El «annus horribilis» del PSdeG sin Besteiro

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

El partido funciona descabezado y sin reunir a sus máximos órganos políticos desde la dimisión del secretario general

17 mar 2017 . Actualizado a las 11:09 h.

Fue secretario general del PSdeG-PSOE con un caudal de apoyo importante y el primero que eligieron los militantes mediante voto en urna. «Eu son fillo das primarias», solía decir José Ramón Gómez Besteiro, el abogado lucense al que le vinieron las cosas del revés para continuar con su carrera política. Durante meses, Pedro Sánchez lo respaldó e hizo la vista gorda con sus cuatro imputaciones. Pero la jueza Pilar de Lara le aumentó la dosis: hasta diez imputaciones por dos causas diferentes, algo inédito en Galicia. Fue un mazazo que obligó a Ferraz a soltar lastre y que provocó la dimisión de Besteiro hace ahora un año.

La caída del líder del PSdeG tuvo lugar el 18 de marzo del 2016, cuando Pedro Sánchez intentaba aquel juego de malabares de pactar con Ciudadanos y requerir una abstención de Podemos para convertirse en presidente del Gobierno.

Con la salida de escena de Besteiro, volcado ahora en su labor profesional como abogado, aunque muy pendiente de todos los movimientos políticos, el PSdeG se adentró en una de las crisis más profundas desde su refundación, pues en la práctica vive descabezado y sin rumbo, renunciando a reunir a los máximos órganos del partido para intentar salir del atolladero.

Fue un auténtico annus horribilis, que diría la reina de Inglaterra, un período en el que los socialistas tuvieron que acostumbrarse a sentir en la nuca el aliento de Podemos y sus socios, en el que Madrid aprovechó para tomar el pleno control de su sucursal gallega y en el que las familias volvieron a afilar los cuchillos para disputar en un ambiente bélico las primarias para elegir al candidato a la Xunta.

«Un cabodano longo e doente», escribió recientemente el ourensano Pachi Vázquez, que precedió a Besteiro como líder de los socialistas gallegos, para aludir a este año sin Besteiro en el que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, intentó ocupar el baldío con el pretexto de que era «un drama» que el PSdeG no tuviera dirección.

Y la razón le asiste, porque el PSdeG no fue capaz de reunir a su comité nacional, el máximo órgano entre congresos, en el último año, del mismo modo que ha dejado de reunirse la comisión gestora que preside Pilar Cancela, que teóricamente lleva las riendas del partido. Su penúltima reunión tuvo lugar en Navidades; la última, en carnaval. Algunas voces del partido ironizan con que la próxima cita puede caer hacia Semana Santa, coincidiendo con un nuevo período vacacional.

Evidentemente, no todo ha sido negativo en la hoja de servicios que puede mostrar la gestora de Pilar Cancela, que ocupó la silla vacía dejada por Besteiro. En un tiempo récord logró organizar con éxito unas primarias, con un resultado aceptado por todos, y vigiló mucho la caja de caudales para seguir reduciendo la abultada deuda heredada de la etapa de Pachi Vázquez.

Sin autoridad

En cambio, la gestión orgánica de Cancela fue sumando un error tras otro. En realidad, no supo ocupar el espacio, trazar una estrategia política ni imponer una mínima autoridad sobre el partido. Llegaron a pedirle la dimisión, sin que ocurriera nada. En el fondo puede que Pilar Cancela viviera más cómoda en esa hueca ilusión madrileña de ser ministra de Agricultura en la sombra, papel que le otorgó el ilusionista Pedro Sánchez, pues se trata de un puesto y de unas competencias por las que no tiene que rendir cuentas a nadie.

Dirigir el PSdeG tiene algo más de complejidad que un ministerio inexistente. Es verdad que a quien fue número dos de Besteiro no le dieron tregua, y quizás por ello su respuesta fue quedar quieta y no significarse. Razones que ahora pueden pesar en Ferraz para autorizar su relevo.