La pugna parlamentaria por las comisiones de investigación

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOAN A. SOLER

En Marea y BNG convirtieron las peticiones sobre Angrois y los contratos de Villar Mir en un pretexto para desgastar al PSdeG

04 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Parlamento de Galicia dispone de una rareza normativa, una bala de plata en manos de los partidos de la oposición, que tienen la posibilidad de constituir una comisión de investigación para dirimir las responsabilidades políticas sobre cualquier asunto, aunque carezcan de mayoría en el hemiciclo o del voto favorable de la mayoría que sustenta al Gobierno de la Xunta. Es una innovación que se introdujo, a propuesta del PSOE, en la última reforma del reglamento, y que los populares acabaron aceptando tras rebajar sustancialmente las exigencias iniciales. La bala de plata está cargada, pero solo se puede disparar una vez cada cuatro años y por acuerdo de toda la oposición. En Marea y BNG ya quisieron apretar el gatillo para investigar en O Hórreo el accidente de Angrois, y el PSdeG se lo impidió. El próximo martes intentarán hacer lo mismo con los contratos públicos del grupo Villar Mir, con igual suerte. De momento, a Luís Villares y Ana Pontón la rareza normativa gallega les está siendo más útil para azotar y desgastar a los socialistas que para investigar.

Solo en Cataluña está vigente una innovación reglamentaria similar a la gallega, que, en su caso, estipula que el Parlamento «debe» abrir la investigación cuando la solicitan un mínimo de 45 diputados, un tercio del total, o tres grupos diferentes. En Galicia se requiere la firma de 25 diputados de un solo grupo -condición que solo reúne el PP- o de 30 diputados de varios grupos, lo que obliga a En Marea, PSdeG y BNG a ponerse de acuerdo para poder utilizar la bala.

Con las comisiones de investigación ocurre que suelen ser un instrumento muy limitado para esclarecer la verdad, pues tanto su composición como la lista de comparecencias o incluso la redacción de las conclusiones queda siempre en manos de quien tenga la mayoría absoluta, es decir, del PP.

Cuatro solicitudes

Para lo que sí son útiles estos instrumentos parlamentarios es para marcar el debate político e intentar atribuirles culpas a los adversarios antes de que lleguen las conclusiones. O incluso antes de que la comisión se constituya. El BNG y En Marea, o su precedente AGE, son conscientes de ello y por eso solicitaron cuatro veces en Galicia la comisión de investigación sobre Angrois, sabiendo que no se iba a aprobar. «Teñen moito que agochar», dijo en una ocasión Antón Sánchez, viceportavoz de En Marea, sobre los dos partidos que dirigieron el Ministerio de Fomento. Su objetivo era desgastar a los socialistas, a base de igualarlos con el PP, en un intento de empujarlos de su espacio político para ocuparlo.

Ana Pontón llegó a pedir una votación secreta de dicha comisión con la esperanza, así se lo expresó a las víctimas del Alvia, no de que se creara, pues no había mayoría, sino de que el PSdeG rompiera la disciplina de voto. Fernández Leiceaga, portavoz del PSdeG, se olió la jugada y llamó a todos sus diputados a mantener la unidad. Lo hicieron. Pero el próximo martes volverán a tensar las costuras de los socialistas para que sus reservas a la comisión sobre los contratos de Villar Mir lo sitúen en el mismo plano que el PP.

La pugna de las fuerzas de la izquierda por las comisiones de investigación está siendo constante. El PSdeG se ha convertido en el objetivo a batir para poder usar la bala de plata, pero, quizás sin quererlo, los demás grupos también les están concediendo a los socialistas, tercera fuerza parlamentaria, una centralidad en el debate político que a medio plazo les puede beneficiar.