Cómo se busca hoy a Diana Quer

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

cedida

Casi ocho meses después de su desaparición, la Guardia Civil sigue recorriendo todas las semanas A Pobra

14 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Diana Quer cumplió 19 años el miércoles sin que ninguno de sus seres queridos pudiera felicitarla. Su entorno, ahora que se cumplen casi ocho meses de la desaparición, sobrelleva de la mejor manera posible el vacío que la joven madrileña dejó el pasado 22 de agosto cuando emprendió, de madrugada, el camino de regreso a su casa de verano en A Pobra tras una noche de fiesta con amigos. Lo que pasó en ese trayecto, que no llegó a completar, sigue siendo la gran incógnita de la investigación policial, que se mantiene latente con agentes que recorren la comarca de Barbanza varios días a la semana.

Una vez superado este puente festivo, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Ribeira tendrá que decidir si mantiene el secreto del sumario decretado desde agosto del año pasado. En la Guardia Civil existe la creencia de que la semana que viene podría haber novedades, ya que, según las fuentes consultadas, el mismo juez al parecer expresó al oficial a cargo del caso que, de no presentar pruebas concretas que permitan avanzar en la investigación de forma precisa, podría levantar el secreto de las actuaciones.

Pero más allá de la parte judicial, o de si las pruebas obtenidas hasta la fecha no son lo suficientemente sólidas para culpar a uno o varios individuos, lo cierto es que el instituto armado, a través de agentes especializados del grupo de personas de la Unidad Central Operativa (UCO), sigue volcado en la búsqueda. Eso sí, siempre en la medida de sus posibilidades, que a veces no son las deseadas.

Entre A Coruña y Barbanza

La forma de dar con el paradero de Diana Quer no ha variado en los últimos meses. El grueso del trabajo sigue realizándose en la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, en donde los efectivos destinados al caso están inmersos en un mar de datos de telefonía móvil que no acaban de aportar la luz necesaria y deseada. Y eso que una parte de ese vasta información que manejan ya superó varios filtros que permiten descartar algunas de las líneas que, de inicio, se pensaba que podían llegar a buen puerto, pero que, con el tiempo, acabaron convirtiéndose en callejones sin salida.

La otra parte de las pesquisas se lleva a cabo sobre el terreno. Es decir, pateando por enésima vez cada carretera, camino, acera, puerto, aldea o tramo del litoral para intentar acercarse lo máximo posible a la verdad. Los agentes, conscientes de lo que saben y de lo que se les escapa, reconstruyen una y otra vez los hechos que pudieron darse aquella madrugada. A Pobra sigue siendo la principal población que hay que rastrear. Tanto es así que estos agentes, procedentes en su mayoría de fuera de Galicia, se dejan ver comiendo en un conocido restaurante que está a las afueras de la villa. Y todo ello intentando aislarse del ruido y de las versiones contradictorias que fueron obteniendo a través de los más de 200 testimonios aportados, ya fueran de forma voluntaria o por requerimiento.

En la familia de la joven, y en lo referido a la investigación, se mantiene el mutismo generalizado. La madre, Diana López-Pinel, regresó con su otra hija a A Pobra coincidiendo con la Semana Santa y el cumpleaños de la joven ausente. El padre, mientras, rompió esta semana su política de silencio para reconocer que la situación que atraviesa es un calvario cada día, siendo especialmente duro lo vivido el miércoles, cuando su hija mayor tendría que haber estado rodeada de los suyos para festejar su decimonoveno cumpleaños.