Porto tiene al fin un amigo propio entre los testigos: «Ella no tiene nada que ver en esto»

La Voz

GALICIA

El martes declararán cinco testigos más a propuesta del abogado de Porto. Basterra llamará a tres, y dos de ellos son sus hermanos.

10 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosario Porto era una mujer muy conocida en Santiago, por su implicación como madre en los centros educativos a los que asistía su hija, por su presencia en los medios como cónsul honoraria de Francia e incluso por la repercusión de la adopción de Asunta. Pero sobre todo, era la hija de Paco Porto y Socorro Ortega, un abogado con mil pleitos a cuestas en Compostela y una profesora universitaria experta en arte barroco. Su mundo, como se está demostrando en esta vista, giraba en torno al número 7 de la calle Xeneral Pardiñas y a la vida laboral y social de sus padres. El padrino y la madrina de la niña eran en realidad amigos de los abuelos de Asunta; la pediatra era también vecina de ellos desde hace 15 años; la mujer que recogió las cenizas en el tanatorio conocía a la familia «desde 1940», como dijo en su declaración; Juan Guillán, que testificó ayer, es un abogado que trabajó con el abuelo de la víctima y que, por cierto, aseguró que «Charo» era la única heredera del patrimonio familiar; el ahijado de Paco y Socorro, que también pasó ayer por los juzgados sin aportar grandes novedades... Incluso la amiga con la que estuvo unos días de agosto en San Vicente mientras se recuperaba de su ingreso hospitalario la conoció en Xeneral Pardiñas 7, donde está la vivienda que estaba reformando para regresar al ecosistema vital que se desmoronó con la muerte de Socorro y Paco.

¿Dónde están sus amigos?

¿Pero dónde están sus amigos de verdad? Ayer apareció el primero y, de momento, único. Emilio conoció a Rosario en el Ateneo de Santiago, una entidad de debate resucitada en el 2008 en la que la mayoría de los miembros que la impulsaron en esta nueva etapa son de una generación anterior a la de Porto, y muchos tienen vínculos con colectivos y partidos políticos de corte progresista. En las reuniones semanales halló Emilio afinidades con Rosario, y también oportunidades para «tomar algo» con el grupo tras las actividades, pero ella o no iba «o estaba siempre muy pendiente de su hija». A preguntas de Aranguren, Rosario (y al fin su letrado) encontró a un amigo de verdad: «Claro que mantengo la amistad, para mí ella no tiene nada que ver en esto».

El martes declararán cinco testigos más a propuesta del abogado de Porto. Basterra llamará a tres, y dos de ellos son sus hermanos.