Las llamas se ceban también con Asturias

xurxo melchor / luis fernández REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Incendios de más de 20 hectáreas
La Voz

Tanto la Xunta como el Principado señalan a los incendiarios como principal causa de la oleada de fuegos

25 abr 2017 . Actualizado a las 11:53 h.

Galicia y Asturias comparten mucho más que posición geográfica, clima y paisaje. Sin embargo, algo en lo que se diferenciaban claramente hasta hace bien poco era en la muy distinta forma en la que sufrían los incendios forestales. En Galicia son un problema recurrente, que está presente en las estadísticas desde la década de los 70, mientras que para el Principado fue el 2015 el ejercicio en el que verdaderamente el fuego se convirtió en un problema político y social de primer orden. Aquel año ardieron en la región más de 12.000 hectáreas en más de 364 focos y las pérdidas económicas superaron los 12 millones de euros.

Está claro que las condiciones climatológicas, con altas temperaturas y ausencia de lluvias, son un factor determinante a la hora de fomentar la aparición de incendios en los montes y de facilitar su propagación. Sin embargo, tanto la Xunta, gobernada por el Partido Popular, como el Principado, con un presidente socialista, coinciden en el diagnóstico de cuál es el principal factor que está detrás de la ola de fuegos: los incendiarios.

«La mayor parte de los incendios que están activos, no hay más que acudir a las estadísticas, son provocados», señaló la semana pasada Guillermo Martínez, consejero de Presidencia del Principado. Una afirmación que han hecho reiteradamente desde la Xunta tanto el presidente Feijoo como la conselleira de Medio Rural, Ánxeles Vázquez.

Las causas del fuego son diversas. Desde negligencias y descuidos en las quemas de limpieza de fincas hasta la búsqueda de pastos por parte de los ganaderos. El abandono del medio rural empeora la situación, porque zonas como A Mariña lucense, con explotaciones forestales bien gestionadas y vigiladas, arden muy por debajo de la media. Otro dato que demuestra hasta qué punto incide la despoblación en la proliferación de los fuegos es que la gran mayoría de las hectáreas arrasadas son siempre de monte raso. Las zonas arboladas están siempre más vigiladas y protegidas, ya que representan un importante recurso económico para muchas familias.

También tienen su cuota de responsabilidad las personas con problemas mentales, esas que cuando son detenidas aseguran que querían ver los hidroaviones, o los enfrentamientos entre vecinos por problemas con la propiedad de fincas. Es llamativo que concellos como Ordes comiencen a arder justo después de que se apruebe una concentración parcelaria que pareció no dejar satisfechos a todos los vecinos implicados.

En Asturias, además de a estos factores, los expertos apuntan a otra causa determinante en el cambio legal que el pasado marzo hizo el Principado para permitir a los ganaderos entrar en las zonas quemadas para aprovechar pastos. Una valoración que comparten desde la presidenta del Colegio de Ingenieros de Montes, Rosa Panelles, a la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies, que ha denunciado que desde que entró en vigor esta medida «e incluso desde el momento mismo que se anunció a bombo y platillo a través de los medios de comunicación, se empezó a desatar una oleada de incendios sin precedentes en nuestra región».

Las investigaciones policiales confirman que en Galicia y Asturias el monte arde sobre todo porque hay quien le prende fuego intencionadamente. A los incendiarios negligentes se los suele identificar, pero los que actúan por espurios intereses resultan más escurridizos. Y contra esa voluntad de causar alarma y atentar contra el medio natural es muy difícil luchar.