Cómo diferenciar las víboras y los lugares en los que se pueden encontrar

edith filgueira OURENSE / LA VOZ

GALICIA

«Hay que tener cuidado al levantar piedras, y fijarse mucho al caminar», explica el presidente de la SGHN

21 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En Galicia existen datos registrados sobre ocho tipos de ofidios, de los cuales seis son culebras no venenosas y dos, víboras. Las primeras no entrañan ningún peligro para la salud, pero las segundas pueden atacar en caso de sentirse intimidadas, que es algo en lo que todos los expertos inciden. Según el presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, Serafín González, es muy difícil diferenciar si se está ante una culebra o una víbora simplemente por el color, pero tienen otros características que permiten reconocerlas. «Las pupilas de los ojos siempre son verticales, como las de los gatos cuando miran directamente a la luz, mientras que las de las culebras son todas redondas», explica. Y hay otra particularidad que ayuda mucho: las escamas de la cabeza. «En el caso de las culebras suelen ser pocas y grandes y las víboras tienen muchas y de un tamaño pequeño», añade González. Por otro lado, el esqueleto de una culebra es mucho más estilizado, pudiendo resultar difícil diferenciar donde empieza y donde termina su cuerpo. Las víboras son más anchas en la zona del tronco y notablemente más delgadas en la cola.

En cuanto a su distribución por Galicia -aunque también hay en otras áreas de la península- el presidente de la asociación afirma que se pueden delimitar bien los espacios que ocupa cada especie. «De la víbora hocicuda solo hay datos en el sur de la provincia de Ourense, en la zona de O Xurés, y además apuntan a que está disminuyendo el número de ejemplares. La víbora de Seoane, sin embargo, está ampliamente repartida por toda Galicia, se puede encontrar en muchos lugares», afirma. Esta distribución de las dos especies se debe a las características climatológicas que necesita para sobrevivir cada una. La primera requiere temperaturas más altas y climas más secos, mientras que la segunda se adapta perfectamente a zonas húmedas y con temperaturas más bajas. Pero también es cierto que el hábitat para culebras y víboras es el mismo, por lo que hay que prestar atención a las características ya mencionadas y a la época del año en la que se está. «Durante el invierno pueden salir al exterior a calentarse si hace sol y en primavera y verano resulta imprescindible prestar atención en lugares proclives de encontrárselas, como senderos o arenales. Hay que tener cuidado al levantar piedras, porque pueden estar refugiándose debajo, y fijarse al caminar», especifica González.

Las culebras escapan

«Las culebras cuando ven a alguien se escapan y las víboras se quedan inmóviles, lo cual puede dar lugar a que sin querer se pise una o se ponga la mano cerca de ella y que muerda intentando protegerse. Pero con las personas no suelen tener comportamientos ofensivos, únicamente defensivos», subraya. Y aunque muerdan y sean venenosas, si se actúa correctamente no suele implicar un riesgo de muerte. Tan solo para personas con problemas cardiovasculares o de sistema inmunológico débil, niños y personas mayores.

En cualquier caso, lo principal si se sufre una mordedura es permanecer tranquilo para que el corazón no se altere y bombee más rápido, haciendo que el veneno se distribuya aceleradamente, y solicitar asistencia médica.