Nieves Villar: «É moi fácil falar desde un despacho»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

Jose Manuel Casal

La madre de Hadrián luchó duramente para que su hijo tuviera más clases de apoyo a domicilio

28 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Eran horas lo que pedía Nieves Villar, y es justo eso lo que no le ha dado la Xunta en su protocolo de atención educativa domiciliaria. La madre de Hadrián pedía para su hijo, que tiene leucemia, la mitad del tiempo de docencia que tienen los niños sanos en el colegio.

Ayer, la rabia la llevaba hasta el llanto. Pasó la tarde del jueves en el hospital, con la quimioterapia, entre pequeños que están demasiado enfermos como para poder ir a la escuela. Con la sensibilidad y el dolor todavía a flor de piel, Nieves recibió el documento propuesto por la Consellería de Educación como un mazazo. «Estanse rindo de nós, é indignante», dice dolida.

Quiere, igual que la confederación de padres de alumnos de Galicia y el pleno de Malpica, que el jueves por la noche aprobó una moción sobre este caso, un mínimo de horas. Quiere 12,5 concretamente, que sería el 50 % de las que le corresponden a un niño que puede ir al colegio. Ahora, Hadrián «está discriminado un 75 %», porque solo tiene 6 horas.

Todo es cuestión de tiempo, el que a lo peor les falta a los niños con enfermedades graves, y de derechos, los de esa niña de 7 años cuyos padres recibieron ayer la horrible noticia de que tiene metástasis. Nieves lo tiene claro: «Esa nena non ten porque non aprender o tempo que estea aquí».

Considera la madre de Hadrián que «é moi fácil falar desde un despacho e non vendo polo que pasan eses nenos», pero para ella «o peor é que non che dan opción de falar». Y Nieves quiere hacerlo, con el conselleiro. No lo hará con nadie más.

Ya no quiso acudir a la reunión con diputados del PP. Fueron por ella los miembros de la confederación de asociaciones de padres, que también considera que hay que establecer un cómputo de horas que permita desarrollar un programa lectivo, igual que se hace para los otros niños, para la inmensa mayoría.

Y Nieves no cesa, no está dispuesta a hacerlo. Reconoce que lo suyo ya raya el acoso, dice que llama tres o cuatro veces al día a la Consellería de Educación, que la atiende la misma funcionaria, pero que no logra pasar de ahí. Sin embargo, ayer fueron ellos los que la llamaron, reconoce, para darle cuenta de un protocolo que no tiene, según ella, lo que tiene que tener. Las 12,5 horas se han convertido en el objetivo prioritario y casi único, hasta que no logre eso no parará y se manifiesta dispuesta a hacerlo por todos esos padres que no pueden hacerlo, que bastante tienen con sobrellevar enfermedades extraordinariamente crueles que dañan a lo que más quieren. Nieves quiere un hijo sano, nadie lo duda, pero también lo quiere formado, porque está convencida de que solo así «será máis difícil de enganar», tendrá criterio propio.

Batalla distinta

A partir de ahora la batalla de Nieves probablemente será distinta. Educación considera que ha dado respuesta a sus demandas y tiene claro que tendrá que volver a empezar. De hecho, cree que la situación es peor, «é un retroceso», una marcha atrás, puesto que deja la atención al arbitrio de la Consellería de Educación.

No se fía Nieves de los criterios que se apliquen ahora, cree que la falta de concreción dará lugar a distinciones en función de los intereses de un partido o de lo que peleen los padres, como ha sido su caso, con las dos horas conseguidas a mayores de las que tenía. Ella quiere horas y que la reciba el conselleiro. Nada menos.