Si Pedro Sánchez se alía con Podemos y los independentistas, las mareas acabarían gobernando en la Xunta, pero si hay gran coalición en España, PPdeG y PSdeG estarían abocados a entenderse
08 feb 2016 . Actualizado a las 12:08 h.Un ejército de encuestadores recorre estos días España preguntando a los ciudadanos cuál sería su opción en caso de que se repitieran las elecciones. Unos sondeos que se quedan obsoletos a las pocas horas por lo incierto de las negociaciones, pero que arrojan algunos datos de fondo incuestionables. La izquierda española, hasta ahora representada por un partido casi hegemónico, el PSOE, y una fuerza casi testimonial, IU, se ha partido en dos mitades prácticamente idénticas. Y, con sorpasso de Podemos al PSOE o sin él, esas dos mitades no suman mayoría absoluta ni la van a sumar a medio plazo, porque lo que sube uno lo baja el otro. Es decir, que cualquier pacto entre PSOE y Podemos, ahora o con otras elecciones, implicará un pacto con el independentismo para alcanzar el Gobierno.
El otro dato obvio es que el PP no alcanzará nunca la mayoría absoluta mientras exista Ciudadanos. Y que ni al PSOE ni al PP les bastará pactar con los de Albert Rivera para gobernar. Sánchez necesitaría pactar con Rajoy la abstención del PP, y Rajoy necesitaría pactar con Sánchez la del PSOE. Y eso no sería gratis. Por lo que, se diga lo que se diga, cualquier pacto de Gobierno de socialistas o populares con Ciudadanos implicaría en realidad una gran coalición encubierta.
La consecuencia es que, aunque las elecciones se repitieran diez veces, solo hay dos posibilidades. Acuerdo entre PP y PSOE o acuerdo de los socialistas con Podemos y con los independentistas catalanes. El lado del que caiga esa moneda no solo va a determinar el futuro de España, sino también el de la gran mayoría de las comunidades, incluida Galicia. Aunque el resultado del PPdeG en las autonómicas será previsiblemente mejor que el del PP en las generales, la mayoría absoluta parece también descartada, incluso sumando lo poco que consiga Ciudadanos, que no acaba de despegar en Galicia. Y, por tanto, lo que ocurra en Madrid será determinante para saber quién gobernará en la Xunta. Si Pedro Sánchez cruza el Rubicón y decide asumir el elevadísimo riesgo de aliarse con Podemos y con los independentistas, ese modelo se repetiría por lógica después en Galicia. Algo que podría convertir a esta comunidad en la primera en ser gobernada por Podemos y sus confluencias si, como auguran todos los sondeos, En Marea supera a los socialistas en las elecciones gallegas. Si en Madrid gobierna Sánchez gracias a Podemos, en Galicia gobernaría la alianza tripartita gracias al PSdeG.
Por el contrario, si en España se abre paso la gran coalición por la vía indirecta de un Gobierno de PSOE o PP con Ciudadanos consentido por el grande que se quede fuera, o por la de la gran alianza de los tres partidos, Podemos rompería todos los puentes con el PSOE y el acuerdo del PSdeG y las mareas para gobernar en Galicia sería imposible. En esas condiciones, se acabaría abriendo paso la posibilidad de que el PPdeG gobierne en minoría gracias a la abstención del PSdeG e incluso, aunque ahora parezca imposible, la de la gran coalición a la gallega. Un acuerdo de amplísima mayoría que podría poner en marcha reformas ineludibles para Galicia, incluida la del Estatuto, eternamente aplazada por la desconfianza mutua.
El PP debate si celebra las gallegas y generales a la vez
En caso de que sea necesario repetir las elecciones generales, ¿le convendría al PPdeG un adelanto de los comicios en Galicia para hacerlos coincidir? El análisis se está haciendo ya. Y, aunque hay dudas, muchos creen que sería positivo para los populares gallegos porque se aprovecharían de un previsible impulso del PP en las generales respecto al 20D, al recuperar votos fugados a Ciudadanos por el temor a un Gobierno del PSOE con Podemos en España. Quienes apuestan por celebrar los dos procesos a la vez opinan además que, si se retrasan hasta octubre, se corre el riesgo de que si Rajoy no logra gobernar, eso conlleve un efecto de desmovilización del votante popular en las gallegas.
Feijoo podría tener que tomar su decisión a ciegas
Por muy bien que se midan los tiempos políticos, al final las cosas casi nunca salen como están previstas. La previsión de Alberto Núñez Feijoo es desde hace mucho no tomar una decisión firme sobre su futuro hasta que el panorama político no estuviera despejado en Madrid. De ahí que apuntara antes de las elecciones que no movería ficha hasta «el primer trimestre del 2016», cuando previsiblemente ya habría Gobierno en España. Ahora, sin embargo, aunque ha ampliado ese margen hasta abril, podría tener que acabar decidiendo su futuro a ciegas. Si las elecciones se repiten, no se irá a las urnas como mínimo hasta finales de junio. En ese caso, Feijoo decidiría sin saber aún si Rajoy sigue o no.
José Manuel Barreiro liga su futuro político al de Rajoy
José Manuel Barreiro confirmó lo que apuntábamos aquí la semana pasada apostando por dejar el liderazgo del PP de Lugo para concentrarse en la labor de portavoz en el Senado. En caso de que Pedro Sánchez consiguiera gobernar le otorgaría un papel de extraordinaria relevancia, porque tendría en sus manos la principal arma del PP para hacer oposición en la legislatura con la mayoría absoluta en la Cámara Alta. La apuesta es, sin embargo, de alto riesgo, porque liga su futuro al de Rajoy. Un cambio de liderazgo en el partido si el PP no logra gobernar comportaría un cambio de portavoces en el Congreso y en el Senado, dejando a Barreiro sin papel relevante ni en Galicia ni en Madrid.