Un mes para reactivar la política gallega

X. Gago / M. Beramendi / M. Varela SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Xoán A. Soler

Alfonso Rueda tomará posesión como presidente de la Xunta el 13 de abril, tras un debate de investidura que evidenciará la dificultad de que se alcancen grandes acuerdos con la oposición. El PSdeG renovará su cúpula el domingo 28

31 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Alfonso Rueda tomará posesión como presidente de la Xunta el próximo sábado 13 de abril y, si como todo indica mantiene la tradición, ese domingo nombrará a su nuevo gobierno y el lunes lo reunirá para su primer Consello de la Xunta, con la consabida foto de familia. Al día siguiente, el martes 16, el Parlamento autonómico celebrará la sesión solemne de apertura de la XII legislatura.

Esa sucesión de actos será el clímax de un proceso que inaugurará una época en la política gallega. La abrirá para el PPdeG, que gobernará con la primera mayoría absoluta de Alfonso Rueda. También para el BNG, porque nunca antes tuvo tanta fuerza en O Hórreo, 25 escaños que otorgan con claridad la jefatura de la oposición a Ana Pontón. Lo mismo ocurre con el PSdeG, que en el congreso extraordinario del domingo 28 de abril se reorganizará tras su peor resultado en unas autonómicas —nueve actas— y confirmará a José Ramón Gómez Besteiro como mando único del socialismo gallego.

La toma de posesión de Rueda y la formación de su gobierno estarán precedidas por el debate de investidura y su votación por el Parlamento. El resultado es previsible. El PPdeG tiene garantizada la elección de su candidato gracias a sus 40 diputados, que le dan por quinta legislatura consecutiva la mayoría absoluta. Esa es desde el 2009 la constante en la Cámara gallega. Es una rutina inusual en otras comunidades autónomas y en el Congreso, donde la falta de mayorías ha obligado a negociar investiduras entre formaciones rivales o incluso antagónicas.

Aunque el resultado de la votación no tenga misterio, la sesión de investidura tendrá el interés añadido de ser el primer termómetro de la etapa política.

Será el primer debate de Rueda como vencedor electoral. El líder del PPdeG marcó estilo propio en el 2022, cuando fue elegido para suceder a Alberto Núñez Feijoo, pero con la legitimidad de las urnas podrá ir más allá. El futuro presidente intervendrá en solitario el 9 de abril para explicar su programa de gobierno.

El día 11 será la votación, pero antes intervendrán los grupos políticos y Rueda les dará la réplica. Ese primer duelo dará pistas de la relación previsible entre el Gobierno y la oposición. Más allá de las habituales declaraciones de intenciones, no es probable que abra las puertas a grandes consensos. Hay causas aritméticas. Los nueve votos del PSdeG no suman con el PPdeG los dos tercios de la Cámara necesarios para reformar el Estatuto de Autonomía. Haría falta el BNG o el diputado de Democracia Ourensana.

Gráfico con el calendario de investidura para la presidencia de la Xunta de Galicia. El candidato tomará posesión el 13 de abril del 2024

A las matemáticas hay que añadir la difícil situación del Gobierno central, liderado por un PSOE que tiene a sus aliados imprescindibles en otras comunidades, y la retórica de los últimos días. En el PPdeG no ha pasado inadvertida la «campaña» del BNG con la polémica de Altri o que hayan tratado de «desviar» el caso Koldo, que afecta a los socialistas, para atacar a la Xunta o incluso a familiares de sus cargos.

El futuro gobierno

Los populares interpretan esos movimientos como un intento de afianzar a Ana Pontón después de que el Bloque no alcanzase su objetivo de gobernar y les hacen prever una legislatura más crispada que la anterior.

Esa es una de las circunstancias que deberá analizar Alfonso Rueda para configurar su gobierno. El presidente en funciones, siguiendo la tradición del partido, anunciará los nombramientos sin dar muchas pistas previas.

Ya se sabe que Ethel Vázquez, la anterior conselleira de Infraestruturas, no continuará tras ser elegida secretaria de la Mesa del Parlamento. Rueda ha confirmado que hará cambios en la estructura —muy parcheada tras los 14 años de gobiernos de Feijoo—, pero también ha señalado que no habrá una ruptura total con la etapa anterior, avalada por los gallegos en las urnas.

