Rosario Porto se atiborra de pastillas el día que iban a trasladarla de cárcel

Alberto Mahía REDACCIÓN

GALICIA

Atlas TV

La madre y parricida de Asunta supera su tercer intento de siucidio en prisión

25 feb 2017 . Actualizado a las 01:57 h.

Rosario Porto ha vuelto a ingerir una dosis casi letal de pastillas y esta vez la han tenido que trasladar en una ambulancia al hospital de A Coruña para salvarle la vida. La parricida, que ya había intentado intoxicarse en dos ocasiones cuando esperaba el juicio que la condenó a 18 años de prisión, fue hallada en su celda por una compañera de módulo a primera hora de la mañana de ayer tumbada en la cama y sin reaccionar a ningún estímulo. No respondía. Estaba inconsciente. La reclusa alertó inmediatamente a las funcionarias, que la trasladaron a la enfermería de la cárcel de Teixeiro, donde decidieron evacuarla a un hospital. Un día antes, Instituciones Penitenciarias le había comunicado su traslado de prisión. La intención era enviarla a A Lama. Rosario no quería y llamó a su abogado, José Luis Gutiérrez Aranguren, para trasladarle el problema. Pero Rosario no esperó una solución. Se hizo, no se sabe cómo, con un número indeterminado de medicamentos y se los tomó. Su letrado confirma que está fuera de peligro y dice desconocer los motivos por los que Interior decidió el cambio de centro penitenciario.

Responsables de la prisión investigan el acopio de medicamentos. No saben cómo pudo hacerse con tantos fármacos, pues la tenían vigilada después de que en una ocasión encontrasen durante un registro en su celda un buen número de pastillas. Le abrieron un parte disciplinario y, a partir de entonces, tenía que tomar la medicación diariamente delante de los médicos, cuando se la entregaban. Ese episodio lo recordó en el juicio el director del centro penitenciario cuando fue a declarar. El abogado de Rosario contestó a ese parte disciplinario explicando que su clienta «no tomó parte de la medicación durante unos días» porque, si bien «inicialmente» fue atendida por los servicios médicos del centro, más tarde se hizo cargo de su salud un psiquiatra ajeno a la cárcel que le pautó «una modificación de la medicación», por lo que Rosario guardaría las pastillas del «tratamiento anterior» para «entregarlas» a los servicios médicos de la cárcel.

«Aclimatada» a prisión

Este último intento de quitarse la vida se produce cuando mejor estaba la reclusa. Perfectamente adaptada a la vida en prisión y a sus compañeras, ya se había hecho a las costumbres carcelarias y atrás quedaron aquellos enfrentamientos del principio, cuando la insultaban y se dirigían a ella como «la diabólica». Poco a poco, fue ganándose amistades y, a día de hoy, según fuentes penitenciarias, se encuentra perfectamente aclimatada.

Pese al delito por el que ingresó -matar a una niña-, imperdonable por el código carcelario, Rosario se ganó el cariño de otras muchas reclusas, ofreciéndose a pagarles gastos familiares, asistencias legales y hasta prendas de marca. Puede que su traslado a otra prisión ahora que se encontraba adaptada en Teixeiro la empujase a tomar las pastillas.

Rosario Porto está medicada para tratar la depresión desde joven. El primer episodio de flaqueza lo sufrió con 20 años, cuando hacía un curso gracias a una beca Erasmus en las universidades de Lille y de París. A los tres meses, regresó a Santiago con una profunda crisis depresiva y desde entonces nunca pudo dejar el tratamiento. El lorazepam, el mismo medicamento que le dieron a Asunta para adormecerla, forma parte del botiquín de Rosario desde siempre.