La despoblación, el otro acelerante de los incendios forestales en Portugal

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Marcos Míguez

La fuga de residentes genera el abandono del monte o su explotación a distancia con especies de crecimiento rápido

25 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A 1.897 kilómetros de distancia de Pedrógão Grande, los portavoces de los grupos políticos del Parlamento Europeo comenzaron el martes en Bruselas la reunión de la Comisión de Desarrollo Regional mostrando su solidaridad con Portugal por la oleada de incendios que costaron la vida a 64 personas. El democratacristiano luso Fernando Rúas agradeció el apoyo, pero advirtió a toda Europa que por encima de gestos emotivos hay que hablar sobre el verdadero motivo de la tragedia: «Los incendios de mi país se deben a la despoblación de todo el rural», dijo en la Cámara.

No es un efecto poblacional exclusivo del país vecino. España, Rumanía, Italia, Grecia y hasta Alemania, Noruega o Finlandia recorren ese mismo carril que lleva a cada vez mayor concentración urbana y abandono del campo. Pero la emigración al extranjero ha incrementado en Portugal en los años sesenta, en los setenta y de nuevo desde la crisis de la década pasada ese éxodo que ha vaciado sus montes y sus campos.

La agricultura y la ganadería de las explotaciones familiares han dejado de ser competitivas, ya no hay apenas industrias en la zona que elaboren la producción local, no hay quién cuide el monte y se opta al final por su aprovechamiento forestal privado con especies de crecimiento rápido, como el eucalipto, y que apenas requieran de atención.

En Pedrógão Grande la densidad de población ha pasado de 64 vecinos en 1960 por cada uno de sus 129 kilómetros cuadrados a 30 en la actualidad. En 1981 no se registró allí ningún incendio forestal. En el 2015 se quemaron 5,05 millones de metros cuadrados.

La ancianidad reina en las aldeas de los distritos más afectados por el fuego de la última semana. Es posible ver decenas de antiguas cuadras abandonadas, dejando sitio, en todo caso, a animales de explotación casera.

«Ni se llevan animales al monte, ni se trae matorral para cuadras, ni madera para los hornos. Todo se ha dejado al abandono o para madera», lamenta un vecino de Castanheira de Pêra, localidad también comida por el fuego y que cuenta con apenas tres mil habitantes. Uno de cada tres tiene más de 65 años, grupo de edad que era el más minoritario allí en 1970.

«La fertilización de las tierras dejó de ser hecha con el matorral que se curtía en los corrales de ganado porque muchas tierras dejaron de ser cultivadas, y quien aún lo hace, pasó a emplear productos químicos. La leña para calentar el horno y la cocina de hierro dejó de ser recogida en la sierra. Y los incendios se hicieron más frecuentes», reflexiona Antonio Bica, exsecretario de Estado de Reestructuración Agraria, que reclama ayudas públicas para favorecer la productividad agrícola. 

Explotación con eucaliptos

Las carreteras del triángulo del fuego que forman Pedrógão Grande, Góis y Figueiró dos Vinhos contaban esta semana con un tráfico en el que además de las caravanas de bomberos, el ejército y medios de comunicación, sobresalían, pero sin la misma excepcionalidad, grandes camiones portando troncos de árboles cortados. En su mayoría se trataba de eucaliptos, la gran salida adoptada para obtener dinero de terrenos explotados ya a distancia por sus herederos desde Centroeuropa o desde las grandes ciudades de Portugal.

Surgen incluso en el propio arcén de las carreteras, aunque se trate de viales nacionales. Lo apunta hasta uno de los operarios de la concesionaria Ascendi que trabajaba en el reasfaltado de la fatídica EN-236, en la que fallecieron 47 personas el sábado. «Todos estos árboles tenían que estar apartados por lo menos 50 metros», dice como medida que cree pudiera haber salvado la vida a quienes la perdieron en una recta de 400 metros de largo.

