Pensar, hacer, mostrar: Piteas

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Santi M. Amil

El colegio ourensano complementa el modelo didáctico de primero de primaria con talleres en todo el centro

29 may 2017 . Actualizado a las 12:49 h.

El CEIP Ben-Cho-Shey es un centro Piteas. Es decir, está entre los ocho elegidos de Galicia para poner en marcha este proyecto piloto de la Fundación Barrié y la Consellería de Educación que quiere cambiar la forma de enseñar en la comunidad. El programa se desarrolla en primero de primaria y el próximo año se traslada a segundo, con los alumnos; cuando terminen cuarto se hará un balance final y se decidirá si se extiende al resto de Galicia.

Por lo de pronto, los niños de primero del Ben-Cho-Shey están terminando el curso en el que no ha habido asignaturas como tales y sí mucho trabajo, en equipo e individual. El día de la visita, el grupo va en fila hacia el embalse de Cachamuíña, a pocos kilómetros de Ourense capital. Tienen 6 y 7 años, ellos visten con camisetas de fútbol y todos lucen unas pañoletas verdes de exploradores. Hay revuelo porque tienen que posar para unas fotos del programa Piteas y nadie quiere que lo separen de sus mejores amigos. «Ahora no somos de A o de B, somos todos de primero», dicen las profesoras, Susana y Noelia. Mientras unos sacan las fotos con los carteles, el resto va analizando el póster que les toca para la foto. Hay quien lo lee seguido mientras en otros grupos cada niño se encarga de una frase. «¡Qué interesante esto del parrulo!», dice uno con camiseta de los Picapiedra, «el pez no da grima», sentencia una niña con mallas de cachorros, a la que otra compañera, con visera de Frozen, responde: «Cuando le abres la tripa sí da grima».

Santi M. Amil

Lo que ellos dan así, en una mañana soleada, alborotando y de excursión, es ternura, mientras las profesoras se pasean para controlar que todo está en orden. Aún les queda bajar al embalse y volver andando al cole, que están aprendiendo las medidas de longitud en Matemáticas y no hay como hacer pierna para saber qué son mil metros.

La expedición a Cachamuíña es la forma en que aprenden los niños de primero. Puri Álvarez, orientadora del centro y coordinadora del programa Piteas -junto con Susana López, actualmente de baja- explica en qué consiste el modelo: «Los niños aprenden a partir del entorno, el suelo, la vegetación, la fauna... y las estaciones. Todo está en el currículo, incluso las Matemáticas». Parece lógico que el área del lengua, plástica o sociales se trabaje de esta manera, pero la competencia matemática resulta ajena a un paseo por el encoro: «Contamos los materiales que vamos cogiendo, con los que hemos preparado un ábaco; aprenden cuánto es más o menos, y por supuesto la unidad, decena o centena. Con hojas y piedras hemos hecho un banco y al jugar a las casitas las usamos como moneda. Todo el currículo se puede aplicar sin problemas».

Unos carteles explicativos con los que posan estos días los alumnos pronto se colocarán al inicio de la ruta del embalse: «Es muy importante -dice Álvarez- que los niños cambien las cosas, esa vocación de servicio, y el Concello nos está ayudando mucho».

Santi M. Amil

¿Y qué dicen las profesoras? Susana Alonso y Noelia Docampo están entusiasmadas: «Hemos notado que los niños tienen muchísima motivación», comentan. Para ellas el proceso de adaptación a Piteas ha sido duro pero no difícil, «y muy trabajoso, pero vale la pena». Quieren agradecer la colaboración de las familias, que se esfuerzan por completar la formación de los niños: «Estudiando los peces que hay en el embalse, los abuelos les contaban que antes había otras especies, y estuvimos viendo cómo y por qué los ecosistemas cambian».

