El zapatazo de Beiras: el arrebato pop ausente del diario de sesiones del Parlamento

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

María Pedreda

«Non estamos dispostos a que cando nos queren fusilar nos fagan sachar a cova primeiro: non participamos na votación», dijo el líder nacionalista en protesta por la aprobación de un nuevo reglamento del Parlamento que no fue consensuado por la oposición

14 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A principios de los noventa, el Parlamento gallego rara vez llegaba a los telediarios estatales. Tal vez algún destello dialéctico de Manuel Fraga, momentos relevantes como una investidura... Poco más. El zapatazo de Beiras en su escaño cuando se debatía un nuevo reglamento parlamentario que el PP de Fraga quería imponer con su mayoría absoluta fue un momento de telediario de libro, si no fuera porque, al parecer, ninguna cámara de televisión estaba grabando ese momento del debate. Sí hay imágenes de fotoperiodistas que estaban presentes, como Merce Ares, o Lavandeira, entre otros. Si no fuera por ellos, tal vez se generaría la misma discusión que aún colea respecto al zapatazo histórico que Xosé Manuel Beiras quería emular, en uno de esos gestos pop que quedan en el subconsciente colectivo. Efectivamente, hay dudas sobre si el zapatazo del mandatario soviético Nikita Kruschev fue tal o en realidad fue un puñetazo en la mesa, similar al que también daría Beiras años después —en abril del 2013— sobre el escaño del entonces presidente Feijoo, precisamente después de que este recordara el histórico zapatazo.

No hay fotografías reales de Kruschev con el zapato en la mano, tan solo una imagen falsa que fue desenmascarada. Un politólogo que entrevistó a decenas de diplomáticos presentes en la asamblea de la ONU no pudo sacar una conclusión sobre si el dirigente soviético blandió su zapato o no, por lo que llegó a esta pesimista conclusión: «Si no podemos establecer la verdad sobre un hecho con cientos de testigos presenciales vivos, ¿qué sentido tiene reconstruir acontecimientos de hace cientos de años?». En cierta medida hay vacíos similares en el zapatazo de Beiras: hay imágenes, pero el incidente no está reflejado explícitamente en el diario de sesiones. Aunque es habitual que haya anotaciones entre paréntesis con lo que sucede en la Cámara al margen de quien tiene la palabra, en este caso solo se refiere la palabra «interrupcións» cuando los grupos empezaron a protestar por la presentación del nuevo reglamento por parte del portavoz parlamentario del PP, Gerardo Conde Roa. Curiosamente, el presidente de la Cámara, Victorino Núñez, favorable a que se negociara un reglamento que la oposición veía como un intento de amordazarla, se ausentó en ese momento y le sustituyó José María García Leira (algo que sí se refleja entre paréntesis).

Ambiente muy tenso

Conde Roa apenas podía hablar. Las interrupciones eran continuas. El presidente titular había vuelto y no podía controlar el debate, pero una alusión inacabada de Conde Roa a Beiras terminó por irritar al nacionalista, que pidió la palabra y anunció que el BNG renunciaba a votar. «Non estamos dispostos a que cando nos queren fusilar nos fagan sachar a cova primeiro: non participamos na votación». Pero, antes de que los diputados del Bloque abandonaran el hemiciclo, Beiras remachó: «Isto é Lilliput! O señor Fraga non pode ser Adolfo Hitler, xa quixera! Quixo selo, pero non pode ser nada máis que o que foi, ministro de propaganda estilo Goebbels». El zapato de Beiras estaba dedicado a Fraga, que días antes había comparado las protestas del líder nacionalista con el «zapateado» nunca contrastado de Kruschev. Pero también podría verse como un intento de ser viral en la era analógica.