bombo»darío campos, presidente de la diputación

09 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene aire de hombre tranquilo y dice que no le gusta tomar decisiones apresuradas. El nuevo presidente de la Diputación de Lugo, Darío Campos Conde (1965, A Pontenova), veterinario de profesión, no esconde, sin embargo, el agobio que le producen las tribulaciones que causa la política. Cuando el diputado Manuel Martínez decidió votarse a sí mismo y dio el gobierno al PP en junio pasado, Campos reconoció que tenía «a cabeza como un bombo». Ayer, en el pleno de la moción de censura, en sus discursos como candidato y como presidente, mostró la cara más amable del PSOE y le dijo a la oposición popular que para resolver los problemas de la provincia «é necesaria a unión de todas as forzas políticas». Hizo incluso un «chamamento á unidade» y declaró que no conviene mirar atrás; anunció que no hará revanchismo. Campos conoce bien los problemas del agro lucense, en su condición de veterinario autónomo, profesión a la que se dedicó a tiempo completo hasta que se implicó en el campo político.

Campos confirmó que compatibilizará la presidencia de la Diputación con la alcaldía de A Pontenova. Entiende la política como actividad «por e para resolver os problemas dos cidadáns» y, con este convencimiento, se lanzó a la carrera electoral en el 2007 encabezando la lista del PSOE. Logró mayoría absoluta. Ayer dijo que asume la presidencia de la Diputación con el mismo criterio que llegó a la alcaldía de su municipio natal. El PSOE, en el currículo que difundió, dice de él: «Fixo da Pontenova un bastión do PSOE, con tres maioría absolutas e consecutivas, que o converteron nun recoñecido alcalde na Mariña».

Hay quien dice que Campos es un besteirista. Y sin duda lo es, aunque también mantiene buenas relaciones con otros sectores de su partido. Por eso recurrieron a él cuando el BNG se negó a apoyar a Manuel Martínez como candidato a la presidencia de la Diputación porque está imputado. Que Campos intenta navegar en las turbulentas aguas socialistas -el acuerdo para la moción de censura las sosegó notablemente- lo demuestra el hecho de que evitó participar en la escenificación de las más duras críticas a la durante tres meses presidenta de la Diputación, Elena Candia (PP). No estuvo cuando le llamaron presidenta comisionista ni cuando criticaron, ante la sede del organismo provincial, por adelantando creyendo que lo hacían en tiempo real, la aprobación de 20 convenios de colaboración con ayuntamientos del Partido Popular.

Compromisos previos

Ayer, Campos eludió conceder entrevistas. Su entorno aseguró que tenía compromisos previos y que no quería faltar. Pero también hubo quien destacó que Darío Campos es un hombre tranquilo al que le gusta hablar sabiendo de qué habla; parece razonable que quiera disponer de algún tiempo para ponerse al día.

Lo dijo expresamente tras la toma de posesión cuando se le preguntó qué asuntos serán los primeros a los que prestará atención: «¿As primeira medidas? Agora mesmo non podo dicir. Teño que me poñer ao día».