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Guerra total contra la avispa velutina

taNIA TABOADA LUGO / LA VOZ

AGRICULTURA

OSCAR CELA

Un apicultor gallego instala más de cien trampas en las cuatro fincas en las que tiene colmenas. Este año el insecto invasor ha matado las abejas de 17 habitáculos

20 oct 2016 . Actualizado a las 13:31 h.

Hace dos años que las avispas asiáticas llegaron a cuatro fincas de un apicultor de Moscán, en el municipio lucense de O Páramo. En esta zona del sur de Lugo, Manuel Capón tenía todo acondicionado para que sus abejas produjeran la mejor miel. Sembró plantas con flores que cuentan con un excelente néctar, instaló varios bebederos para que paliaran la sed... Todo hecho con esmero para poder recoger un buen producto de sus enjambres.

Tenía 66 colmenas distribuidas entre sus cuatro fincas, que se encuentran muy próximas. Cada temporada recogía unos 700 kilos de miel. Pero esta racha se vino abajo este año tras la invasión de las velutinas. Estos insectos atacaron de lleno 17 de sus colmenas y mataron a sus moradoras. La producción fue mucho menor, recolectó tan solo trescientos kilos. «É unha auténtica praga e cada vez vai a máis. Métense dentro das colmeas e mátanas a todas. Unha velutina é capaz de matar 80 abellas nun día», cuenta este apicultor. «Son todo veleno. Póñense enriba das abellas, engánchanas con esa especie de ganchos que teñen enriba da cabeza e córtanlle o abdome. Tamén acaban coa froita. Tiña dous marmeleiros e acabáronme con eles», explica Manuel Capón.

Este apicultor ha intentado acabar con las velutinas experimentando con métodos muy diferentes. «Primeiro comprei uns aparellos que vendían nas tendas, pero eran moi caros. Despois optei por coller un soprete e intentar queimalas e agora ando con trucos caseiros. A verdade é que están dando resultado. As velutinas caen no engano, pero aínda así non me dou desfeito delas».

Botellas con zumo

Estas trampas que instaló últimamente son botellas de plástico, la mayoría de ellas de cinco litros, a las que les hecha un líquido dulce para atraerlas y atraparlas. «Preparo unha especie de zume elaborado con 500 gramos de azucre, cinco litros de cervexa e un litro de zume de arandos. Revolvo todo e vouno repartindo entre as botellas. Logo fágolles un corte para que as avespas se metan na botella, e van caendo», explica este lucense, que tiene instaladas más de cien recipientes trampa entre los árboles.

El contacto de este apicultor con las abejas viene desde su niñez. Sus abuelos ya tenían colmenas y él está al frente desde el año 1984. Su miel está incluida en la denominación Mil flores debido a su calidad, pero teme que su buen producto y este negocio se hunda debido a la presencia de las abejas asesinas. Por eso le ha declarado la guerra total a este insecto.