«Vivir así é moi triste, nin temos un veciño para contar un conto»

TANIA TABOADA LUGO / LA VOZ

GALICIA

CarlosRueda

Elvira Prado y Antonio Rodríguez son los últimos habitantes de Pradelas, en A Pobra do Brollón

20 ene 2017 . Actualizado a las 19:52 h.

Elvira Parada y Antonio Rodríguez tienen 87 años y son los únicos habitantes de Pradelas, una aldea situada en plena montaña de A Pobra do Brollón, al sur de la provincia de Lugo. Según cuenta el matrimonio, el panorama que presenta actualmente la aldea ni por asomo se asemeja al de hace décadas. Entonces, la aldea estaba llena de vida. Todas las viviendas estaban habitadas y el resto de las construcciones eran palleiras para almacenar hierba. Los paisanos vivían de la ganadería y la agricultura y la mayoría de las tardes hacían un hueco para dar un pequeño paseo por la zona. «Agora é unha pena. Non tes nin quen che bote unha man se pasa algo. Fai uns anos caeunos un raio na casa e pasamos moito medo. Temos teléfono na casa, pero se marcha a luz quedamos incomunicados», indica Elvira.

La crisis demográfica atacó con fuerza a esta zona de la comarca de O Courel e hizo que toda esa actividad quedase reducida a una casa en la que habitan dos personas mayores. «Tivemos animais e horta pero agora xa non podemos facer eses traballos. Xa imos moi maiores. Os vellos foron morrendo e os novos non queren quedar na aldea. Marcharon todos e isto quedou deserto. Vivir así é moi triste, agora xa non hai quen nos bote unha man», manifiesta Elvira Parada.

Desde hace unos meses, Antonio no goza de buena salud. Tiene problemas respiratorios y con frecuencia tiene que conectarse a una bombona de oxígeno. Es por eso por lo que uno de sus dos hijos acude con frecuencia a la casa para ayudar en el cuidado de los progenitores. «Vainos o fillo polas medicinas e polo resto das cousas que precisamos. Nós case non saímos da casa. Non temos nin un veciño para ir dar un paseo nin para contar un conto», indicó Elvira.

Ya no va ni el panadero

El matrimonio reside en la aldea porque Antonio se opuso a abandonar su tierra natal. «Os dous nacemos e criámonos aquí, pero se por min fora marcharía. Pero Antonio non quere marchar. Sacalo de aquí sería o peor para el», explica Elvira, quien añade que actualmente por la aldea no pasa ni el panadero para poder comprar una rosca de pan: «Por aquí non pasa nin o panadeiro. Temos que ir a Pobra de Brollón a buscar mercancía».

Elvira y Antonio recuerdan con mucha morriña cómo años atrás la aldea estaba repleta de actividad y de vida. Desde hace unos años se ven solos, sin servicios básicos y con una aldea entera para ellos.