El propio Gobierno luso reconoce que la dinámica de plantación masiva con una gestión a distancia hace que en muchos casos impida saber quién es el propietario de esas explotaciones o los terrenos abandonados, aunque se sigan haciendo cortas y nuevas plantaciones. «La ley de terrenos forestales sin dueño del anterior ejecutivo para lograr identificarlos fue de tal manera ineficaz que solo permitió saber en tres años el nombre de los titulares de tres posesiones, y al final incluso resultó que uno de ellos era erróneo», dijo Capoulas Santos, ministro de Agricultura, tras el consejo de ministros del jueves en el que se aprobaron medidas de ayuda a los afectados por los incendios en la Región Centro, un territorio de Portugal donde la despoblación acelera los incendios.

El presidente portugués pide que se esclarezca «sin miedos» lo que sucedió

El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, defendió que ahora que el devastador incendio de Pedrógão Grande está controlado es el momento de esclarecer las causas y las responsabilidades de la tragedia «sin límites o miedos». «Ahora que la fase del combate parece estar llegando a su fin, y que los pasos para la reconstrucción ya han comenzado, es el momento de, sin límites o miedos, esclarecer lo que pueda haber causado o influenciado tanto lo sucedido como la respuesta dada», señaló en un artículo que firma en la edición de ayer del semanario Expresso

Rebelo de Sousa aseveró que debe ser aclarado «todo, pero todo» lo ocurrido y pidió «convergencias entre partidos» para esta fase del proceso, así como para terminar las tareas de combate y acelerar la reconstrucción.

Durante los primeros días de la semana, cuando Pedrógão Grande todavía ardía, Rebelo de Sousa insistió en que los esfuerzos debían centrarse entonces en combatir el fuego y apoyar a las víctimas y que después habría «todo el tiempo del mundo» para discutir causas y responsabilidades. Cree que ya ha llegado el momento de emprender una investigación que aclare, primero, si los incendios fueron provocados y, después, analizar las deficiencias del operativo de emergencias. La Protección Civil lusa ya ha admitido que desde la tarde del sábado, cuando ya ardía el devastador incendio de Pedrógão Grande, y durante cuatro días, se produjeron fallos en el sistema de comunicaciones que coordina a las fuerzas de seguridad y emergencia de Portugal. 

Góis, extinto

Por otra parte, las autoridades portuquesas declararon ayer extinto el incendio de Góis, el último foco que fue dominado del gran fuego que arrasó en la última semana el centro del país, informó el comandante de Protección Civil Carlos Tavares.

Tavares informó a la prensa de que el fuego en Góis fue declarado extinto al mediodía y, a pesar de que ya no hay riesgo de que se produzcan reactivaciones, los medios van a mantenerse en el terreno para efectuar labores de vigilancia.

La tarde del miércoles ya había sido dominado el incendio en el término municipal de Pedrógão Grande, también iniciado el sábado y que causó 64 víctimas mortales, que ya han sido identificadas. Estos dos incendios dejaron además más de 250 heridos entre civiles y bomberos.

El Gobierno destinó 9 millones a un plan de plantación de eucaliptos

«Llovía fuego». Esa es una de las frases más repetidas por quienes vivieron de cerca las olas de llamas que en segundos surgieron por todas partes junto a los montes de Pedrógão Grande. Esa lluvia estaba formada por las hojas de los eucaliptos, transportadas ardiendo y sin control por el fuerte viento que barrió la zona. «El eucalipto hasta arde en verde», advierte una vecina de Nodeirinho para avivar el rechazo a esta especie arbórea. El Gobierno aún no se ha manifestado sobre qué hacer con su proliferación en el país, pero tan solo una semana antes de la catástrofe el Ejecutivo había abierto una línea de crédito de 9 millones de euros en fondos comunitarios para la repoblación con eucalipto. El Bloco de Esquerda demanda la suspensión inmediata del programa.