El cole donde aprender es un juego

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

02 may 2017 . Actualizado a las 11:07 h.

Si la serie Centros Innovadores se inauguró la semana pasada con un pequeño colegio rural, el Viñagrande de Vilanova de Arousa, esta segunda entrega con el CEIP Ponte dos Brozos (Arteixo) multiplica por diez las cifras del anterior. Es posiblemente el colegio de infantil y primaria más grande de Galicia y sus casi 1.200 alumnos -es de línea 5 (cinco clases por curso) y dos cursos de línea 6- echan por tierra la creencia de que la innovación educativa se tiene que limitar a centros pequeños y manejables.

Con el nuevo siglo, el Ponte dos Brozos recibió un regalo inesperado: la recién nacida Fundación Amancio Ortega (FAO) dotó de ordenadores portátiles al colegio. Fue el primer paso en un largo camino que les ha llevado adonde están hoy. Actualmente, el grueso de las ayudas les llega del Concello de Arteixo: «Temos que agradecer o traballo do Concello -apunta Fernando Moreno, coordinador de las TIC y director de esta orquesta de tecnología-, porque sen eles non poderíamos renovar os equipos e ter chegado ata aquí».

Aquí es un lugar en el que todos los niños manejan ordenadores, tabletas o móviles. Un lugar donde la programación de videojuegos no es patrimonio de uno o dos alumnos aventajados y en el que el dominio de las pantallas táctiles para, por ejemplo, construir un mundo en Minecraft deja boquiabierto a cualquier cuarentón. Pero, ojo, que los niños convivan diariamente con la tecnología no quiere decir que los ordenadores sean el centro del colegio: «Aproveitámonos da motivación que para os rapaces é traballar coa tecnoloxía para centrarnos nos contidos que nós queremos. Non é xogar para telos entretidos, é usar as TIC para desenrolar proxectos que os fagan pensar, e ser máis autónomos e colaborativos». Fernando Moreno quiere dejar claro que todo ese mundo de la informática es «só unha ferramenta», como lo fue el encerado.

Programas voluntarios

Begoña Codesal, profesora de cuarto, lo confirma: «Non serve de nada deixarlles as tabletas moito tempo. Ao mellor están vinte minutos e ao final déixolles dous ou tres para que xoguen. O resto do tempo teñen que traballar e mandarme a min o que fixeron». Codesal llevaba años de profesora cuando aterrizó en el Ponte dos Brozos y ella, que siempre ha querido estar a la última, no se lo pensó. Y está en el grupo de profesores que van a la vanguardia. Porque en el Ponte dos Brozos hay libertad para que cada maestro escoja su grado de implicación con la tecnología, aunque inicialmente todos reciben un curso sobre conocimientos básicos. «En todas as clases hai unha pizarra dixital ou un proxector con Internet e dous pecés, pero o resto do material é común e se reparte entre quen quere usalo», explica Moreno, quien reconoce que de los 77 maestros que trabajan en este centro, hay 25 totalmente volcados con esta forma de enseñanza.

Como María Ces, coordinadora de la biblioteca. Entró en el colegio a la vez que Begoña Codesal y aunque no le tenía miedo a la tecnología «non era consciente do que era ata que empecei». El primer año «só observei, e despois metinme en grupos de traballo». De la mano de Fernando Moreno comenzó a conocer sus posibilidades, y hasta hoy.

Ellas, como los otros profesores más activos, van probando nuevos proyectos en sus espacios. «Este é un colexio tan grande -explica Moreno- que é imposible implantar un programa en todo o centro á vez. O que facemos é desenrolar un proxecto nun curso e ver o resultado que ten antes de amplialo». Como hay tutores que no se meten en grandes aventuras, lo que se hace es practicar el proyecto piloto con sus alumnos en pequeños grupos, para que ningún niño de un curso se quede sin posibilidades frente a otro compañero de distinta clase.

¿Y qué piensan los niños de todo esto? Para ellos la tecnología es algo tan natural que no saben cómo sería su vida escolar sin ella. Todos los de sexto quieren opinar sobre Minecraft y Hugo, Lucas, Oleg y Teo explican, casi a la vez, qué es lo más interesante de este juego de construcción con el que aprenden Matemáticas. «Hay dos modos de jugar, supervivencia y creativo» y a ellos en general les gusta más la supervivencia porque tiene más aventura y es más difícil. Según los logros que obtienes puedes conseguir mejores herramientas que te permiten picar el suelo hasta encontrar minas de esmeraldas, el producto para la construcción más cotizado y difícil de hallar. La metodología les cambia la forma de pensar, aunque de mayores quieren ser policías, arquitectos, futbolistas e inventores, o todo a la vez. Lo dijo Javier Díaz, el director: «Gustaríanos ter máis contacto coa universidade, que fagan investigacións para saber se estes chicos elixen máis algunhas carreiras».

 Las claves del centro

Gamificación. «Os proxectos van incorporándose á nosa forma de traballar»

Es uno de sus proyectos clásicos, hoy totalmente integrado en el colegio. Consiste en utilizar técnicas de juego -si haces X, consigues una pegatina o pasas de nivel- y trabajo en equipo para avanzar en conocimientos.

Programación. «Os nenos non son nativos dixitais, son orfos dixitais»

El día de mañana habrá dos tipos de personas: las que consuman tecnología y las que la creen. En el colegio tienen claro que los segundos tendrán más posibilidades de éxito. «Os rapaces son orfos dixitais», dice Moreno, que les enseña a programar. «Pódense facer videoxogos sobre matemáticas ou linguaxe», apunta Codesal. Mañana arranca el proyecto estrella de este año, la Hora do Código: en el recreo unos 25 alumnos mentores -por turnos de un día a la semana- enseñarán a programar a 160 compañeros, a veces de cursos superiores.

«Touchcast». «Me interesa la física, la densidad de las cosas»

Con Touchcast, una app, estudiaron Física el año pasado Uxía y Claudia, a quien interesa «la física, como la densidad de las cosas», después de hacer vídeos sobre flotabilidad. 

«Minecraft». «Facer unha illa flotante é difícil porque non hai gravidade»

Minecraft para Educación es el nuevo programa del colegio. Hugo, de sexto, reconoce que lo más difícil que hizo en Minecraft fue «un castelo nunha illa flotante», porque la falta de gravedad le complicó la construcción. 

Wallame. «A realidade aumentada é un descubrimento»

María Ces prueba ahora la realidad aumentada, que ha hecho popular Pokémon Go. Con un programa similar los niños capturaron cuadros famosos a partir de pistas por todo el centro. «É un descubrimento», dice.