El consejo de la diáspora propone un sistema de sufragio telemático
02 may 2016 . Actualizado a las 11:19 h.La repetición de las elecciones generales y los obstáculos burocráticos y logísticos que la emigración tiene que superar para poder votar ha propiciado que el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior haya reactivado su oposición contra el sistema electoral implantado en el 2011 que les obliga a solicitar participar en cada convocatoria ante las urnas y cruzar hasta tres envíos postales entre su país de residencia y provincia de origen para que se contabilice su papeleta.
La Comisión de Derechos Civiles y Participación del órgano de representación de la emigración ante la Administración estatal ha acordado «pronunciarse con fuerza» contra el llamado voto rogado y solicitar su «inmediata derogación», al considerar que ni los plazos que se otorgan a los residentes en el exterior son suficientes para inscribirse, recibir la documentación y reenviar la papeleta con su voto, ni tampoco permite a toda la diáspora participar con las mismas condiciones al depender de la calidad del sistema postal de cada país o la distancia de residencia hasta las oficinas consulares.
Caída en la participación
La progresiva reducción en la participación electoral de la emigración se ha hecho evidente en comunidades como Galicia, donde desde el cambio del sistema electoral aprobado por PSOE, PP, PNV y CiU y la implantación del voto rogado pasó de votar el 35,14 % del censo en los comicios generales del 2008 a solo el 4,2 en los del 2011 y ya solo un 2,5 % en las elecciones del pasado diciembre. En cambio, fruto de las nuevas oleadas migratorias y la nacionalización de los descendientes de los que dejaron Galicia el siglo pasado, el peso de la diáspora en el censo electoral de la comunidad nunca había sido tan notable, al alcanzar ya el 16,3 % del electorado total, con 441.909 inscritos mayores de edad.
Voto de oficio para todos
La comisión, presidida por Ángel Capellán, que lidera también el Consejo de Residentes de Nueva York, considera que esa relevancia debe de ser reconocida a la hora de participar en la elección de los representantes públicos y para ello plantean que se vuelva a implantar el voto de oficio a todos los censados en el exterior para que todos reciban la documentación y papeletas sin necesidad de rogar el voto en cada cita electoral. Otra de las reclamaciones de la representación de la diáspora plantea la adopción de un sistema de votación electrónica como ya han integrado varios países, y también que se aumente el número de mesas electorales en los consulados y embajadas españolas para poder depositar en persona las papeletas.
La última de las peticiones de la Comisión de Derechos Civiles del Consejo requiere que los residentes en el exterior puedan volver a votar en las elecciones municipales, proceso del que están excluidos desde el 2011, para dar así respuesta a emigrantes que se consideran estrechamente vinculados a su localidad de origen, o los que forman parte de la nueva diáspora, fundamentalmente presente en países europeos cuya cercanía les permite regresar a su hogar en varias ocasiones al año.
La comisión reclama por último a los diputados de todos los partidos que «se tomen en consideración» las peticiones que la emigración viene planteando desde que se debatió en el 2010 la reforma electoral, cambio que todos los partidos reconocen que ha excluido a los residentes en el exterior.