Surgen negocios en Internet con la proliferación de la okupación de casas

Carlos Punzón
c. punzón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Matones, abogados e inmobiliarias se anuncian en la Red junto a okupas de pisos

26 mar 2017 . Actualizado a las 19:12 h.

«Okupas a la calle. Desalojamos y recuperamos tu vivienda, local, edificio, naves en toda España. Rapidez, seriedad y 100 % garantizado. Ante el okupa, mano dura». Así, sin rodeos ni miramientos, un anuncio publicado desde A Coruña compartía espacio ayer en una web de compraventas con demandantes de pisos susceptibles de ser okupados, abogados con experiencia en pleitear contra usurpadores de viviendas, inversores inmobiliarios dispuestos a compras exprés de edificaciones asaltadas, fabricantes de puertas «imposibles de reventar», cerrajeros, guardeses de hogares sin uso o asesores de cómo llevar a cabo una okupación sin correr demasiados riesgos.

Una economía paralela a la okupación de viviendas ha surgido en Internet sin aparentes controles ni cortapisas. «Busco piso okupa urgente», se anuncia en un portal. «Busco urgentemente casa para okupar o alguien que me la ceda y le pago. Urge. Busco en Móstoles, Fuenlabrada. Alcorcón, Coímbra. Solo gente seria», concluye, no sin antes indicar estar dispuesto a pagar 500 euros a quien le facilite la vivienda a okupar. «Busco personas que me abran piso de banco para okupar. Solo piso de banco y que no cobre demasiado, ya que por razones obvias no dispongo de mucho presupuesto», se indica en otro anuncio. «Compro piso okupa, porque nos van a desahuciar», publicita una nueva web con precio máximo a pagar de 200 euros. Por 550 euros otra persona ofrece una vivienda de cuatro habitaciones, propiedad de un banco, que asegura está lista para asaltar.

Matones y abogados

Pero además de las ofertas y demandas de vivienda entre okupantes, proliferan igualmente quienes se anuncian para poner fin a la usurpación de inmuebles. Anuncios como el mencionado de A Coruña surgen en toda España, unas veces con lenguaje que raya el matonismo y otras apelando a ejercicios de legalidad. «Fuera de mi casa. Desalojo y desokupación. Empresa dedicada al desalojo de viviendas okupadas ilegalmente. Llámanos, basta de vivir con miedo», proclama una firma que garantiza el 100 % de éxito, aunque no entra en detalles de cómo lo logra. Con abogados en todo el país, un despacho se ofrece también en Internet con el lema «Recupere su piso. Fuera okupas». «Desahucio de morosos desde 250 euros. Okupas, desde 1.000» se añade. «Libere su vivienda o inmueble de okupas», reza una publicidad más de un despacho con presencia en media España que asegura evitar «largos procesos administrativos y juicios».

Por decenas se pueden contar en diversos portales de anuncios las ofertas de anónimos inversores que dicen estar dispuestos a comprar inmuebles okupados. «Me da igual. Compro piso, apartamento o chalé con okupas», se proclama en uno de los muchos anuncios que dejan ver la predisposición a comprar barato a quienes se ven aquejados por la pérdida temporal del control de sus propiedades. «Grupo inversor compra pisos con okupas en toda España. Máxima seriedad y las operaciones se cierran rápido», hace constar otra publicidad. «Compramos pisos con problemas», «Compramos pisos a reformar o con okupas», o «Compro chalés al contado y en 24 horas» surgen tras una búsqueda sencilla en Internet.

Puertas de acero con marcos blindados por 750 euros, alarmas conectadas al teléfono móvil y cerrajeros que abren «si no eres un okupa» forman también parte de esa economía paralela.

«Yo no tengo cuerpo para pegar una patada y okupar»

«Matrimonio español de mediana edad, caído en desgracia por la crisis, urge vivienda». El grito desesperado fue publicado ayer desde Muxía por una mujer de 50 años, Begoña, en un portal de anuncios en Internet con el llamativo título de «Solución antiokupas». «Solo buscamos dónde vivir y a cambio podemos evitar que entren okupas en la vivienda que nos cedan o, si son varios pisos, los vigilamos y mantenemos para dar apariencia de uso y que no se cuele nadie», resume así las ventajas de su oferta.

Junto a su pareja, también de 50 años, traza en su relato el descenso vital que la crisis les ha generado tras 30 años en Galicia, tierra que consideran como la suya. Afincados en la Costa da Morte, abren el abanico de opciones territoriales a quienes les puedan facilitar una vivienda en Muxía, Vimianzo, Cee o Carballo.

«Debemos tres meses de alquiler y eso me envenena, pero yo no tengo cuerpo para pegar una patada a una puerta y okupar un piso. La gente nos dice que lo hagamos, pero yo no soy capaz».

Describe el mundo de la okupación como un hecho que va a más y por eso se publicitan. «Se ofrece matrimonio de mediana edad para labores de guarda de fincas, o de casas rurales, porteros de fincas, administradores y vigilantes de pisos. Estudios de bachiller, don de gentes, buen trato, idiomas, jardinería, pintura, labores de bricolaje, permiso de conducir, precisamos vivienda. Seriedad. También podríamos vigilar propiedades antiokupas», relata la pareja en un segundo anuncio convertido en un currículo apresurado, expresión de sus urgencias y sugerencia de servicios preventivos ante posibles okupaciones ilegales de viviendas.

Vigilancia a cambio de casa

«Hay gente que sabemos que tiene por aquí ocho o diez pisos vacíos y por eso nos ofrecemos a cuidárselos y vigilarlos a cambio de la cesión temporal de uno de ellos», explica. «Abriríamos y cerraríamos las persianas y otras cosas para dar la sensación exterior de que alguien habita esos pisos vacíos», prosigue. «¡Ah!, y pintar y mantenerlos también», añade ampliando la versatilidad de la pareja si alguien le da la oportunidad que reclama.

«Cada vez estamos peor, porque cuando uno entra en un pozo como es el de la necesidad cada vez se baja más y más», asegura, mientras indica que los dos se encuentran en paro después de una vida dedicada a la venta en los mercados. «Ahora mismo no tenemos nada, no nos da ni para el alquiler», lamenta mientras trata de hacer ver que si alguien les confía una propiedad la cuidarán y vigilarán para evitar que otros se cuelen en ella y generen un calvario a sus propietarios. «Sin problemas con nadie, cambiaría vivienda por trabajos de mantenimiento», concluye su anuncio.