Una piscina de 400.000 euros

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El campo drenó muy mal y mediatizó por completo el partido en la segunda parte

12 feb 2016 . Actualizado a las 12:19 h.

«Ya tenemos el césped preparado. Hoy veremos el resultado después de tanta lluvia», comentaba la empresa Royalverd, responsable del nuevo césped de Balaídos, en una red social un rato antes de que el balón comenzase a rodar ante el Sevilla. Y la respuesta tardó medio partido en conocerse: el campo respondió mal. Muy mal.

El nuevo terreno de juego del estadio se vio incapaz de drenar la lluvia que cayó a lo largo del encuentro, y el campo se fue encharcando a medida que transcurrían los minutos. Durante la segunda mitad el césped fue un enemigo más para los dos equipos, pero sobre todo para el Celta, que era el único que proponía. El agua anegó el terreno de juego hasta el punto de que el balón se frenaba constantemente, impidiendo a los jugadores poner pases medidos. Resbalones inoportunos, extraños de la pelota y la tensión constante de no saber qué ocurriría con el esférico compusieron el escenario del segundo acto.

El mal drenaje del terreno de juego resultó una desagradable sorpresa, puesto que hasta ahora el campo siempre había respondido de manera notable a las lluvias. Incluso en sus peores momentos. Como muestra, el partido de Copa contra el Atlético de Madrid, donde el estadio respondió filtrando todo el agua de las inundaciones de las jornadas anteriores.

Queda por ver ahora si el mal drenaje exhibido ayer es un problema puntual fruto de que todavía no ha enraizado de forma correcta el nuevo césped, que se acabó de colocar hace menos de semana y media, o si es una cuestión más preocupante. Teniendo en cuenta que el Celta abonará 400.000 euros por la sustitución del viejo tapete y por el mantenimiento del nuevo esta temporada, más vale que se trate de un incidente puntual. El correcto estado del terreno de juego de Balaídos resulta fundamental para los intereses del equipo, que basa su éxito en bajar el balón, combinar y llegar jugando hasta el área rival.

Tras el encuentro, Sergi Gómez reconocía que el campo no les había beneficiado en absoluto en su lucha por la remontada, y Eduardo Berizzo comentaba que habían jugado sobre «un campo difícil en el que el balón no corría».

El próximo examen al que se someterá el campo vigués será el partido frente al Éibar de la próxima semana. Cuando el equipo ya llegue más descansado.