Grupos de enriquecimiento

La metodología de Piteas se completa con el trabajo de dos grupos de enriquecimiento o SEM (Piteas se basa en el SEM, siglas de modelo de enriquecimiento escolar, en inglés) formados por diez alumnos de segundo a sexto. Los estudiantes son elegidos por su talento, que se corresponde a alguna de las inteligencias, y tienen dos horas en dos sesiones semanales en horario lectivo. Este curso realizaron un planetario y explicaron a sus compañeros la iniciativa; todas las clases colaboraron en la realización de esta cúpula que tiene mucho de astronomía y también de arte.

Chus Freire, tutora en quinto y responsable del grupo SEM de los pequeños, reconoce que la respuesta del alumnado ha sido magnífica: «Lo ideal -comenta- es que el enriquecimiento tenga lugar dentro del aula, y a los niños seguro que les encantaría, pero estamos empezando en este sistema y vamos poco a poco».

Por ejemplo, están aplicando el método SEM en lectura, ideado por Sally Reis (junto con Joseph Renzulli, ambos de la Universidad de Connecticut, creadores de SEM) en todas las aulas. «Después del recreo -detalla Puri Álvarez- destinamos 20 o 30 minutos a leer y seguimos el análisis de SEM-R. Eso quiere decir que los niños reflexionan sobre los personajes, entorno e historia de una manera completa: les plantean cómo continuarían ellos el cuento, qué creen que falta por contar de los personajes, qué personaje querrían ser... «Aprenden a analizar un texto y eso les va a servir para siempre».

El día 9 de junio, muestra en Santiago

El viernes 9 de junio, de 17 a 20 horas, se celebra en la Cidade da Cultura (edificio CINC) la Feria Piteas, un espacio donde los ocho colegios participantes en este proyecto exponen sus trabajos. Además de observar los productos finales hechos por los alumnos, el público podrá charlar con los profesores para que les expliquen en qué consiste cada proyecto, cómo se ha llevado a cabo y a qué retos se han enfrentado. Hay de todo, desde el que propone un viaje al espacio al que intenta arreglar su instituto.

Cada año, un proyecto

Todo gira entorno al arte. Cada año el colegio cuenta con un proyecto con su mascota, una toupiña, de protagonista. En este curso la elección recayó en el arte: Pón color na túa vida es el eslogan final. Eso afecta a todo el centro, desde el Entroido (fueron disfrazados de cuadros) hasta el aniversario de Rosalía (con una revisión del cuadro de Brocos).

Convivencia

Una jornada en Luintra, en Nogueira Ramuin. El colegio mantiene una relación estrecha con el de Luintra, en Nogueira de Ramuín. Ambos realizaron una convivencia, y los concellos (sobre todo el de Nogueira, anfitrión) les ayudaron. Durante la jornada se organizaron talleres: pulseras, fofuchas (muñecas de goma eva), acrosport (gimnasia acrobática), realidad aumentada... con los alumnos de los grupos SEM de monitores. Después, comida en San Estevo.

En cooperación

En quinto y sexto se trabaja en grupo. En todo el colegio se trabaja mucho con proyectos y ahora han dado un paso más, ya que en quinto y sexto el trabajo es cooperativo, en grupos de cuatro. Chus Freire explica que está dando un gran resultado, porque los niños aprenden y a la vez mejoran sus competencias sociales.

Inglés

Aprender a cocinar al practicar otro idioma. Los de sexto aprenden inglés cocinando, o aprenden a cocinar en inglés. El proyecto Traditional Food in Ourense les permite acercarse a los fogones y a su historia, y preparar una guía para que después la distribuya el Concello entre los turistas. Mientras tanto, los mayores de sexto ayudan a los demás niños del cole: la última actividad fue preparar sándwiches con los de primero.

Necesidades especiales

El 24 % de los alumnos requiere atención extra. En el Ben-Cho-Shey conviven todo tipo de alumnos. Según los datos que baraja Puri Álvarez, en el centro hay 62 estudiantes con alguna necesidad especial, y eso supone en un colegio de 260 que casi uno de cada cuatro niños requiere atención extra. «Todos están atendidos», apunta la orientadora. Hay pocos casos graves y sí hay una gran variación en TDAH, TEA (trastorno del espectro autista) y problemas de audición y lenguaje.