La Xunta encauza el plan de transporte a pesar de las tensiones con la patronal

Juan María Capeáns Garrido
Juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Confía en limar asperezas mientras Feijoo agradece a UGT y CC. OO. su actitud

14 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El plan de transporte de la Xunta sigue su ruta con destino al 8 de agosto, y ahora ya no queda margen ni para hacer paradas técnicas. Al filo de las nueve de la noche de ayer, la Consellería de Infraestruturas colgó en su página web los contratos con todos los detalles de cada línea que se va a adjudicar, con sus condiciones económicas, inalterables, y con todo el desarrollo técnico que deberán valorar las empresas.

De nuevo, la realidad de los papeles oficiales ha vuelto a marcar el desarrollo de un complejo conflicto teóricamente laboral, pero que en las últimas semanas se movió más en el ámbito administrativo que en el de las tradicionales mesas de negociación en las que se abordan condiciones y subidas salariales. Y a ese espectro remite ahora el problema la Xunta, liberada tras el acuerdo alcanzado el lunes con los sindicatos UGT y CC. OO. Los nombres propios son importantes, y así lo quiso reflejar el presidente de la Xunta, que ayer realizó su habitual comparecencia ante los medios tras el Consello con el alivio de un «feliz» preacuerdo.

La situación no está suficientemente tranquila como para ponerse medallas, pero Feijoo no dudó en felicitar a las dos centrales por su decisión de «dar o paso» de defender a los trabajadores al lado de la Xunta con un acuerdo que trasladó toda la presión del conflicto a la patronal. Con los empresarios, en cambio, todavía hay recelos. El jefe del Ejecutivo gallego volvió a calificar de «raro» todo lo que rodeó a la convocatoria de paros que, a su entender, los empresarios apoyaron «firmando comunicados de folga nos medios», en referencia a los anuncios en los que hacían públicos sus desacuerdos con el plan del Gobierno.

Sin embargo, las evoluciones de la última semana son para el presidente la demostración de que «a Xunta só era parte do problema», y que en realidad lo que estaba «larvado» era un conflicto que viene de muy atrás sobre los convenios colectivos, bloqueados desde años antes y que son ahora la clave de las negociaciones que tienen que cerrar provincialmente las empresas y los trabajadores.

Billetes más caros

El tiempo de las reivindicaciones sobre el plan de transporte ya ha pasado, y por ello la patronal desvió en las últimas horas sus peticiones a la Xunta. Conscientes de que los contratos publicados son intocables, ahora centran el tiro en otras cuestiones en las que sí tienen algún margen de maniobra. Así, los empresarios quieren pelear las actualizaciones de contratos del transporte escolar, congeladas desde el 2013, o negociar con la Administración la posibilidad de subir el precio de los billetes generales, cuestiones que a la Xunta -y al presidente- no le constan porque hasta ahora en las reuniones en las que coincidieron apenas llegaron a hablar de cuestiones concretas. Con todo, y a pesar de las evidentes heridas que quedan entre el Gobierno autonómico y las empresas, la puerta de San Caetano sigue «aberta», como se encargó de recordar Feijoo.

En la Xunta, al otro lado de esas puertas, existe el convencimiento de que los empresarios han intentado influir en la implantación del plan de transporte a través de las reivindicaciones de los trabajadores, y que ahora puede suceder lo mismo, porque a los pocos minutos de firmar el preacuerdo el portavoz de la patronal advirtió que sería imposible atender las demandas de los trabajadores si no aparecían «más recursos». Más dinero para los contratos ya hay, pero lo cierto es que no se tramitó a través de las compañías, sino que se recogió en el acuerdo con los trabajadores. Se trata de dos millones de euros adicionales que se han sumado a los contratos, pero que tienen un único destino: cubrir parcialmente la subida salarial, que será de al menos un 2 %.

La CIG, descolgada

Feijoo quiso ser preciso al citar a dos sindicatos (UGT y CC. OO.) y dejar fuera de los honores a la CIG, que se ha desmarcado del acuerdo con la Xunta en el que se trataron las garantías sociolaborales. Entre los representantes laborales existe el convencimiento de que en esta actitud primó la estrategia política sobre la voluntad de desbloquear la situación, porque los flecos que alegaron no tenían «entidade» como para dejar en la estacada a la conselleira. Como buena muestra de las diferencias sindicales que están presidiendo el proceso, la central nacionalista lamentó ayer que sus colegas hubiesen rebajado la presión sobre Ethel Vázquez -tenía que comparecer en el Parlamento- y se arrogó la iniciativa de solicitar la decisiva mediación del Consello Galego de Relacións Laborais.

El BNG se reúne con los empresarios y hace propias sus tesis del conflicto

La portavoz del BNG, Ana Pontón, mantuvo un encuentro en Ourense con representantes de pequeñas y medianas empresas que estaba programado antes del acuerdo alcanzado el miércoles por la noche entre la patronal y los trabajadores. Un día después de haber escuchado en el Parlamento de boca de Feijoo que el BNG estaba contribuyendo en el conflicto con una «pinza» entre la CIG y la patronal, la portavoz recogió las inquietudes de los empresarios y que el partido nacionalista hizo suyas en un comunicado. Para Pontón, la «estratexia de ordeno e mando» del equipo de Feijoo acabará por afectar a los usuarios, y alertó del desmantelamiento del transporte escolar. También recomendó al Gobierno utilizar el tiempo ganado con el preacuerdo para «reflexionar».

Las asambleas ratificaron masivamente la negociación del preacuerdo

Los sindicatos que participaron en las diferentes negociaciones volvieron a dar muestra de su conexión con los trabajadores al lograr un respaldo casi unánime al preacuerdo alcanzado con la patronal en la noche del miércoles, a dos horas del comienzo de una huelga indefinida para la que ya estaban preparados, según las centrales.

Esta vez no hubo tensiones, como el martes, cuando los diferentes líderes se enredaron en explicaciones sobre la postura de UGT y CC. OO., que firmaron un acuerdo con la Xunta, y la CIG, que prefirió no hacerlo. Todo fue rodado, y entre las nueve y las diez de la mañana se despacharon las votaciones con resultados abrumadores a favor en Ferrol, Pontevedra y Lugo (con el 90 % de apoyo) , y con abstenciones anecdóticas en Santiago o A Coruña. En esta última estación, la normalidad del servicio llegó pasadas las diez de la mañana, según informa Emiliano Mouzo, pero antes de volver al volante hubo advertencias por parte de los representantes: «Non é o final da folga, é unha tregua mentres se negocia. Se houbese algún atranco volvemos a parar», dijeron.

Ourense y Lugo

Y así se lo han planteado los líderes sindicales. Las fechas de las tres reuniones provinciales que se van a celebrar hasta finales de mes y que tendrán encuentros posteriores a nivel gallego, servirán para pulsar el avance del diálogo entre la patronal y los trabajadores. Los propios representantes de las centrales auguran pocos problemas para avanzar en las mesas provinciales de A Coruña y Pontevedra, con menos rutas afectadas que Ourense y Lugo, donde hay serias dudas sobre la rentabilidad de determinados contratos por la dispersión geográfica y la baja densidad de población.

La ventaja, con el plan de la Xunta rodando, es que esos hipotéticos problemas ya no se abordarán a ciegas, porque en cuestión de días los encuentros se podrán afrontar con nombres propios encima de la mesa. A partir del día 20 se conocerán al detalle las empresas que se van a llevar los contratos, y con esos datos será más fácil detectar las debilidades económicas que achacan al servicio en determinadas zonas.