Si el programa electoral del PPdeG sirve como guía es de esperar un mayor peso del área de vivienda, en la que hay objetivos ambiciosos para el 2028, como desarrollar suelo residencial para 20.000 pisos protegidos y duplicar el parque de vivienda pública hasta las 8.000. Otro tanto ocurre con industria, que tiene el compromiso de crear ocho millones de metros cuadrados de suelo industrial; o con turismo, que tiene el Xacobeo 2027 ya cerca. Está por ver si todo ello se traduce en nuevas consellerías, en la partición de alguna de ellas o en el refuerzo del segundo escalón.

Sobre los nombres, de acuerdo con la tradición del PPdeG desde el 2009 y con las palabras de Rueda, sobrarán los dedos de una mano para contar los cambios, incluyendo el de Vázquez. De los diez conselleiros restantes, dos llevan menos de un año: Elena Rivo (Emprego) y Alfonso Villares (Mar). Rueda nombró a la vicepresidenta Ángeles Vázquez también en el 2023. El vicepresidente primero, Diego Calvo, entró en el gobierno con él en el 2022; y el titular de Facenda, Miguel Corgos, el único que ha comparecido con el presidente en funciones tras el 18F, no lleva ni tres años en el Ejecutivo.

El BNG anuncia una oposición constructiva, pero teme a un PP «máis absolutista ca nunca»

El BNG arrancará el trabajo en O Hórreo con una proposición de ley que permita constituir una empresa pública de energía y que otorgue amparo normativo a una tarifa eléctrica gallega capaz de abaratar la luz a familias y empresas. Esta fue una de las grandes promesas que hizo Ana Pontón en campaña si llegaba a presidenta: articular un nuevo modelo que gestione el desarrollo eólico teniendo en cuenta los intereses de los ciudadanos y del tejido productivo. Esta primera iniciativa confirma cuál será el plan del Bloque en la Cámara: seguir con la misma estrategia, dado el creciente respaldo social logrado el pasado 18 de febrero. Se trata, en definitiva, de colocar en primera línea de la acción política todas aquellas propuestas encaminadas a mejorar el bienestar de los ciudadanos, sea en materia sociosanitaria o industrial. «O BNG non vai limitarse a un exhaustivo labor de control do Executivo do PP, nin á crítica dunhas políticas que augura continuístas e letais para Galiza, senón que a cada problema o BNG explicaralles aos galegos e ás galegas que faría un goberno do BNG para dar solucións. Vai actuar como alternativa de goberno para este país, aportando propostas para responder aos retos que Galiza ten sobre a mesa», explican desde la formación.

Ana Pontón este lunes tras reunirse con la ejecutiva del BNG
Ana Pontón este lunes tras reunirse con la ejecutiva del BNG Sandra Alonso

En línea con lo anunciado ya por Pontón tras las elecciones, el Bloque promete una oposición «construtiva e en positivo» para mejorar la vida de los gallegos. Por eso, apelando a la responsabilidad, advierte de que no tendrá reparos en votar de la mano con el PP si entiende que es un acuerdo que permita avanzar a Galicia. Sin embargo, los nacionalistas no se muestran demasiado optimistas. Avisan de que sigue pendiente la regeneración de las rías, la paralización del expolio eólico, la modernización del tren, la profundización en el autogobierno, la crisis demográfica o el abandono del medio rural. «E ante todos estes retos», auguran, «o PP vai seguir ofrecendo o de sempre: receitas fracasadas, submisión ao PP de Madrid, incapacidade para defender os intereses de Galiza ante o Estado, gobernar para as empresas amigas e recortar no público para beneficiar o negocio privado».

Los nacionalistas vaticinan que su estrategia de búsqueda de consensos, de acuerdos en clave de país, se va a encontrar con un PP «máis prepotente e máis absolutista ca nunca, incapaz da máis mínima autocrítica, que seguirá ao pé da letra a estratexia da crispación e da confrontación que lle marcan desde Madrid».

