Feijoo prefiere no ir de la mano de Rajoy

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Pese a las evidentes ventajas, parece haber renunciado a un adelanto de las autonómicas para marcar distancias

02 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En el fútbol, el tópico dice que el equipo que domina pero perdona muchas oportunidades de gol acaba pagándolo al final del partido y suele empatar o perder. Si las elecciones gallegas se midieran en términos deportivos, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, estaría jugando con fuego si, como parece, opta por no adelantar los comicios autonómicos para hacerlos coincidir con las generales del 26 de junio. Y ello es así porque resultará muy difícil que el líder del PPdeG disponga en ningún otro momento de unas condiciones más favorables que las actuales para alcanzar un tercer mandato. Las circunstancias serían tan propicias para Feijoo en caso de que hiciera uso de su prerrogativa de adelantar las elecciones, que solo su deseo de marcar distancias con Rajoy y de no aparecer como un político que sitúa sus intereses personales por encima de los de su comunidad justifica que hoy mismo no disuelva el Parlamento gallego.

De entrada, poca diferencia habría entre ir a las urnas en una u otra fecha, porque el habitualmente improductivo período veraniego que va de julio a septiembre acerca todavía más ambas opciones. Pero es obvio que en menos de dos meses el candidato que elija el PSdeG apenas tendría tiempo de consolidarse y de superar la división interna en el partido. Y lo mismo le ocurriría a Podemos y las mareas, que tienen ahora enormes dificultades para reeditar en los mismos términos el pacto de las pasadas autonómicas. Sin embargo, en otoño podrían haber superado esos problemas, en especial si Podemos logra un buen resultado en las generales. También el BNG podría coger aire en Galicia si remonta en las generales. Y, por último, Ciudadanos está empezando a consolidar su estructura en Galicia y cuanto más tiempo transcurra, más posibilidades tendrá en las autonómicas.

Pero, más allá de que podría haber cogido en mal momento a sus rivales, están los riesgos que implica para Feijoo el esperar a octubre. Ni siquiera una victoria clara de Rajoy que le permitiera formar Gobierno jugaría a su favor. Al contrario, movilizaría más a los detractores del PP en Galicia. Eso es exactamente lo que le ocurrió contra todo pronóstico a Javier Arenas en Andalucía en el 2012, solo cuatro meses después de las generales del 2011, en las que Rajoy arrasó. Como ocurrió entonces, es previsible que el Ejecutivo central tenga que adoptar de inmediato drásticos ajustes que implicarían un fuerte desgaste que el PPdeG acabaría pagando en Galicia.

Nada de esto escapa al análisis de Feijoo que, sin embargo, parece haberse decidido por esperar, pese a la presión de Génova. El presidente de la Xunta visitó el pasado día 15 de abril al lendakari vasco Íñigo Urkullu. Y en esa cita, ambos habrían acordado mantener sus respectivos comicios autonómicos al margen de las elecciones generales, de manera que gallegas y vascas se celebren juntas, como es tradición, allá por octubre. Todo indica que la relación de Feijoo con Rajoy es cada vez más distante. Y que prefiere jugar sus propias cartas, por complicadas que sean, antes que hacer una campaña electoral de la mano del líder del PP. Eso, siempre que hoy mismo no dé una enorme sorpresa.

El mito del Iglesias radical frente al Errejón moderado

El empeño del PSOE en culpar a Pablo Iglesias del fracaso de las negociaciones para formar un Gobierno de izquierda ha hecho que cale la idea de que Íñigo Errejón es un político mucho más moderado que Iglesias y con postulados próximos a la socialdemocracia. Esa idea, sin embargo, dista mucho de ser cierta. Basta repasar los vídeos que el programa La Tuerka tiene colgados en Youtube para comprobar que Errejón ha defendido siempre ideas de extrema izquierda mucho más radicales que las de Iglesias. La diferencia es que Errejón no tiene problemas en hacerse pasar por lo que no es para captar votos y lograr el poder, mientras que Iglesias quiere lograr el poder sin traicionarse a sí mismo.

Caamaño llevaría al PSdeG a un giro nacionalista

Más allá de quedar segundo o tercero en las elecciones gallegas, el PSdeG se juega buena parte de su futuro en la elección de su candidato. Con Leiceaga ya en la carrera, Abel Caballero trata de convencer a Francisco Caamaño para que dé el paso. Si el exministro acabara cruzando ese puente, no es muy difícil adivinar hacia dónde escoraría el socialismo gallego. Caamaño fue quien redactó el texto del Estatuto en el que Cataluña se definía como nación y que luego tuvieron que cepillar el Congreso y el Constitucional. Y Caamaño también considera que Galicia es una nación. Con esos precedentes, a las mareas no les sería difícil arrastrar al PSdeG a una deriva nacionalista si Caamaño es el candidato.

Díaz le pone a Sánchez una misión casi imposible

Muy mal se presentan las cosas para Pedro Sánchez. El líder del PSOE estaba convencido de que su decisión de presentarse a la investidura no solo iba a reforzar sus opciones en caso de que las elecciones se tuvieran que repetir, sino que también iba a consolidar su liderazgo interno en el PSOE después de haber superado, echándose en brazos de la militancia, las presiones de la andaluza Susana Díaz. Lo que ha sucedido es todo lo contrario. Los sondeos indican que el PSOE se estanca o incluso va a la baja. Y Susana Díaz, respaldada por el sector crítico con Sánchez, le ha puesto ahora un listón demasiado alto. Si quiere seguir, le han dicho, tiene que ganar las elecciones. Algo que parece una misión imposible.