Miguel Corgos, conselleiro de Facenda: «Los nuevos servicios a los mayores nacen con vocación de permanencia»

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Sandra Alonso

El responsable de las arcas gallegas advierte de que «los PERTE que generarían empleo y riqueza en Galicia no se están haciendo»

22 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El conselleiro de Facenda, Miguel Corgos (A Coruña, 1971), presentó el viernes al Parlamento el presupuesto de Galicia para el 2024, que asciende a 13.257 millones.

—Las últimas cuentas de la legislatura. ¿Cuántas directrices en clave electoral le dieron?

—La única es que recojan los gastos electorales. Sí pasa que, al ser los últimos, incluyen las últimas anualidades para ejecutar un plan de gobierno a cuatro años.

—¿No tienen algo de manifiesto para la próxima legislatura?

—El fondo del presupuesto siempre es el plan estratégico [Galicia 2020-2030] por eso algunas líneas de gasto se cuidan mucho: el apoyo al I+D o la modernización del tejido empresarial. También la parte social. Las decisiones que anunció el presidente en el debate del estado de la autonomía no son medidas de un año.

—¿Incluye ahí los bonos a los dependientes? ¿Se consolidarán?

—Sí, las medidas de Política Social nacen con vocación de permanencia, son servicios a los mayores. Solo si no funcionasen se cambiarían a una opción mejor.

—¿Por qué ahora y no antes?

—Avanzar en la atención a la dependencia es una preocupación recurrente todos los años. El año anterior la urgencia era adecuar el importe de las ayudas a la subida de precios. Ahora se está volviendo a una cierta normalidad, y preocupa cómo atender mejor. De ahí las nuevas medidas.

—La oposición habla de electoralismo y «regalías» de la Xunta.

—Hacen un discurso contradictorio. Protestan porque el presupuesto es demasiado pequeño y es electoralista. O setas o Rolex, ¿no? Si es demasiado pequeño, riguroso y prudente no puede ser electoralista. En ese escenario las regalías no encajan.

—¿Es un presupuesto récord o un presupuesto inflado por el IPC?

—Ha crecido por el efecto de los precios, pero es un arma de doble filo. Hay más recaudación, y eso genera una cierta ilusión fiscal de que hay más recursos, pero también suben salarios y gastos.

—Bajan los fondos de la UE, pero el presupuesto sube. ¿La Administración creció de más y los ciudadanos pagan la factura?

—No, el sentido de esos fondos era que después de la pandemia ayudasen a transformar el tejido económico hacia lo digital y lo verde, y que a partir de ahí pudiésemos caminar solos. Por eso protestamos tanto para que el Gobierno usase bien los fondos. De ahí nuestra preocupación de que se diseñase bien el plan, que no se hizo; que se hiciese con las comunidades, que tampoco. Y ahora que se ejecute bien. Pero los PERTE, que deben generar en Galicia el empleo y la riqueza que paguen impuestos en el futuro, no se están haciendo.

—¿Tienen estimado el impacto en Galicia de condonar a Cataluña los 450.000 millones que plantean los partidos independentistas?

—No todavía, porque no se sabe nada. Es algo inaudito. Ni en la pandemia, cuando eran virtuales, hubo menos convocatorias del Consejo de Política Fiscal. Este año no hubo ninguna. No tuvimos ninguna información y la labor de coordinación del Ministerio de Hacienda no ha existido. No nos han dado una orientación de hacia dónde debe ir nuestra política fiscal para estar coordinados, ni sobre nuestros ingresos. Tampoco han explicado cómo se repartirá el coste de las medidas tributarias contra la subida de precios, que en muchos casos afectan a tributos cedidos a las comunidades. Y por supuesto, no nos hablan de esas negociaciones que se están teniendo y que pueden afectar a las finanzas autonómicas, y no me refiero solo a la deuda y a sistemas de financiación paralelos como el FLA, sino al sistema de financiación autonómico.

—¿Que deberes le pone al próximo Gobierno central?

—Tiene que acometer con urgencia las reformas que afectan a las finanzas públicas nacionales. La reforma tributaria, la del sistema de financiación autonómico y local, y arreglar el agujero de las pensiones.