Una dinámica política que, para los nacionalistas, choca frontalmente con las demandas de una mayoría social que reclama en Galicia mejoras en servicios como la atención primaria —el BNG prometió en campaña un plan de 200 millones para reforzar este servicio sanitario— y avances en los cuidados del hogar de una población mayor que aspira a pasar la vejez en su casa y no en las residencias, muchas de ellas en manos del sector privado.

Besteiro asume el reto de reflotar un partido que tocó fondo

No había dudas entre la gran mayoría de los socialistas gallegos. «É o mellor candidato que temos», coincidían distintas fuentes en el partido sobre José Ramón Gómez Besteiro. Y, a pesar de ello, el hombre al que compararon con astros del fútbol, al que apadrinó Pedro Sánchez antes y durante la campaña, y a quien la política le tenía reservada una segunda oportunidad, no pudo evitar que el PSdeG encontrase un nuevo abismo al que caer. Liderará un grupo parlamentario de solo nueve miembros, tras ceder un tercio de sus votantes al BNG y al PP, y otro tanto a la abstención, según la encuesta poselectoral de Sondaxe. El desafío es enorme.

Lo primero pasa por reconstruir a un partido en depresión, que encadena los dos peores resultados de su historia en unas elecciones gallegas y que ahora se enfrenta a una mayúscula pérdida de ingresos tras el gran desembolso en campaña. Solo en el Parlamento, los socialistas dejarán de percibir unos 440.000 euros esta legislatura. Y esos pésimos resultados electorales contrastan con la paradoja de que, a nivel municipal, el PSdeG gobierna a la mitad de los gallegos, ostentando las alcaldías de las dos mayores ciudades: Vigo y A Coruña. «Estamos redeseñando a nosa estratexia política cun enfoque estreitamente ligado ao territorio», responde Besteiro, que desde el pasado viernes es secretario xeral tras unas primarias sin rivales. Es el tercero en ocupar el cargo en solo cinco años.

El plan pasa por «fortalecer a conexión do partido cos gobernos locais e as deputacións». Una intención que no es nueva, pero que el currículo del nuevo líder del PSdeG podría avalar tras su experiencia en ambos terrenos. Ese camino comenzará a partir del congreso extraordinario, que se celebrará el 28 de abril, y del que saldrá «unha dirección renovada» y un partido «disposto a demostrar que é a única alternativa real ao PP».

Sandra Alonso

Besteiro aspira así a recuperar un papel en el que se ha acomodado el BNG durante los últimos cinco años. Los nacionalistas lo han hecho al adelantarse en la mayoría de debates económicos y sociales, exponiendo sus soluciones si gobernasen la Xunta. El PSdeG quedó relegado a un papel secundario, y persiste todavía ante el único elemento que está agitando la política gallega antes de comenzar la legislatura: la creación de la fábrica de Altri en Palas de Rei. BNG y PP ya se han posicionado, pero no así los socialistas.

La principal baza de Besteiro para recuperar ese protagonismo perdido está en el Parlamento. El secretario xeral ocupará también escaño en la Cámara, lo que permitirá reforzar el papel del partido en el Pazo do Hórreo, mermado durante el último tramo de la pasada legislatura ante la evidente desconexión entre el grupo parlamentario y la ejecutiva nacional. Los socialistas avanzan que la suya será una oposición «construtiva, firme e responsable», que contribuya a «elevar o listón da Xunta». Y lo harán desde un grupo con experiencia en la gestión pública —un rector, una ministra, o una alcaldesa—, pero con escaso conocimiento del funcionamiento del Parlamento. Una circunstancia que podría cambiar, en las próximas semanas, con la salida de alguna diputada que permita correr la lista y dar entrada a personas con mayor bagaje.

La composición de la futura dirección del PSdeG está, por ahora, solo en mente de Besteiro, según responden desde su entorno. Hay también incertidumbre por el papel que tendrá el ya exsecretario xeral, Valentín González Formoso, de quien mantendrá el modelo económico de «reindustrializar» el país para «acabar coa Galicia de dúas velocidades» e idéntica apuesta por blindar los servicios públicos y la creación de empleo.