Ortega Cano ingresa en la prisión de Zuera en Zaragoza

La Voz LA VOZ / EFE

GENTE

Atlas

El torero cumplirá allí los dos años y medio de condena por la muerte de Carlos Parra

24 abr 2014 . Actualizado a las 00:14 h.

El torero José Ortega Cano ha ingresado esta tarde en la prisión de Zuera (Zaragoza) para cumplir su condena por el accidente de tráfico ocurrido en mayo de 2011 y en el que murió una persona cuando conducía su vehículo todoterreno en las inmediaciones de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla).

El matador de toros, que ha sido condenado a dos años y medio de cárcel, llegó con talante serio al centro penitenciario a las 20.27 horas en un monovolumen rojo acompañado de varias personas y de dos de sus abogados y no quiso responder a los periodistas que le esperaban en la puerta de la prisión.

Ortega Cano estaba acompañado por sus abogados, Enrique Trebolle y Antonio Valcarreres, por su pareja, Ana María Aldón, su pequeño hijo José María, de catorce meses, y el hermano del matador.

José Ortega Cano recogió el pasado 8 de abril en el juzgado penal 6 de Sevilla la orden de ingreso en prisión para cumplir una condena de dos años y medio de cárcel, en la que se le daba un plazo de quince días, que concluía hoy mismo.

Hasta última hora no ha trascendido que la prisión elegida había sido la de Zuera, puesto que también se barajaba la posibilidad de que Ortega Cano optara por la cárcel de Sevilla. La juez penal 6 ordenó el ingreso en prisión del torero después de que la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla decidiese, el pasado 3 de abril, no suspender la medida mientras se tramita la petición de indulto, como había pedido el interesado.

Este plazo terminaba el próximo 2 de mayo. Finalmente optó por la cárcel de Zuera, en la provincia de Zaragoza, aunque hasta hace poco se barajaban otras como Soto del Real, en Madrid, o Sevilla 1, por estar más cercanas a su domicilio y el de su familia. La elección de esta prisión zaragozana responde a la cercanía de la misma a la sede del despacho de abogados que lo ha representado en los últimos tiempos. La expectación mediática alrededor de las tres cárceles era tremenda desde las últimas horas.

A pesar de que el torero hizo todo lo imposible por evitar pisar la cárcel, pidiendo hasta tres indultos que fueron denegados por la Audiencia de Sevilla y alegando problemas de salud, finalmente, Ortega Cano tendrá que cumplir la pena de dos años y medio por la muerte de Carlos Parra.

La caída en los infiernos de Ortega Cano

Los últimos tiempos no han sido un camino de rosas para el torero, curtido en varias graves cornadas en las plazas de toros. La vida le tenía preparados a Ortega Cano embestidas incluso peores que las de un mihura. Atrás quedan los tiempos felices que compartió con Rocío Jurado, «la más grande». Los últimos años han sido una sucesión de desgracias y contadas alegrías.

Tras la muerte de Rocío Jurado, Ortega Cano se mudó a la finca Yerbabuena para residir allí con sus hijos adolescentes. Participó en ¡Mira quién baila!, mientras veía cómo su familia política se desmembraba por la herencia de la cantante. El 28 de mayo de 2011 Ortega Cano colisionó frontolateralmente contra el vehículo que conducía Carlos Parra, en Castilblanco de los Arroyos, en un lugar cercano a su finca. El brutal accidente provocó la muerte del primero y dejó herido de gravedad al diestro. Tras varias semanas en la Uci, el torero logró recuperarse. Poco después se hizo público que Ortega Cano conducía bajo los efectos del alcohol, casi triplicando la tasa permitida, algo que ha negado y intentado desmontar tanto durante el juicio como después.

Mientras comenzaba una batalla legal que finalmente perdió, comenzaron los problemas con su hijo mayor, José Fernando Ortega, que pasó varios meses en prisión por su implicación en un agresión y, ya en libertad, ha iniciado un proceso de rehabilitación para recuperarse de sus adicciones. El año pasado, cuando nació su primer hijo natural, fruto de su relación con Ana María Aldón, conocía la condena a dos meses y medio de cárcel por el accidente.