«Estamos un par de puntos por debajo de la media de desempleo, y la tendencia seguirá»

  

El presupuesto no recurre a deuda y prevé un crecimiento del 1,9 %.

—Criticó al Gobierno por apropiarse del margen de endeudamiento ¿preferiría pedir crédito?

—No queremos endeudarnos. Otra cosa es la capacidad global de gasto, conformada por un sistema de financiación autonómica insuficiente y la necesidad de financiación. Cuando decía que, de acuerdo con nuestra participación en el gasto público, las comunidades autónomas tendríamos derecho a endeudarnos el 1 %, lo que estaba diciendo es que si repartimos todos los recursos públicos en función de las competencias que tiene cada Administración, a las comunidades autónomas nos corresponde más. Tenemos asignadas una serie de competencias que tienen un desfase del entorno de un 10 % del PIB en los ingresos que las financian. Nos están obligando a trabajar con un sesgo hacia la deuda o con falta de financiación. Me refería no a que me quiera endeudar más, sino a que me falta financiación global para desarrollar mis competencias.

—Prevén que el paro caiga en Galicia hasta el 9,4 %, ¿qué mérito tiene el Ejecutivo central?

—El mérito de cualquier gobierno en las bajadas del paro es relativo. Tenemos que poner las condiciones ideales para que las empresas desarrollen su actividad, porque el paro lo bajan ellas y los autónomos. Nuestro modelo de competitividad fiscal, tributos moderados, dinamización económica y apoyo a la empresa favorece la creación de empleo, otros no tanto. Estamos un par de puntos de desempleo por debajo de la media española y la previsión es que la tendencia siga.

«No hace falta subir impuestos como quiere el Gobierno, lo que tenemos que conseguir es que todos los paguen»

  

Corgos apuesta por «rebajar los impuestos, dar seguridad jurídica a las empresas, fomentar que se hagan negocios en Galicia y mantener seriedad en los proyectos, para impulsar el crecimiento». La meta es «tener más recursos para financiar los servicios públicos. No se pueden financiar con deuda de forma estructural, porque es gasto corriente intensivo, y necesitamos una base fuerte de recaudación tributaria».

—La Xunta congela tasas y tributos, aplica beneficios fiscales de 686 millones y otras bajadas, y se recauda más. ¿Está disparado el sistema fiscal español?

—El sistema fiscal necesita una reforma estructural urgente, y el Gobierno central la comprometió con la Unión Europea. Pero la ha ido retrasando sine die por motivos evidentes. Pero el incremento de recaudación viene en gran medida de la fortaleza del empleo y por la situación de precios altos y el mantenimiento del consumo. No hace falta subir más los impuestos como pretende el Gobierno central. Lo que tenemos que conseguir es que todos paguen impuestos, no que los que pagan tributos paguen más.

—Muy a grandes rasgos, ¿qué cree que se debería retocar?

—Hay que racionalizar los impuestos patrimoniales. Son normativa estatal, pero como están cedidos totalmente las comunidades autónomas y el rendimiento es para ellas, no se tocan desde los ochenta y noventa. Del impuesto sobre el valor añadido, todo lo que ha pasado indica que hay que echarle una pensada a las categorías de tipos reducidos, qué se mete ahí y qué no; o incluso plantearnos si debemos apostar por un tipo único, pero que sea sustancialmente menor al 21 % que hay ahora.

—Las familias con bonos para la electricidad crecen un 60 % Suben los presupuestos, pero hay más ayudas. ¿Hay un traslado de las rentas personales al Estado?

—La Administración en ese acaso redistribuye, no se queda con el dinero. Pero no es cierto el mensaje que se vende de que al final los que pagan los impuestos son los ricos, porque lo puedes ver en la estructura de contribución de cualquier impuesto: paga la clase media. Si coges las estadísticas de la OCDE, España fue en el 2021 el país que más incrementó su presión fiscal respecto al PIB, y no había impuestos extraordinarios a los ricos. Pagaron los de siempre, y el Gobierno utilizó esos ingresos en algunas políticas de las que habría que hacer una evaluación de la eficacia del gasto.