Andrea muere «en paz y tranquilidad» cuatro días después de ser sedada

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Una larga enfermedad
La Voz

La pequeña de 12 años, para quien sus padres pidieron una muerte digna tras agravarse su enfermedad incurable, será despedida hoy en Noia por sus familiares

10 oct 2015 . Actualizado a las 17:17 h.

Falleció en torno a las doce del mediodía, en la habitación del servicio de pediatría del Hospital Clínico de Santiago que ocupaba desde hace meses. Andrea Lago Ordóñez, la niña de 12 años con una enfermedad neurodegenerativa incurable, murió sedada y tranquila tal y como querían sus padres. El desenlace se produjo menos de cuatro días después de que se le retirase la alimentación artificial.

Falleció acompañada por sus progenitores, que demostraron una gran entereza en los últimos momentos. La pequeña permanecerá en el Clínico, y hoy se la despedirá en su localidad natal, Noia, en la más estricta intimidad, como solicitaban Antonio Lago y Estela Ordóñez. Andrea saltó a la opinión pública el pasado miércoles 30 de septiembre, cuando sus padres reclamaron una muerte digna para ella. Tenían un informe del comité de ética asistencial en el que se recomendaba retirar la alimentación artificial a la pequeña y sedarla, ya que el tratamiento no producía ninguna mejoría en su salud y alargaba su vida de forma artificial. El servicio de pediatría se negó a retirar esta nutrición, por lo que los padres iniciaron una batalla que llegó incluso a los juzgados.

Finalmente, este lunes, y tras empeorar la niña el pasado fin de semana, el servicio de pediatría decidió retirar la alimentación, mantener solo una ligera hidratación, y comenzar la sedación de la pequeña. Andrea pasó estos últimos cuatro días tranquila y sedada. El jueves por la tarde su situación clínica había empeorado y se esperaba que el desenlace no tardase. Desde el complejo hospitalario no han querido hacer declaraciones durante este proceso, aunque el gerente, Luis Verde, confirmó en un acto en Santiago la muerte de la paciente: «Hemos vivido un episodio difícil para los padres. Por parte del hospital, y hablo también en nombre del servicio de pediatría, vamos a ser extraordinariamente respetuosos con la familia, máxime en estos momentos, y no vamos a hacer más declaración que confirmar el fallecimiento de la menor», expresó.

Durante todo este tiempo, el juez ha mantenido abierto el proceso iniciado la semana pasada para velar por el interés de la niña. Tanto el CHUS como los padres acudieron a los juzgados la semana pasada, el primero para refrendar su plan terapéutico; y los segundos para pedir la retirada de la alimentación.

En la intimidad

Si bien los padres saltaron a los medios de comunicación hace unos días para reclamar que Andrea pudiese tener una muerte digna, desde el lunes, el día en el que se tomó la decisión de sedarla, se mantuvieron en segundo plano sin hacer declaraciones. Ayer, un comunicado de su abogado confirmaba la noticia. Agradecieron a todos el apoyo, incluidos el Juzgado de familia, el Imelga, la Fiscalía, el personal sanitario y otras asociaciones. Pidieron también intimidad para despedir a la pequeña hoy. Andrea falleció cuando se cumplen exactamente cuatro meses de su ingreso en el hospital, con una hemorragia gastrointestinal. Fue el 9 de junio, y desde entonces su estado de salud no hizo más que agravarse. De hecho, ya desde septiembre del 2014 su familia vio como empeoraba la salud de esta pequeña quien, pese a que los neurólogos le dieron una esperanza de vida de unos cinco años, llegó a los doce «porque siempre fue una campeona», repetía su madre en numerosas ocasiones.

Paradójicamente la menor, que se ha convertido en un símbolo de la lucha por la muerte digna fallece un día antes de la celebración del Día Mundial de los Cuidados Paliativos. Precisamente la Asociación de Pacientes del CHUS recordaba que se necesitan recursos para atender a los enfermos que necesitan este tipo de cuidados. Solo en cuatro comunidades españolas hay paliativos pediátricos, básicos para saber cómo afrontar el final de la vida de estos niños.

Andrea falleció como querían sus padres, «en paz y tranquilidad», y antes de que su deterioro fuese más grave. Hoy sus familiares la despedirán en Noia. Vivió feliz con una enfermedad neurodegenerativa detectada con ocho meses de edad. Luchó, y con ella sus familiares.